Revista Diario

El punto ciego más común que todos tenemos

Publicado el 30 diciembre 2013 por Alxndro @al_x_ndro

[Nota: este artículo fue previamente publicado en mi viejo boletín. Es el tipo de material que allí comparto junto con algunas ofertas e ideas sólo para suscriptores. Si quieres recibirlo, sólo suscríbete en la forma de la columna derecha.]

Te cuento algo, llevo años observando lo que pienso, me he enseñado a cuestionarlo para no caer en pensamientos unilateralmente convenientes y quedar ciego a la variedad de perspectivas que hay en el mundo. Incluso he escrito varios artículos para ayudar a quien tenga el deseo de desarrollar esta habilidad tan menospreciada en la vida cotidiana.

Y el principal objetivo de hacer esto es poder cambiar lo que pienso, cambiar mi forma de ver el mundo. A pesar de esto, debo confesar que, de entre las cosas que observo, últimamente he notado que tengo formas de pensar que no he logrado eliminar y corregir con los años. La que más he observado últimamente es esa tendencia a suponer que sé más de lo que sé.

Por ejemplo, estoy en un curso y tocan un tema que conozco y, por dentro, siento cómo comienzo a tomar posturas como si fuera un experto total en él, como si nadie tuviera algo que contarme con respecto a ese tema; siento cambiar mis pensamientos, mi postura corporal, mi disposición hacia el aprendizaje. Lo he notado tan frecuentemente, lo he observado tanto que me he preguntado si es algo que puedo cambiar o simplemente es un programa que es parte de ser humano y basta con observarlo para no caer totalmente en él.

Esto me ha llevado a buscar estar en un voluntario estado de considerar que nada sé y todo ignoro. Y lo logro por un tiempo pero siempre vuelvo a esta noción de que sé más de lo que sé: Mi vida es un eterno efecto Dunning-Kruger…

Lo que sé me también me limita
El hecho de considerar que uno sabe todo lo que hay por decir en un tema, nos cierra a aprender más, ya sea sobre dicho tema o algún otro aprendizaje colateral. La certeza mata la creación de nuevas ideas y posibles resultados.

Entre toda esta aparente certeza, más allá de un solo tema, he notado otra cosa aún que llama mi atención: hay un área sobre la que nunca parezco dudar, sobre la que pocas preguntas realizo, sobre la que parece que considero saberlo todo. Y esa área soy yo mismo. Creo saberlo todo sobre mí y no siempre lo que creo saber de mí es lo que quisiera, no siempre es lo mejor que podría saber de mí (juicios, defectos, …).

El conocerme con tanta fijeza me corta de ciertas oportunidades y posibilidades. Pienso que es un poco natural saber cómo soy pues todo el tiempo estoy conmigo mismo y me experimento. Pero, francamente, lo que sé de mí son mayormente estados pasados, experiencias que ya fueron; y, si creo tener la certeza de mí mismo ahora, las posibilidades por descubrir en lo que me falta de vida se opacan, se esconden.

Y hoy me pregunto: ¿qué pasaría si hiciera más preguntas sobre mí mismo? ¿qué pasaría si explorara más todas las posibilidades que tengo? ¿qué pasaría si me permitiera ser con menos parámetros de lo que creo que es mi persona?

Y al hacer esto me doy cuenta que puedo hacer las cosas de otra forma, que puedo hacer otra cosa enteramente, que puedo inventarme en direcciones muy variadas y diversas. Y así encuentro más opciones, más alegría en el decidir, puedo cambiar mi proceder o puedo reafirmar decisiones que ya he tomado. Esto me saca de la inercia de suponer que sé todo lo que hace falta saber de mí (y lo que parezo saber de mí suele ser un juicio en mayor o menor grado), le da un aire nuevo al mundo en el que me muevo. Seré nuevamente quien he sido sólo si yo así escojo. Yo, mi persona, soy mío para crear.

Y encuentro que todos estos descubrimientos, confirmaciones, recuerdos y aspiraciones que van surgiendo de cuestionarme sobre mí mismo, puedo clasificarlos en tres formas generales que tienen que ver con el pasado, el futuro y el presente:

1. puedo valorar y aprovechar más lo que he aprendido, cuánto he crecido
2. puedo hacer más cosas que las que usualmente sospecho, puedo atreverme a más
3. puedo quererme más hoy, no hace falta esperar a que suceda el no. 2

De hecho, este último punto es el mayor y más constante descubrimiento que tengo: Puedo quererme más (¡y ahora!). Y esto es casi inmediato en cuanto me deshago de mi idea preconcebida y mermada de quién soy. Si me quiero más, me permitiré más, valoraré más aquello por lo que pasé, disfrutaré más el lugar en el que estoy.

Si todavía tengo mi vida por vivir, si aún no he quemado todas mis oportunidades, ¿quién soy yo para juzgarme? Tengo que jugar más de mi propio lado, después de todo, también me descubro a mí mismo conforme voy viviendo.

Y, en este espíritu, al ver esto en mí, hoy te invito a que hagas más preguntas sobre ti mismo…

¿Qué pasa si te preguntas nuevamente todo sobre ti, si dudas de lo que te dices sobre ti (que eres torpe, que no puedes, que no estás listo, …)? ¿Qué pasaría si te volvieras un estudiante de ti mismo en vez de considerarte un experto en todo sobre ti?

  • ¿Por qué quiero lo que quiero?
  • ¿Qué podría hacer en vez de esto?
  • ¿Por qué soy de esta manera?
  • ¿Qué me asusta?
  • ¿Por qué me gustan las cosas que me gustan? ¿Podría escoger algo en vez?
  • ¿Cuántas formas tengo de alcanzar lo que deseo?

Esto sin un afán de minar el suelo que pisas hoy, sino por curiosidad, por conocerte mejor más allá de una idea mental que no logra abarcarte completamente. Será para darte la libertad que tú sol@ te quitas.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas