Ya me tocaba. Pensar. Y lo he hecho sobre la sonrisa, ese gesto facial tan comentado, alabado y… ordenado. Los imperativos circundantes en forma de carteles es lo que tienen. Sin embargo, es obvio que la sonrisa es garantía. Garantía de bienestar.
Leído el libro del que hablé en la entrada anterior, intento poner en práctica algunas de sus enseñanzas, tan sabias como intemporales, y visto el “éxito” obtenido cuando sonrío (yo, que soy de genes circunspectos), me he abonado al gesto de la felicidad, tanto en las fotos, como en el día a día. ¡Al menos más que antes!
No debe subestimarse su poder: contagiosa, la sonrisa relaja actitudes y abre puertas. Enriquece a quien la da y a quien la recibe. Retira miedos y sospechas. Es gratis, pero supone un gran regalo. Calma cualquier decepción, y reduce todo desánimo. Solea la tristeza y dulcifica las penas. Amiga a extraños y reencuentra a perdidos. Demuestra alegría hacia los que queremos, y confianza en nuestro entorno. Chispea las miradas y embellece las fotografías. A pobres que seamos, siempre podremos ofrecer una a quien la necesite.
Y si aún te quedan dudas, observa la imagen de alguien sin rastro de sonrisa. ¿No le falta lo mejor?
Una sonrisa cálida es el lenguaje universal de la amabilidad.-William Arthur Ward.
La paz comienza con una sonrisa.-Madre Teresa.
Una sonrisa es una forma barata de cambiar tu apariencia.-Charles Gordy.
Nunca estás completamente vestido sin una sonrisa.-Martin Charnin.
Una sonrisa es una curva que pone todo recto.-Phyllis Diller.
La entrada El poder de la sonrisa se publicó primero en Marga de Cala.
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