Revista Diario

El otro día me puse una cinta hippie en la cabeza

Publicado el 04 agosto 2010 por Elcocteldeloscuentos
intenté disfrutar del poco verano que me queda a pesar de que me tenía que ir al trabajo, así que quise imaginarme a mí misma en las calles de Barcelona, en el apartamento que será mi casa durante esos días y mojándome los pies en el mar de entretiempo de esas fechas.
El otro día me puse una cinta hippie en la cabezaSin venir a cuento las musas llamaron a mi cabeza, yo que no quería escribir otra cosa que no fuera el Proyecto que ahora duerme. Tuve la visión de una Barcelona mágica, de una Barcelona posteriormente destruída y convertida en cenizas, de una niña que hablaba con el viento y de un chico que era de todo menos feliz, a sus tiernos catorce años.
Y así, con cinta de hippie y todo(que nada tiene que ver con el asunto que aquí me trae, precísamente), me di cuenta de que tenía una nueva historia creciéndome en la cabeza. No quería ser la chica con la cabeza más grande a este lado de la net, así que durante todo el día (en el trabajo, con los amigos...) me concentré para que la historia bajara por mi cuello y viajara por mis brazos. Cuando llegué a casa y con ello, la historia bajó hasta mis muñecas, sentí un dolor enorme, como un pinchazo, y al abrir la hoja de word y ponerme a escribir lo que salía, guiada por algunas fotos de un viaje antiguo y por una dosis de imaginación, el dolor dejó paso a una extraordinaria sensación de calma.
Cambié la cinta hippie de la cabeza por las gafas que utilizo para estar frente al ordenador. Escribí veinte páginas de un delirio que casi me dio miedo a mí misma, en medio del sueño y la vigilia, (las horas que eran ya!). Lo he repasado estos días. Y, sorprendentemente, me gusta.
El otro día me puse una cinta hippie en la cabezaDesde que tengo este blog explico mis ataques de inspiración. Porque supongo que una de las funciones de esta bitácora es, a veces, alojar entradas con poco sentido, pero con mucho significado, que parece que van a tener una base graciosa, un argumento real, un poco de fantasía y que finalmente, sólo son un reflejo de las ganas que he tenido toda la vida de escribir. Y ahora, con una extraña y nueva historia entre los dedos, me despido, disculpándome por lo raro de estos párrafos de hoy.

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