Revista Literatura

Entre el goce y el otoño

Publicado el 02 julio 2016 por Rogger

Entre el goce y el otoño elijo el goce.
Hay para el otoño mucho futuro,
hoy necesito el fuego y la litera,
las brasas, el candor,
el rasguño y el cansancio.
Voy hacia tu nombre rimbombante,
voy hacia tu desafiante invitación,
sin miedo a perder,
sin mejor pago que la nostalgia.
Todo vale.
Todo pasa tan rápido como el tiempo.
Mi barco sigue su marcha
sobre los crepúsculos que te asaltan, niña impía,
oscuros y temibles como tu lengua y tus dientes.
Como tu pelo entre mis dedos.
Vale más la batalla que la espera.
Tus incipientes crepúsculos y mi guitarra,
tus incipientes curvaturas y mis avezados ojos,
sentado a la luz de las promesas,
donde acordes y perdones saltan con las tinieblas.
Entre el goce y el otoño elijo el goce.
De tus piernas sabrosas,
de tu perfecto cuerpo infame.
De tus poses de estrella,
de tu edad inocente.
De los silencios que aprendes a dominar.
De tu sonrisa marrón,
de tus ojos curiosos más que de tus dedos pequeños
que buscan y encuentran.
De tus fantasmas.
De ti, fantasma que apareciste mucho antes que tu nombre;
de ti, la noción de mi guitarreo, mi Cowgirl in the sand,
tendida ante el mar de mis dilemas.
No sé si eres una de las tres reinas de la historia
o eres las tres furcias de la canción.
No me importa.
No te acuso ni te libero.
Eres tal cual, preciosa y ajena,
tenaz e indefensa como una hormiga.
Toco mi versión de ti:
de un verano vibrante
en pleno junio moribundo,
y es mi música una escala de distorsiones y caos
pero memorable y sensitiva.
Cada tercio de ti me sugiere un solo
en mis cuerdas agudas
cada vez más enrevesado,
cada vez más vibrante
cuando piso firmemente
tu firmamento marrón.
Y al final, cigarro de por medio
pienso en mi memoria de ti,
frente a tu memoria de mi.
Y tú me miras y aguardas.
Nada falta.
Me hundo entre tus ojos y tu desfachatez.
Toco tu hombro con mi sabihondo dedo,
que viene de hurgar en tu ventrículo
hasta encontrar tus comienzos.
Por eso el goce sobre el otoño.
Por eso la quemante humedad que te proveo.
Por eso mi fiebre y mi paciencia.
Te vas,
Quedan mis versos en tus mejillas y tus versos en mi garganta.
Y queda tu fantasma de diosa de la sabiduría,
en cuerpo de fantasmal niña de veintitantos diciembres.
Sus rescoldos diseminados alumbran todo el hotel
y los demás hoteles que tomamos este mes.
Quedan holas y adioses como caos y distorsiones,
fantasmas de ti y promesas mías que no quieres oír ni crees.
Tú sabia, tú artista y tú guerrera, me aniquilas por igual.
Inicua, sutil, perversa, insólitamente ajena,
desleal como yo villano, radiante como yo opaco.
Incitante, inocente,súbita.
Tres veces reina y otras tres esclava.
De lunares mercenarios y llanto austero,
de crepúsculos, de miel y chocolate,
de piel, de ojos, de huesos,
de osadías y miedos.
Derechos Reservados Copyright © 2016  Rogger Alzamora Quijano

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