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¡entrégate a la justicia, piedad!

Publicado el 20 febrero 2013 por Polvoegallo
Piedad Zuccardi, Senadora de ColombiaRecientemente la Corte Suprema de Justicia dictó orden de captura contra la Senadora Piedad del Socorro Zuccardi, del Partido de la U; el mismo de la "U" de Uribe, no de la Unidad, como se ha hecho creer. Al respecto de la situación de doña Piedad me resulta inevitable no manifestar que definitivamente Uribe todavía tiene muchas personas, en todas las instituciones del Estado, que lo mantienen informado de cada cosa que se haga o se quiera hacer en contra o en favor de los integrantes de su parche. Nada de raro tiene que haya sido él quien le dijo a ella que se fuera del país, porque la orden de captura en su contra ya estaba cocinada. 

En efecto, pocos días antes de dicho acto administrativo de la Corte Suprema de Justicia (del 13 de febrero), ella salió del país; no en cumplimiento de alguna misión oficial del Congreso de Colombia; sino, argumentando razones personales. ¡Tremendísima coincidencia! Hace unos días hizo saber, por medio de su abogado, que pronto se entregaría. No obstante, ha transcurrido una semana y nada que doña Piedad da la cara. Se le imputan cargos por maridaje con el paramilitarismo.


Curiosa la cosa, pues resulta que ella inicialmente arrancó para Costa Rica, el mismo país a donde muchos judicializados en Colombia acuden en busca de asilo, aduciendo persecución política. Así lo hizo el primo de Uribe, Mario Uribe, a quien finalmente (ejerciendo todavía como Senador) no le funcionó la jugada, y terminó condenado aquí, también por nexos con el paramilitarismo. Se ha sabido que en este momento ella se halla en Panamá. ¡Oh, Panamá!, allí fue a donde Uribe mandó a otra de las personas que hacen parte de su equipo de "los buenos muchachos" (María del Pilar Hurtado), luego de que la Fiscalía General de la Nación la acusara por los escándalos de las "chuzadas" cuando ella era la directora del DAS. El presidente de Panamá (Ricardo Martinelli), uña y mugre con Uribe, no dudó ni un minuto para concederle asilo a una pobrecita que no hizo nada. ¿Será, entonces, que Piedad del Socorro Zuccardi también está tramitando su asilo, por sentirse perseguida política? 

Ojalá no sea así, y que sea cierto que se entregará. Un adagio dice que "si uno nada debe, nada debe temer". Entonces, no se entiende por qué esta señora no se presenta ante la Justicia. ¿Acaso está realmente en lo del asilo?, ¿acaso está tomándose su tiempo para armar su defensa, sea que sí o no es culpable de lo que se le imputa?

Piedad Zuccardi, para que se tenga más conocimiento sobre ella, es la esposa de Juan José García (también fue Senador, condenado por la Corte Suprema de Justicia por apropiación indebida de por lo menos 110 millones de pesos en auxilios parlamentarios, a comienzos de la década de los 90). Es cuñada de Álvaro García Romero (hermano del anterior, también fue Senador; condenado por la CSJ por vínculos con el paramilitarismo, al haberse demostrado que fue el autor intelectual de una masacre en Macayepo - Carmen de Bolívar). Creo que esta información es suficiente para saber un poco quién es la hoy prófuga de la Justicia de Colombia. 

La verdad es que presiento que Piedad (Zuccardi, no Córdoba) sí se entregará, que regresará a Colombia a tratar de demostrar su inocencia. Si no lo ha hecho de pronto se le habrá presentado alguna dificultad, de lo cual nadie está exento. Al menos ella, a diferencia de otros de "los buenos muchachos" de Uribe, ha dicho que se presentará ante la CSJ. ¡Vale, doña Piedad! No hay que seguirles los pasos a las otras personas que, argumentando faltas de garantía para un debido proceso, se han escabullido. ¿O no, "Dr. Ternura"?
Si Piedad se entrega a la Justicia de Colombia, que sea ésta la que finalmente dictamine si ella es culpable o no. Es cierto que la gran mayoría de los procesados por parapolítica han terminado condenados por la Corte Suprema de Justicia; pero también ha habido casos donde se ha decidido la inocencia de los imputados. Reitero, no hay que temer cuando la conciencia yace tranquila, libre de la angustia existencial que se produce cuando uno sabe que ha metido las de caminar.

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