Revista Talentos
He tenido que castigar al rincón al palo de fregona por haberme hincado una astilla en la carne. Sospecho que sabe robar caricias para luego lanzar su zarpazo. Que burla la ley natural para mimetizarse con las terminaciones nerviosas bajo la piel. No pretendía herirme, sólo jugaba a estar vivo.