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El váter... ¿el destino de tu organización?

Publicado el 18 septiembre 2009 por Nacho
El váter... ¿el destino de tu organización?Recuerdo cuando mi madre trajo a mi casa un acuario de esos de forma de bola. A todos nos hizo mucha gracia, compramos dos peces naranjitas y ya teníamos la típica imagen de cualquier pelicula de niños. Pero la alegria duraba poco, los peces caían muertos cada dos por tres. ¿Pero de donde sacaba mi madre esos peces? ¿De un asilo? Parecía que todos vinieran a casa a pasar sus últimos días de vida. Cada vez que mi madre entraba en casa con un nuevo vertebrado acuático (por supuesto naranja) nos entraban ganas de darle la extrema unción.
En realidad no había nada malo con los peces que traíamos, los pobres bichos estaban sanos como robles y sin embargo caían fulminados en nuestra casa. Después de mucha investigación descubrimos que lo que les mataba eran los cambios bruscos de agua. Si le cambiabas demasiada agua de golpe el pobre animalejo no aguantaba el cambio y caía frito.
Estos peces habían vivido toda su vida en una pecera, en un lugar donde todo estaba completamente controlado. La temperatura era la adecuada, el ph del agua el necesario, la cantidad de comida la ideal, la luz perfecta... y este sistema diseñado al detalle para darles vida, es lo que se convirtió en su certificado de muerte segura. Cuando algo se salía de lo ideal no podían manejarlo.
Esta imagen es una buena ilustración de lo que ocurre en muchas organizaciones. Ya sean empresas, partidos políticos, asociaciones... en muchas ocasiones estas intentan cerrarse lo máximo posible al exterior para no ser "contaminadas" con ideas externas, para mantenerse en la línea que deben y no desviarse. Sin embargo, lo único que esto consigue es que cuando una influencia externa entra dentro la organización se desintegra o se desvía radicalmente de su objetivo inicial. Cuando un sistema no está acostumbrado a lidiar con agentes externos, el día que uno se cuela provoca un caos de tremendas consecuencias. Si, por el contrario, tenemos un sistema que acepta interferencias externas y aprende a vivir con ellas, tenemos una organización de larga duración.
¿Cómo podemos permitir influencias externas y a la vez mantener el rumbo de la organización?
No es tan complicado, se trata de definir claramente los mínimos que dan identidad a la organización. Por ejemplo, visto desde fuera el ADN de una empresa como Mercadona sería "Siempre precios bajos", que Mercadona tenga una marca propia, grandes y limpios locales o un buen trato al cliente, solamente son medios para hacer realidad su lema de mantener siempre unos precios bajos. Para una empresa como Apple, parece que su ADN es "Think Different", el hecho de que construya ipods o macbooks es la forma de "thinking different" en el día de hoy. Quizás en un futuro Mercadona no tenga una marca propia, o quizás Apple deje de fabricar ipods, mientras la primera mantenga precios bajos y la segunda siga siendo una empresa innovadora habrán mantenido su rumbo y por lo tanto su lugar en la sociedad y la coherencia con sus clientes.
Una vez has definido tu ADN (o esencia o principios, como quieras llamarlo) ya estás preparado para lidiar con todo tipo de intrusiones externas porque ya sabes lo que se puede cambiar y lo que no.
¿Cómo encontrar el ADN de tu organización? El ADN es aquello que te define y te da libertad. Una vez que sabes cuales son los mínimos que debes mantener tienes toda la libertad posible para cambiar todo lo demás. El ADN de una organización siempre es sencillo, transferible de unos a otros y obvio desde el exterior. Si una organización es de nueva creación se ha de tener muy claro cuales son sus principios y si la organización ya existe pero no se sabe cual es su ADN debemos preguntarnos que es lo que nos mueve a hacer lo que hacemos. En casos de organizaciones ya existentes puede convertirse en una tarea complicada lo cual indica la falta de identidad a la que ha llegado el colectivo.
Si un grupo de personas no sabe siquiera cual es su identidad no pueden permitir ni el más mínimo cambio porque no saben la importancia de aquello puesto en duda, sólo es cuestión de tiempo que el cambio encontrará su camino y la organización acabará como los peces de mi casa, tirados al váter. El váter... ¿el destino de tu organización? El váter... ¿el destino de tu organización? El váter... ¿el destino de tu organización? El váter... ¿el destino de tu organización? El váter... ¿el destino de tu organización? El váter... ¿el destino de tu organización? El váter... ¿el destino de tu organización? El váter... ¿el destino de tu organización? El váter... ¿el destino de tu organización? El váter... ¿el destino de tu organización?

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