Revista Talentos

El interesante mundo de "hacer caso"

Publicado el 12 octubre 2016 por Sylvia
Como la persona sana que es, B trata de hacer su voluntad. Le digo que salga de la cocina y me entiende, pero no se sale; sin embargo, aunque no coopera cuando la saco, tampoco se resiste. Con el baño hemos tenido mayor éxito: varias veces hace caso cuando le digo que no entre y varias veces hace caso cuando le digo que salga.
Estoy convencida de que el problema, si lo hubiera -cuando no hace caso-, seria instruccional. Ella atiende y responde, tanto al contenido como a la forma de los mensajes.
Un día me dio el susto de la vida. Oí un breve quejido y la busqué por interminables diez o quince segundos, imaginando qué cosa terrible podría haberla aplastado como para hacerla pasar de un quejido ahogado al silencio... Estaba en el patio. La puerta no estaba bien cerrada y aprovechó. Le dije que no podía salir al patio "nunca", de tal modo que repitió "nunca" toda la tarde. Y ha estado junto a la puerta del patio, sin dar el paso hacia afuera. El efecto del tono tal vez se note más con el baño, porque a veces hace caso y a veces no. Si estoy, por ejemplo, lavándome los dientes, le digo "sal del baño, B", con ese tonito de mamá que repite mil veces las cosas. Pero si estoy sentada en el inodoro en los asuntos que no interesan al amable lector, entonces mi vulnerabilidad provoca un "no entres" decidido, desde que se acerca a la puerta, y se mantiene afuera.
En cuanto al contenido de los mensajes, podrá pensarse que al año y medio basta con decir "haz esto", pero he visto que de verdad funciona darle una razón. Sea que entienda cabalmente o no, darle una razón la convierte en partícipe (le muestra respeto, favorece el desarrollo del lenguaje, y otras cosas de las que  no trata esta entrada). Por ejemplo, con el baño, si le digo "el suelo está mojado", ella dice "agua - agua", con un tono un poco de alarma; así nos conectamos en la necesidad de que esté afuera. Y está la magia de las instrucciones concretas y específicas. A mí me encanta: "pon tu pie afuera del baño - ahora el otro pie". Eso le da dirección y centra su atención en algo que quiere hacer, en lugar de en la renuncia.
Silvia Parque

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