Revista Talentos

El juego de la banda sonora

Publicado el 14 febrero 2012 por Eldragon

Durante mi épocade estudiante, mis amigos y yo inventamos un juego llamado "el juego de labanda sonora" que consistía en elegir la canción que mejor ‘acompañaba’ lasituación que estuvimos viviendo en un momento dado. Era un juego, sin fin nirumbo fijo, que seguía el ritmo de nuestras vidas cotidianas (y que nos servía dedistracción durante las épocas de exámenes) - no nos habría importado encontrara un hombre que fuera “Too Sexy For His Shirt” (Right Said Fred), por ejemplo,y vivíamos con la esperanza de que algún día estaría “Raining Men” (The WeatherGirls), aunque, que yo recuerde, no ocurrió nunca.Por muy tonto quefuera el juego en sí, mirando hacia atrás, me parece que nos hizo más eclécticosen nuestros gustos musicales y más conscientes de la ‘ironía musical’ (si tal cosa existe). Noshizo apreciar toques de genialidad musicales en las películas, por ejemplo. La egocéntricamadre (Marisa Paredes) cantando "Piensa en mí" en "Tacones lejanos"de Almodóvar. ¡El melodrama de aquella lágrima solitaria salpicando la tarima! ¡Nosencantó!
En cierto modo,hoy en día sigo jugando al juego de la banda sonora. Puede que ya no voy enbúsqueda de canciones aptas e ingeniosas para acompañar los sucesos de mi vida.Pero sigo teniendo una apreciación real del impacto que una música adecuadapueda tener en una película, por ejemplo - y considero que una buena elecciónde la música es probablemente la parte más importante del proceso de desarrollarmaterial nuevo para nuestros talleres de teatro. Mi gusto en música siguesiendo ecléctico y, cuando estoy preparando una obra de teatro, paso muchísimotiempo – auriculares puestos - escuchando la misma pieza musical, una y otravez. 
Y esto me lleva auna curiosa observación. ¡Los auriculares! Tal vez sea porque me puedo subir denuevo a un autobús (después de años empujando un carrito de bebé) o quizás espor haber vuelto hace poco a la ciudad, pero de repente soy consciente que miresdonde mires todo el mundo - incluso las ancianitas- usan los auriculares. Y lejos están los días de los aparentososartilugios – ahora los auriculares ya van discretamente enchufados albolsillo. Por lo tanto,aunque pueda parecer que estamos todos viviendo nuestras vidas grises de laciudad, en realidad - sentados en elautobús, mirando fijamente por la ventana – estamos todos disfrutando denuestra música - inmersos en nuestra propia banda sonora, por así decirlo.Detrás de esas caras inexpresivas, ¿quién sabe las explosiones de reggae,salsa, rock... o de Julio Iglesias que pueda haber? 
Así que, mientrasla economía se desploma a nuevas profundidades y la tierra se calienta cada vezmás, creo que en este aspecto, la vida moderna se ha mejorada. Por increíble queparezca, me atrevería a decir que los viajes en autobús… los atascos detráfico… incluso los paseos en el parque son ahora un poco más agradables,gracias a la tecnología moderna - y la presencia de la música.
¿Podría ser que el juego de la banda sonora – aquel pasatiempo tonto, de hace tantosaños - finalmente se ha hecho popular? ¡¿Podríahaberse vuelto global?!

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