Revista Literatura

El por qué de las cosas

Publicado el 24 marzo 2017 por Lachicadelte
(Está sonando: Another Sunny Day, de Belle & Sebastian)
No soy La Chica del Té porque no supiera qué nombre ponerme. La verdad es que para mi el té es inspirador. Siempre escribo aquí mientras me tomo mi Earl Grey, y suelo publicar en torno a "la hora del té" (las tres, las cuatro, las cinco de la tarde...); al menos la hora a la que yo me lo tomo. No suelo ser muy puntual británica, a veces simplemente me adelanto.
Desde siempre he tenido que saber el por qué de las cosas para entenderlas, y ahora que me pregunto el por qué de ciertas cosas que han ocurrido en mi vida, empiezo a entenderme. Ayer, hablando con mi madre, me di cuenta de que es una persona de contradicciones. Un poco como yo... un poco como todos, me parece. Me dijo que le da miedo que pase mucho tiempo en internet leyendo blogs, porque aquí contamos muchas tonterías y nos realimentamos unos a otros. Ella no sabe que escribo aquí (bueno, no lo sabe nadie), así que tampoco pude decirle que estaba en total desacuerdo con ella, y que si no hubiera escrito en este blog probablemente me hubiera vuelto loca. 
El caso es que, según ella, la vida no es tan complicada ni hace falta plantearse tanto las cosas: naces, tus padres te procuran la mejor educación posible, luego te intentas ubicar en la vida, trabajas, te asientas, etc. Me hizo gracia eso de "te intentas ubicar", porque es como si hubiera querido resumir un libro bien gordo en una sola frase: Te ubicas. Le intenté dar a entender que las cosas no son tan sencillas, que uno no puede pasar por la vida sin replantearse ciertos aspectos de ella, y al final me acabó confesando que tenía que comprenderla. Me dijo "tienes que entender que yo tengo un trauma ahí". Me sorprendió mucho que me dijera eso y le pregunté por qué; a veces las cosas más evidentes me resultan invisibles. "Pues por mi hermana; cuando se empezó a replantear tantas cosas fue cuando empezó su fin". 
Mi tía siempre fue una persona muy especial; tenía una enfermedad que la obligaba a medicarse cada día y que, por aquellos años, era una enfermedad cruel (aún lo sigue siendo) y complicada. Entre la delgada línea entre "estoy enfermo" y "soy una persona normal". Los años que la conocí estaba en esa etapa: en la filosófica, como yo suelo decir. Siempre la oía hablar de cosas que me parecían muy etéreas e intangibles, de la vida contemplativa y de espiritualidad. Leía muchos libros y siempre me pareció que nadie de nuestra familia la entendía. Yo tampoco, pero es lógico, era una niña. Nunca había sabido por qué se separó de su marido (en teoría, estaban felizmente casados); según mi madre, mi tía se empezó a plantear muchas cosas y pensó que él permanecería impasible e inalterable. Pero no fue así, entonces decidió separarse, porque no se sentía comprendida.  Y luego, al parecer, se arrepintió y pensó que podrían volver. No sé, no tengo muchos más datos. De la biografía de mi tía hay muchos capítulos que no se han hablado o que se han contado por lo bajo. Creo que por miedo.
Después de eso comenzó una andadura un tanto extraña en la vida de mi tía. A todos les tenía escandalizados. Cogía y dejaba trabajos, donó (casi) todas sus pertenencias, salía con chicos peculiares, se hizo vegetariana... Pero lo que más preocupaba a todos es que no se medicaba cuando tenía que hacerlo, lo que la acabó llevando a urgencias en más de tres o cuatro ocasiones (al menos las que yo recuerdo). Ella sostenía que no se sentía enferma, que ella no tenía ninguna enfermedad. Bueno, eso cuando se lo dices a un médico, te manda un volante al psiquiatra. Y de ahí al psiquiátrico. Diagnósticos, etiquetas, habitaciones con sábanas blancas, pasillos interminables, rejas en las ventanas y ese tipo de cosas. En realidad, para no sacar nada en claro. Nada se solucionó dentro de su cabeza; yo diría que ella, consciente de la mella que estaba causando en la familia, decidió darnos a entender que todo estaba correcto. Justamente cuando parecía que su vida estaba más o menos encarrilada (nuevo trabajo, medicación al día, piso nuevo), su corazón decidió que no podía con el exceso de todos los años anteriores, y falló una noche mientras dormía. 
Por eso a mi madre esta idea de pensar en la vida le da tanto miedo. Y todo esto fue porque yo le comenté una de las cosas que me había dicho mi ex-novio el otro día: "De lo único que me arrepiento es que haberme asentado tan pronto... de relajarme". Y de repente mi madre dije "¡Claro! Si eso ya lo sabía yo... Eso lo llevaba viendo años y años, pero claro, yo no te podía decir nada. Es que eso de que nunca quisiera salir de casa contigo, que siempre se acostara tan pronto, que le costaba mucho hacer alguna cosa contigo... Normal, ahora se arrepiente". Flipé bastante y le dije "Pues es eso mamá, ¡ahora me entiendes! Yo también llevo años pensando en ello, con esa frustración, pensando ¿esto es lo que me espera el resto de mi vida? Que vale que es un chico muy majo, muy atento, educado, trabajador, amable, cariñoso... Pero para mi había muchas cosas que faltaban."
Por primera vez sentí que mi madre me entendía. Siempre he notado que estando con él se me cortaban mucho las alas en ciertas cosas que para mí eran relevantes; pero no porque me prohibiera hacer cosas ni mucho menos, sino por su forma de ser. No le hago culpable, pues tiene otras muchas virtudes, pero en ese punto yo era incompatible con él. Supongo que esto trata de ver qué cosas estás dispuesto a aceptar de la otra persona, qué partes de ti no estarás dispuesto a desarrollar, simplemente porque con la otra persona sabes que eso no va a ser posible. Se trata de eso supongo, y del cortocircuito neuronal que me causaba pensar que mi vida sería así para siempre, que habría muchas cosas que no iba a poder conocer de mí misma... con él. Llevo años dando vueltas a esta idea, hasta que he decidido que no voy seguir con esas frustraciones a mi espalda. 
Y claro, llegados a este punto entiendo por qué mi madre está tan preocupada conmigo. Porque ve que no me motivo con nada, que me levanto sin ilusión por las mañanas... Supongo que en cierta manera ve a su hermana en mí. Pero yo encuentro muchas diferencias entre mi tía y yo. Aunque en realidad, ¿en qué nos diferenciamos unos de otros, metafísicamente hablando? En la forma de pensar, diría yo. Y últimamente sostengo que cuanto más te planteas las cosas, más riesgo corres de ser infeliz por no encontrarle sentido a tu vida. Pero no soy una derrotista ni una pesimista; si he tomado esta decisión es porque quiero ser más feliz de lo que era, porque no quiero volver a sentirme frustrada de esa manera. ¿Sería también el mismo motivo por el que mi tía tomó su decisión inicial de romper con todo? No lo sé... Pero en fin, supongo que ahora soy más consciente del riesgo, y de por qué a mi madre le crispa tanto que pase tanto tiempo "en internet". Ya le dije que tampoco estaba encontrando apoyo en mis amigos, así que me estoy dedicando a escribir, tocar la guitarra, dar paseos por el río, leer poesía y ese tipo de cosas bohemias. Simplemente, espero no estar liándola con tanto pensar. Simplemente quiero saber el por qué de las cosas, como siempre he hecho.
¡Nos vemos en el próximo té!El por qué de las cosas

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