Revista Literatura

El prisionero

Publicado el 08 julio 2015 por Alejandrajaal @jandranara5

      EL PRISIONERO

  Sueña el prisionero oprimiendo entre sus manos los barrotes de

 su celda. Los hierros fríos entre sus manos queman como ascuas

 incandescentes.

  El deseo aniquilado mil veces antes de nacer, le hace inclinar la

 cabeza y mirar fijamente al suelo sucio, frío, pequeño y ceniciento.

 Se ha acostumbrado a callar, ya no grita como los primeros días.

   El eco de su voz se perderá como en tantas ocasiones, en los

 oscuros pasillos de jueces sin conciencia, no hay pasadizo secreto,

 tampoco hay corazones nobles de limpia verdad y justicia. Los

 estigmas grabados en la piel le hacen estremecerse, agitarse, como

 mil y una vez. Constantemente le pasa. La furia interna le provoca

 fiebre y delirio. El tiempo parece deshilvanarse en el recuerdo, con

 pesados cortinajes grises que todo  lo oscurecen. En sus hombros

 cansados,  sin vida se posa el peso del mundo, y una atmósfera

 embravecida. Vapulea el recuerdo ajado y torturado del alma

 cautiva.

   ¿Existirá el alma?  ¿Tendré yo alma?

Preguntas inconexas y sin sentido atraviesan su mente errada del

 naufrago sediento; pero… hay un camino de sombras y no

 consigue una respuesta clara. Los espejismos adormecidos, forman

 figuras caprichosas, en el laberinto de su sed y soledad inmaculada.

 Él arrastra una túnica de cadenas que abre llagas en su piel

 sangrante. Con la tristeza de todas las esperas dormidas en e

l tiempo. ¿Tendré yo alma? (Vuelve a preguntarse.) Creo recodar,

 que alguien, alguna vez, dijo, que todo el mundo la tiene.

  ¡Vaya!, ¡ qué bonita frase!

  El alma es la mente, la mente es un pensamiento y todo lo que

 sientes, ¿entonces…?  Soy llanto, espera, tristeza y… nada más.

 Vago por los precipicios  sin rumbo en recuerdos de otras vidas.

 Ese no soy yo, yo soy el tambor roto que rueda por la calle: el

 suicida de mapas de otros mundos, la barca anclada en el  puerto

 que nunca salió a navegar, pero dolida, ajada y vapuleada por el

 oleaje bravío.

  Una sentencia repetida, con la señal fija hacia una estrella sin

 luz. Eso soy yo.

  Tengo delirios ¡Otra vez la fiebre! El tarro de los fracasos se

 ha roto entre  mis manos torpes,  navego en un mar de arena y

 silencio,  me escapo y vuelo alto,  veo una sonrisa clara,  un beso y

 unas manos blancas como alas que me elevan al cielo, con reflejos

 de sol y dorado terciopelo. Soy una nube de plumas perfumadas en

 el jardín de los deseos, donde los duendes bailarines se divierten

 con mi sombrero. Soy ave y sueño, prisionero y dueño, rey y

 mendigo de un mundo de tesoros aprisionados,  fabrico vientos

 vertiginosos en los que navegan los cautivos.

  No quiero hacer preguntas y, menos, respuestas de frases

 hechas, formadas con experiencias de otras vidas, de otros hechos.

 Dejad a los sabios su sabiduría secreta y métodos concretos. Yo

 soy viajero hacia otra meta, hacia el horizonte infinito y sin

 huellas. Sello mis labios a las simas de cuestiones sin respuesta,

 profundizo en el silencio denso de la soledad perpetua. Penetro en

 mis adentros, libero mis miedos antiguos y viejos, mis caricias

 dormidas, mis besos, mis deseos más secretos. Los caminos que no

 anduve, todo lo que nunca  viví, está en mí. Llevo un tesoro

 escondido que lanzo al aire de promesas olvidadas, de los cuentos

 de antaño. No quiero las palabras fingidas de consuelo ni la

 esperanza inalcanzable. No las quiero.

  Yo tengo mi credo, un alma libre que vuela y se escapa, aún,

 estando prisionero.  



Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Alejandrajaal ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta

Revistas