Revista Diario

El mejor consejo que escuché este año

Publicado el 26 diciembre 2013 por Alxndro @al_x_ndro

[Nota: este artículo fue previamente publicado en mi viejo boletín. Es el tipo de material que allí comparto junto con algunas ofertas e ideas sólo para suscriptores. Si quieres recibirlo, sólo suscríbete en la forma de la columna derecha.]

Mucha de mi atención la doy a buscar nuevas ideas, a encontrar nuevos aspectos y perspectivas que cambien y aumenten la visión que tengo de cómo funciona y puede funcionar el mundo y las vidas que en él llevamos. Y, muchas veces, de diferentes formas, en contextos distintos, hallé que varias personas hacían una recomendación hacia cómo nos enfrentamos a la vida. La forma más sencilla que se me ocurre para expresarla es la siguiente:

Sé humano.

Puede parecer un consejo evidente e, incluso, inevitable, pero creo que es muy relevante. Porque, más allá de su aparente obviedad, es precisamente lo que más nos falta en cuanto a cómo hacemos nuestro trabajo, cómo tratamos a las personas en nuestra vida, y qué esperamos de nosotros mismos.

¿Qué implica entonces ‘ser humano’? Francamente, un sinfín de cosas, todas las cuales siempre forman parte de nuestra vida. Pero lo más descuidado, como lo veo yo, es el reconocimiento de nuestra común vulnerabilidad. Porque todos somos vulnerables y eso es lo que más nos une. Porque todo lo que hemos vivido y sentido, si bien de formas diferentes, otros lo han vivido y sentido. Aunque desconocemos a la mayoría de las personas con las que cruzamos en la vida, el hecho es que tenemos mucho en común, tenemos muchos puntos de coincidencia, lo cual podemos verlo si sólo nos damos el tiempo de reconocer que todos somos parte de esta experiencia humana.

En el trabajo
En la búsqueda de una eficiencia que siempre debe ir en aumento, pasamos a comportarnos un poco como robots, realizando las tareas que se nos asignan pasando muchas veces por alto las cosas que más nos importan, nos ajustamos a ser un engranaje más en la máquina, esperando un mañana que no existe y dejando que pase el hoy. Creamos algo para vender, alguna clase de producto y, a la vez, somos productos, consumibles de la maquinaria.

Deberías hacer una pausa, atreverte a hacer lo que quieres hacer, a decir lo que quieres decir, eso es lo que nos hace falta. Ya no nos sirven más personas hechas en serie y ajustadas a los requisitos externos. Nos haces falta tú tal y como eres, con tus supuestas fallas y defectos. Tu historia te hace único, y sólo tú puedes crear eso que tienes en mente. De hecho, queremos ver cómo te equivocas, queremos ver que eres de verdad, queremos que nos cuentes cómo es ser la personas que eres. No estoy hablando de quedarte en la mediocridad, sino de que compartas tu camino a una vida y trabajo más excelentes, los demás comprenderán, son como tú.

Con los otros
En ruso la palabra para ‘amigo’ también quiere decir ‘otro’, ¿sabías? Cuántas veces nos acercamos a otros con una intención determinada. Es más notorio cuando nos acercamos a alguien nuevo a quien queremos conocer por primera vez. Tenemos una expectativa, de hecho, nuestro acercamiento, las palabras que decimos son un intento de dirigir la interacción hacia aquello que estamos esperando. Estamos tratando de controlar y manipular. Pero no nos gustaría que lo mismo nos fuera hecho, no nos gusta cuando otros lo hacen. Entonces ¿cómo es que caemos constantemente en este comportamiento?

Es porque no practicamos empatía, no reconocemos que lo otros sienten como nosotros, los tratamos como objetos y después nos preguntamos por qué otros hacen algo semejante con nosotros. ¿Qué pasaría si por un momento reconocemos que nuestra fragilidad es lo que más nos conecta? ¿Qué pasaría si nos acercamos justo desde nuestra vulnerabilidad? Porque buscamos ser aceptados, pero si ponemos una máscara de indiferencia y lo conseguimos, el hecho es que seguimos sin ser aceptados. Nuestra verdadera identidad está en las cosas que nos hacen sentir mucho, las cosas que en verdad nos importan. Es fácil ver cómo nuestras relaciones se deterioran y mueren cuando nos guardamos cosas, cuando pretendemos, cuando damos por sentado y tratamos a los demás como no aceptaríamos ser tratados.

Las divisiones que percibes entre tú y las personas existen más en tu cabeza, en la práctica tienes muchos puntos de conexión, si tan sólo te atrevieras a dejar de moverte de acuerdo a la imagen que quieres que los demás tengan de ti y si dejaras de encerrar a los demás en tu idea de cómo son. Puedes ser real dentro de un mundo que se mueve a través de apariencias y superficialidades, puedes ver a los demás tal y como son, y probablemente encontrarás varias sorpresas. Cuando te permites ser tu mismo, le das permiso a los demás de ser auténticos a su vez.

Contigo mismo
Por otro lado, ¿cuántas veces no hemos construido una imagen fantasiosa de cómo somos? Nos damos atributos narcisistas por los que no hemos trabajado, nos damos cualidades que ni siquiera son posibles. Y, cuando enfrentamos la realidad, nos vemos sorprendidos y decepcionados de la realidad de nuestra situación.

También aquí es momento de reconocer todas esas cualidades que consideramos indeseables: somos falibles, tenemos miedo, somos egoístas, tenemos que trabajar en nuestro carácter, … Tenemos que reconocer que somos humanos, que lograr las cosas que deseamos, que ser las personas que deseamos ser implica pasar por todas estas zonas oscuras, debemos reconocer nuestra tristeza, nuestras decepciones, debemos integrar todo a nuestra vida, sólo entonces podemos seguir adelante: cuando aceptamos que ser humano es ser vulnerable, que así es justamente como somos. El camino a la excelencia está repleto de pequeños rompimientos e igual número de alegrías.

El eterno obstáculo por el que solemos no dejarnos brillar en toda nuestra humanidad es que tenemos miedo. Es normal, es humano. Hacer lo que quieres, mostrarte como eres, y aceptarte como eres, implica ser sincero y ser valiente. Implica ser un ser completo, porque sólo puedes ser valiente cuando sientes miedo. Si no, en verdad serías un engranaje.

Entonces, reconoce tu semejanza con los demás, y acéptate como un ser completo…


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