Revista Talentos

"¡Encadenados!"

Publicado el 20 julio 2015 por Silvia En Exclusiva
¿Por qué muchas veces insistimos en permanecer encadenados a quién ha dado muestras, incluso en reiteradas ocasiones, de su desapego hacia nosotros?
Sin que nadie nos lo requiera, nos ponemos nosotros mismos una
soga que dejamos dominen manos que ya no nos acarician. Su frialdad no bate nuestro ardor y aún a sabiendas que somos enemigos derrotados y expatriados, permanecemos cerca asentados en la absurda esperanza, o más bien diría el error, de lograr ser dignos de ellos una vez más sin darnos cuenta que su falta de cariño debería ser suficiente para retirarnos lo más dignamente posible.
Nos "vendemos al peor postor".
Sobre la equivocada premisa "más vale malo conocido que bueno por conocer" o tal vez por el terror que en muchos produce la desconocida "soledad", nos convertimos en presos sacrificando a navajazos cualquier otra opción de
continuidad y pese a que el aire que llega está contaminado, preferimos seguir inhalando impurezas antes que sanear el ambiente o mejor aún, escapar definitivamente de él.
Si fuéramos generosos para con nosotros aprovechando el beneficio de permanecer a solas entendiendo quiénes somos y qué es lo que nos hace palpitar, quizá seríamos bendecidos con la
magia de ser felices.
Que alguien se desvanezca entre tus dedos,

no siempre significa pérdida.
El concluir sabiamente etapas que se han vivido tan sólo
condicionadas bajo una única naturaleza, pueda proporcionar apertura a otras nuevas que puede que sean más certeras y mucho más encaminadas a producirnos provecho, paz y felicidad. Pero para ello hay que sobrevolar por tu pasado recogiendo las enseñanzasdesatándote del cuello la corbata que te encarcela.
Es necesario ser libre: de ti mismo para empezar
y del resto a la par.
"El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no debe quejarse si se pasa".

Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), escritor español.    

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