Revista Diario

El encierro

Publicado el 06 julio 2010 por Bloggermam
El encierroEs muy temprano, los músculos todavía están entumecidos y hay que dar unos cuantos saltos para entrar en calor. El murmullo de la calle Estafeta es igual al del año pasado. Falta poco tiempo para el comienzo del encierro. Es consciente de que la diferencia entre salir ileso, magullado o gravemente herido del encierro puede estar en una carrera de un centímetro de más o de menos. Concentración al máximo. Memorizar dónde vas a empezar a correr y dónde tienes que apartarte de la tromba de gente que te va a escoltar en breve.
Los estiramientos ayudan a que los músculos estén a tono, pero no eliminan ni un ápice de la tensión. El pulso del corazón cada vez está más acelerado y los nervios hacen que saltes como un muelle. Los oídos están atentos a cualquier sonido extraño. La adrenalina empieza a hacer efecto en todo el cuerpo.
El sudor empapa la camiseta, pero no se nota todavía luce un blanco inmaculado. Hoy toca correr sin periódico. Es una sensación extraña, como si faltara la mano mágica capaz de apartar en el momento preciso la testuz del morlaco.
Se oye el cohete que invita a salir a los toros de corral. El encierro ha comenzado. El murmullo se convierte en clamor y en un minuto se podrá sentir la mirada de los toros en las espaldas de los corredores. Ya no hay vuelta a atrás hay que comenzar a moverse, para que los que van llegando no te encierren y te conviertas en una diana para los cuernos de cualquiera de los toros de la manada.
Ponerse en el sitio bueno ha sido más fácil de lo que cabría suponer. Ahora sólo falta estar listo para aguantar empujones, para saltar obstáculos, para correr como poseído hacia delante, sin dejar de ver lo que viene por detrás. El corredor es una descarga eléctrica con faja roja y sin respiración.
Llegó el momento de jugarse la vida. El sonido de los cencerros se echa encima. Hay que correr para que la muerte pase de largo. El corazón se desboca, las piernas están rígidas y no dan toda la velocidad que parecía que iban a dar. La respiración se acelera hasta casi colapsar los pulmones. Esquiva al borracho de verde, salta los tres que cayeron al arrimarse a la pared, todo es demasiado rápido, te trastabillas, echas la mano hacia atrás para espantar como si fuera una mosca a una manada de moles de 550 kilos. Notas una enorme cabeza que te pasa rozando. Vas a la par. Prohibido tocar para que no se revuelva. Las piernas empiezan a fallar, pero no se puede parar. El suelo resbala. Te trastabillas, recuperas la zancada, el corredor de delante cae y no puedes evitar abrazarte a él mientras tus costillas golpean contra el borde. Tu cabeza rebota contra el suelo y puedes ver como pasan por encima los colosos astados.
Algo magullado te levantas, te sacudes el polvo de la ropa, miras a toda la gente que está pendiente de ti y dices "El simulador es extraordinario, pero mañana va a correr el encierro su puta madre".

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista