Revista Talentos

El parque

Publicado el 03 septiembre 2016 por Sylvia
B ama el parque. Hace unas noches dijo "paaarqueee" con voz casi lastimera, mientras dormía. ¡Soñando! Es de las primeras cosas que menciona cuando despierta y sigue diciéndolo hasta que vamos, cuando estamos ahí y cuando hemos vuelto a la casa. Otra noche de esta semana despertó a las dos de la mañana, fresca como una lechuga, pidiendo guayaba y parque. Tal vez no hay mejor lugar en el mundo.

El parque

Formación Cívica y Ética. Primer grado.

Tiene un libro de Educación Cívica de primero de primaria, donde aparecen varias ilustraciones de parques. Hay una grande que le encanta. La busca, repitiendo con una emoción casi ansiosa "parque-parque-parque". Cuando la encuentra sigue repitiendo "parque-parque-parque", pero más emocionada todavía.
Siempre empezamos con el columpio, porque es un rato que me doy. Me columpio con ella en el regazo, mientras digo "arriba-abajo", o le canto "estamos en el parque" o le echamos porras a lo que ella va indicando (usualmente: su papá, la teta y el parque).
Luego del columpio, puede que camine; me gusta que conozca la diferencia entre pisar las baldosas, pisar la grava y pisar las piedras grandes. Me da la mano cuando se le dificulta guardar el equilibrio. Solo una vez se ha caído como para llorar...
No tiene claros los límites del parque porque la calle está empedrada; muy mal empedrada, excepto para el juicio de B, a quien le parece bueno andar por ahí. La primera vez que quiso cruzar la calle, al llegar a la acera dio la vuelta pertinente rumbo a nuestra casa, caminó, se detuvo frente a nuestra reja y quiso entrar. No tenía idea de que reconocía la casa.
El parqueTambién puede que después del columpio vaya al sube y baja, para sentir que carga el tubo o para impresionarse cuando el tubo cae. O a los aparatos para hacer ejercicio que deberían atraer más a su mamá. O al resbaladero, por supuesto -resbaladilla, le dicen fuera de mi rancho-. Ahí hace algo que he visto hacer a todos los niños pequeños con los que hemos coincidido. No sé si tengan un pacto secreto. Ponen piedritas en la parte que queda a su altura. Su otro acto feliz de resbaladero es caminar hacia arriba: no sé si disfruta más la caminata o el momento en que le doy la vuelta y la hago bajar, resbalando.
El parqueTambién nos acercamos a los árboles, a las flores y últimamente a las hierbas crecidas. Su papá le enseñó a no romper lo que está vivo, con mucho más éxito del que hemos tenido con lo de no morder seres humanos.
Comúnmente encuentra algún palito que recoge y luego tira, o alguna piedra especial con la que se queda (está formando una colección que tal vez tenga algo de ilegal).
La pasamos muy bien. Me importa que le dé el aire y el sol, que se mueva, que vea cosas y personas y que se divierta. Casi siempre hay otros niños y con suerte, toca alguno de su edad con el que intercambia aunque sea la mirada. Ayer conoció a Julieta, una niña apenas un mes menor que ella. Pasaron juntas un buen rato. Julieta seguía a mi niña, hacía lo que B hacía, le ofreció su muñeca, le dio un beso... Yo encantada: con el pequeño estrés de estar al pendiente de que la mía no sea brusca ni "abuse" de la generosidad de la otra.
A pesar de que de verdad, siempre me da satisfacción ver su contento y su "despliegue de desarrollo", cada día me da flojera el momento de salir. No está a discusión ni depende de nada: el parque es prioridad por encima de la hora del baño o de cualquier quehacer en la casa. A menos que esté lloviendo: iremos. Pero yo soy sedentaria: del parque me gusta el columpio: sentadita. La verdad es que cuando la lleva su papá me viene muy bien; además él se está con ella ahí mucho más tiempo. Lo genial es que la lleve él, yo haga mis cosas en la casa y pasado un rato les alcance y los acompañe, con él a cargo. Bueno... siempre me da flojera, pero siempre es un gusto llevarla: un gusto grande.
 Silvia Parque

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