Revista Diario

El poder de las historias

Publicado el 25 marzo 2012 por Ragonzalez

El poder de las historiasA veces las noches son largas y  el sueño es esquivo, aunque se aprieten losojos con fuerza o se cuenten todas las ovejitas del mundo. A veces  despertar de madrugada es aterrizar en unremolino de angustia que gira como un ciclón y muerde el vientre como unajauría de lobos.  A veces cuando llega eldía no se soporta estar en la cama, ateridos por pensamientos que estrechan elhorizonte hasta reducirlo a un punto de melancolía o miedo, pero  no se encuentran fuerzas para enfrentarse aun mundo que parece haber perdido el color y está oculto tras la niebla.
Muchos pacientes me cuentan estas emocionescada día. Trato de escucharlos, de ayudarlos a reestructurar sus pensamientos,les doy fármacos si creo que los necesitan, trato de aportarles esperanza sinlo cual no es fácil ayudar a nadie.  Perolas noches y los días siguen ahí y no siempre están llenos de una actividadsignificativa. Las emociones perturbadas llevan a veces al abandono, a que todode igual y por otro lado en ese estado no es fácil buscar y encontraractividades significativas o simplemente distraídas con las que llenar el tiempo. En un periodo de  baja o en la jubilación los días pueden sereternos y mucha gente no tiene más recurso para distraerse que lo que le ponenen televisión. Lo que se resume en gritos y futbol a todas horas, algo nodemasiado bueno para el ánimo de la mayoría de la gente, aunque lo consuman atoneladas.
Con el tiempo he descubierto algunas cosaspor otro lado evidentes. La mayoría de las veces el sufrimiento emocional tieneque ver con conflictos no resueltos, con problemas de la vida que desbordan lacapacidad de afrontarlos de los individuos. Pérdidas significativas, problemasen el trabajo o en la pareja o con los hijos, soledad en la vejez, enfermedadesgraves o invalidantes. Y ante eso no basta con dar pastillas, aunque muchasveces haya que darlas y procurar envolverlas en un relato que sea significativopara el individuo, que sume el efecto placebo al efecto del fármaco y no loreste. 
También hay que tratar de descubrir susdilemas vitales, su cultura previa, sus aficiones, lo que le hizo feliz en elpasado o lo tranquilizó. La música que le ponía de buen humor, las películasque lo hicieron soñar, los libros sin los que su vida sería diferente. Haygente que eso sabe recordarlo y utilizarlo, otros lo han olvidado, aunque lascanciones de la radio o las películas de los programas dobles de la infanciahayan existido y persistan agazapados en la memoria.
Los médicos no deberíamos olvidar el poderde la sugestión ni el de una prescripción nacida de la empatía y labenevolencia. Descubrí poco a poco la importancia de sugerir de formadirectiva  un orden básico o más bien derestablecerlo, de ayudar a construir un cronograma del día y llenar algunoshuecos de actividades concretas y pactadas. Cuestiones elementales como levantarsea una hora, arreglarse, desayunar, llamar a un amigo concreto, pasear, etc.Cuestiones más elaboradas como aprovechar el poder de las historias o la música.
El ser humano necesita historias porque sonuna fuente de inspiración para intentar buscar un orden en el caos y encontraruna coherencia interna en la vida. La ficción da forma a la vida, dice Jean Anouilh. Y hasta ahora,por suerte, toda esa ficción estaba muy a mano en internet y se podía disfrutarincluso en la cama con un ordenador pequeño. Así ,si el sueño no llegaba, laespera era más dulce mientras se veía , por ejemplo, "Historiasde Filadelfia"; un despertar agitado en la noche era más fácil desobrellevar viendo a losSimpson  o Californicationo Los Soprano o Aquellos maravillosos años;la mañana era más deseable si esperaba un desayuno con zumo de naranja y un parde capítulos de Mad men; latarde era menos aburrida si se pasaba viendo Eva al desnudo o Centauros del desiertoo Gran Torino . Lasposibilidades son infinitas según los gustos de cada paciente. Y para ayudar aencontrar los gustos olvidados siempre estaba ahí  El poder de lapalabrahttp://www.filmaffinity.com  ospotify o goear para la música.
El tema de la piratería digital y la caídade megauloap ha hecho las cosas más difíciles. Siempre he defendido que loscreadores deben cobrar su trabajo  y queel asunto de las copias piratas debe regularse de algún modo que no perjudiquea los autores ni a las empresas involucradas. Pero el problema es que no seofrecen alternativas. Urge que ocurra con el cine lo mismo que ha ocurrido conla música. Que haya portales donde estén todas las películas y series de lashistoria, bien organizadas, que puedan conseguirse a un precio razonable ybajarse con inmediatez y calidad.   Peromientras tanto mis pacientes y yo estamos sufriendo  la dificultad de ver on line series ypelículas en  seriesyonkis, que tanto ha contribuidoa diluir el veneno de las noches y el tedio de los días.

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