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Elvira Madigan no tenía ordenador

Publicado el 07 agosto 2009 por Adanero
Ni falta que le hacía. Así no tendría problemas si se le averiaba. Ella a lo suyo. Con procurar que no se le averiase la cuerda floja ya tenía suficiente.
Y no tendría que aguantar a un dependiente, ciertamente perdido, que le dijese que la garantía de dos años cubre averías que se produzcan en los seis primeros meses del producto. ¡Oh sorpresa! ¿Perdido o más bien listo? Elvira, a lo mucho aguantaría que alguien le dijese que si el novio que se ha echado está casado... ¡Se siente! Y eso que en la Dinamarca de finales del XIX eso estaba muy mal visto.
Tampoco tendría que llamar a un novecientos y escuchar: "Tarinto tarinto tarin tarararariro... En unos momentos un técnico se pondrá en contacto con usted. Tarinto tarinto tarin tarararariro... " A lo mucho recibiría una carta de su amado Sixten en la que le diría: "En unas semanas tú y yo contactaremos. Técnicamente hablando, Evira mía."
La tal ElviraY volver a escuchar: "Tarinto tarinto tarin tarararariro... Disculpe las molestías, en breve le atenderemos. Tarinto tarinto tarin tarararariro...". A ella, en el peor de los casos, su amado Sixten Sparre le escribiría de nuevo: "Oh amada, disculpa las molestias que te causo. En unas semanas te atenderé. Dinamarca está muy lejos de Suecia."
Y más. "Tarinto tarinto tarin tarararariro... Siga a la espera. En unos minutos nuestro servicio técnico le atenderá. Tarinto tarinto tarin tarararariro...". El amado teniente de la armada sueca Sixten Sparre le diría: "Me pongo a tu servicio, amada mía. Pronto llegaré a Dinamarca, donde dicen que algo huele mal, y nuestro amor se verá unido para siempre"
No. A Elvira Madigan no se le averió el ordenador. No tenía. Chica lista. Y cosas del XIX, claro. Ni tuvo que aguantar que el servicio técnico le dijera: "Sí, sí. Dos años, pero ya le digo que para averías ocurridas en los seis primeros meses. Es una garantía de conveniencia" (Y casi me convence con la conveniencia). Su amado conde Sixten Sparre, teniente de la armada sueca, se haría el sueco y le diría: "Sí, sí. Casado. Pero lo mío fue un matrimonio de conveniencia. Mi amor por ella solo duró seis meses. Te lo garantizo".
Y el novecientos seguía contando: "Muy sencillo. Nos ingresa cien euros. Envía el ordenador. Lo miramos en el laboratorio. Le hacemos un presupuesto. Si está conforme, bien. Si no lo está pierde la fianza y le devolvemos el equipo". (Y el tipo pensaba que iba a tragar). El amado conde Sixten Sparre, teniente de la armada sueca y casado, le contaría: "Muy sencillo. Abandono el ejército. Huimos juntos. Nos ocultamos en el bosque y allí viviremos juntos, eternamente, nuestro amor". Y Elvirita tragó.
Desertó. Huyeron. Se ocultaron.
Y el amado conde Sixten Sparre, teniente de la armada sueca, casado y desertor, sacó su pistola reglamentaria, disparó a Elvira y luego se suicidó.
Ahora viven juntos, eternamente, su amor.
¡Cuanto daño hizo el romanticismo!
W. A. Mozart - Concierto para piano nº 21 en Do mayor K467, Andante
Rudolph Serkin, Piano
London Symphony Orchestra, Claudio Abbado

© Deutsche Grammophon 1983
En 1967 el director danés Bo Widerberg dirigió la película Elvira Madigan. En ella se cuenta la historia real de Hedvig Jensen, acróbata circense conocida por el nombre artístico de Elvira Madigan. En una gira por Suecia conoció al conde Sixten Sparre y los dos cayeron locamente enamorados. El matrimonio de él, y la ética de la época, hicieron que su amor fuera casi imposible. Tras tres años de mantener su relación oculta, tomaron la decisión de suicidarse.
De la película nadie se acuerda ya, pero hizo muy popular esta pieza de Mozart que desde entonces es conocida como Elvira Madigan.
Y no se les ocurra comprar nada en PC City.

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