Revista Diario

El Hispano 2ª Parte

Publicado el 16 enero 2012 por Maricari
Ave, Hispano, te saludo!
Parte 1ª
El Hispano 2ª PartePasaron días y días, se cansaba de estar en casa, sin luchas, sin guerras, sólo aguas mansas… decidió ponerse al frente de los arquitectos que debían unir las dos islas del Ana con un puente y sus 26 arcos, o ¿eran 27? ¡Qué más le daba! ¡Sería una gran proeza para gloria de su césar!, siempre la obediencia y recibir órdenes, ¡vida o muerte!, siempre. Y continuó ocupado una primavera más con la dirección de un canal como brazo del Ana que suministraría agua en verano a Emérita, pero como un soldado, a caballo y con espada.

El Hispano 2ª Parte

Mérida

Emérita se estaba convirtiendo ante sus ojos en una villa importante, le iba pesando a sus espaldas y en alguna que otra cana en su pecho, con la que se entretenía su mujer cuando quería del gran mercado algún capricho, eran los momentos más exquisitos, los que hacían que su corazón latiera con brío, sofocado.
Cierto día su caballo necesitaba moverse, cambiar de posición y de actividad porque no llevaba bien dar vueltas siempre en la misma muralla, y se adentró en el Ana agitándose como hacía cada vez que se bañaba, solo que lo hacía sin montura y con el beneplácito de su dueño.
Pero hacía calor y lo que comenzó con un pisotear la orilla del río restregando alguna piedra, continuo con el estiramiento del cuello y bajada de cabeza para beber, al mismo tiempo que por sus anchas narices despedía el aire a borbotones haciendo un ruido como el que purifica la superficie del agua ahuyentando así a los insectos que tranquilamente se desplazaban sobre ella, y llegó a ser un medio baño refrescante con el agua a la altura de su cruz, lo que provocó el enfriamiento de los pies del Hispano que retornó de su tranquila ensoñación.
Recogió rápido sus botas mojadas con los estribos hacia la barriga del animal el cuál cesó en sus tragalladas, aunque no pudo evitar la hinchazón de su panza que emitía un sonido como el de una calabaza en la que entra el agua de sopetón llenando su oquedad.
Tiró de la rienda izquierda para hacer que saliera del Ana y justo al taconear para que obedeciera rápido, el animal torció el cuello y estiró la cabeza soltando un medio bufido de insatisfacción, el Hispano lo vio claro, tuvo la idea de levantar otro puente entre la isla y la puerta principal. De regreso con su caballo a la orilla miraba hacía atrás hablando en voz alta, dejándose llevar por la emoción, preparando la campaña, por lo que se embraveció y desenvainó su espada alzándola a los dioses y dejándola caer sobre el lomo de su cabalgadura a modo de verdiascazos provocando que salieran del río a galope tendido.
De murallas entendía, le había tocado enfrentarse a muchas de ellas en sus campañas, derribarlas con catapultas, derribarlas con arietes, derribarlas a pesar de resbalar por ellas aceite caliente que encendía como teas los cuerpos de sus soldados, derribarlas, derribarlas... Con estos recuerdos se entristecía, se obnubilaba y perdía las fuerzas, unas fuerzas que no debían fallarle porque tenía que acabar su campaña, salvar el cauce del Ana levantando el tercer puente entre la isla y la orilla contraria a Emérita, así estaría ya todo unido, en línea recta, porque había recibido noticias de que vendría una gran oleada de gentes itálicas ahora que Otón estaba dirigiendo Roma.

El Hispano 2ª Parte

Teatro Romano de Mérida. Antes

Sus lugartenientes eran arquitectos cabizbajos y rechonchos, faltos de pelos en cabeza y pecho, no eran de por allí, aún conservaban parte de su acento a pesar de tener esposa emeritense, y les consideraba testarudos y faltos de brío, excepto cuando desplegaban planos ante sus ojos, que lo hacían con nerviosismo en manos y les castañeteaban los dientes y entonces parecían abejas dispuestas a clavar un aguijón por espada; no, no eran espadas, eran planos de piedras y lodo, no de batallas, pero él, los acometía como una campaña áspera e imposible, salvo para guerreros a caballo y con espada como él.
Otro día, uno de aquellos jorobados arquitectos le pasó un documento sobre las mejoras que Augusto había mandado hacer en el río de Roma para evitar daños con la crecida de primavera. Y con voz entrecortada sin apartar la vista del mapa, le contó que pasaba lo mismo con este río, y terminó, como reforzando su confianza:- ¡Señor!
El Hispano al escuchar esa energia y el saludo correspondiente a un soldado de la guardia, palideció, enmudeció y dijo sí con la cabeza, mientras con nuevos aires de batalla le respondía desde el caballo:

- Tendremos que usar la misma estrategia.
Sí, respondió el arquitecto elevándose sobre los talones y lanzando el dedo índice hacia el cauce del río, y vociferando: - ¡Hay que drenarlo y alargar las orillas! ¡Señor!
Otra vez un señor con brío que dio pie a que los dos asintieran al mismo tiempo, porque ahora tenían al enemigo acorralado, ese río tendría que rendirse, estaba en los planos.
Al Hispano le gustaban los riesgos, las gestas imposibles y le gustaban los arquitectos que hacían estrategias, aunque fuesen con rocas y piedras y que no tuviesen miedo a los caballos, a las espadas y a los gritos de guerra.

El Hispano 2ª Parte

Puente Romano de Mérida. Ahora


Así que montaron la tienda de campaña en aquel mismo sitio y vieron la mejor forma de, siguiendo el ejemplo de Isola Tiberina (arquitecto prodigioso) crear un tamajar.
El arquitecto gallito (así le nombraba el Hispano en conversaciones con su mujer) le aclaró que un tamajar era un espolón alargado en el medio de la primera isla. Siempre explicando y explicando como si él no supiera cómo se las traía ese río en el invierno, con grandes avenidas, aniquilando todo lo que encontraba a su paso, como un enemigo traicionero. Pero Tiberina tenía la solución, había que estudiar dónde poner el espolón porque podría lanzar la corriente hacia la ciudad, y estuvo varios días sin ir por casa, quieto en la tienda de campaña y su hijo llevándole la comida y empapándose de planos y hazañas...
Continúa en Parte 3ª, pero otro día que hoy estoy construyendo mi tamajar...
P.D.: "A veces, dónde menos se nos parece que tenemos una posibilidad de ganar, el río de la vida nos da un tamajar"
{¡B U E N A_____S U E R T E!}
♥ ღ ♥

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