Escritura Creativa pt. iv – El Extraño

Sobre los ejercicios de Escritura Creativa

Si os han sido útiles los primeros tres ejercicios que propuse para ejercitar vuestra imaginación y practicar vuestra escritura creativa, aquí os traigo un cuarto ejercicio muy entretenido. Para aquellos que llegáis por primera vez a este espacio ¡no os preocupéis!, aquí os dejo la lista con los ejercicios anteriores:

1. Escritura Creativa pt. 1 – Las Palabras
2. Escritura Creativa pt. 2 – Los Sueños
3. Escritura Creativa pt. 3 – Los Cuentos

En ellos hemos ido utilizando elementos aleatorios (las palabras), elementos internos (los sueños) y elementos tradicionales (los cuentos). Entonces… ¿Qué nos podría faltar?

Los elementos externos, aquellos sobre los que no tenemos un control directo.

El Extraño

Buscando al elemento inspirador

Esta vez vamos a escribir sobre una persona de carne y hueso. Un ser humano como nosotros, que respira, siente y piensa.

Pero no va a ser alguien cualquiera que conozcáis y de quien os apetece contar algo. No, la gracia sigue estando en imaginar y escribir. En ese orden. Así que… ¿Sobre quién podemos escribir? Sobre cualquier persona que veáis en la calle, en el metro, en el autobús…

Buscad a alguien, cualquiera os valdrá. Ese universitario estudiando para un examen, el hombre trajeado de mirada ausente, la mujer de aspecto cansado, el de los enormes cascos, la de los tatuajes…

Cualquiera os valdrá.

Una vez seleccionado podéis empezar a preguntaros quién es. Empezad por cosas básicas y sencillas: ¿por qué está ahí? ¿De dónde viene? ¿A dónde va?

Recordad que esa persona os va a servir de modelo, de lienzo para vuestra imaginación. No necesitáis hacer de Sherlock Holmes, es más, no necesitáis siquiera tenerlo delante durante mucho rato. Con que veáis a esa persona lo suficiente como para formaros una idea mental de cómo es os valdrá. Si, sé que está mal juzgar a alguien sin conocerlo, pero os prometo que nadie se va a enterar ;).

Profundizando con nuestro extraño

Una vez le hayáis dado una serie de atributos básicos (nombre, edad, profesión,…), vamos a pasar a la parte más divertida. Me referiré al extraño como Él por comodidad, pero siempre con intención de que sea él o ella aquel extraño en el que os habéis fijado.

¿Por qué parecía tan triste o tan contento? ¿Había tristeza en sus ojos? O por el contrario parecía divertido por alguna clase de chiste que sólo él entendiera. ¿Podéis imaginaros qué llevaba en los bolsillos, la cartera, etc.? Un abrecartas, una pluma, una piedra, un amuleto de la suerte. ¿Qué objetos pegarían con alguien como él?

¿Esconde algo? ¿Parecía nervioso? ¿Tenía algún tic nervioso? Una cojera, un tatuaje, una expresión que os sugiera algo especial, algo misterioso, algo que queráis descubrir.

Pero intentemos algo más interesante: ¿qué podía motivarle a él para estar donde estaba? La intención no es que escribáis sobre aquello que os guste más, sino por lo que más se adapte a él, vuestro extraño.

Por ejemplo

Utilicemos un clásico:

Un hombre enfundado en un traje negro de buen corte, camisa blanca y corbata oscura. Con un aspecto duro, ojos fríos, tan serios que casi parecen carentes de vida. Un porte atlético, pero suficientemente comedido como para pasar desapercibido. Llevando un maletín de cuero negro y unos zapatos a juego. Un reloj casio. Destilando suficiencia, seguridad en si mismo y mucha clase.

Sin embargo le falta parte de la gomina de su peinado, como si hubiera tenido la cabeza apoyada mucho tiempo contra algo. Y su barba tiene aspecto de llevar más de 24 horas sin ser afeitada.

A primera vista parece que no tiene prisa por llegar donde sea que vaya, que se toma las cosas con calma. Pero también podría significar que está cansado.

Véis que deja pasar un metro por ir demasiado lleno, esperando a que llegue el siguiente, como si rehuyera el contacto humano o evitase aglomeraciones por algún motivo.

¿En qué estáis pensando? ¿Qué es lo que os pide el cuerpo para este extraño?

Podría ser un agente secreto, un espía que haya pasado un largo día de vigilancia. Bien vestido, con dinero, un maletin de cuero lleno de aparatos electrónicos para escuchar conversaciones ajenas. O lleno de armas.

Su misión ha sido un fracaso, por eso está tan serio, y evita ir a donde puedan localizarle, perdiéndose en el metro en vez de cogiendo un taxi o algún otro medio de transporte más rápido.

Explicaciones sencillas y lógicas

El ejemplo anterior se presta a varias interpretaciones (el espía, el extraterrestre en su nuevo cuerpo, un emisario del cielo observando a la raza humana…). Pero ninguna de ellas es lógica, no tiene ningún sentido.

¿Qué va a hacer nuestro espía en el metro? Si quisiera mezclarse, ¿por qué rehuye a la gente? No tiene sentido.

Es más, ¿cuántos espías habéis visto en vuestras vidas? ¿Y marcianos con aspecto humano o ángeles camuflados? ¿Ninguno verdad?

El objetivo es que deis vida a un personaje acorde con la estructura en la que está embebida la historia, no que creéis lo que os apetezca más. El personaje tiene que fluir con la escena que le rodea. Y la escena no la habéis definido vosotros: es una escena real. Y os tenéis que adaptar a eso.

Porque vosotros no habéis definido las reglas de este mundo, no es vuestro libro, pero tenéis que adaptar vuestra historia a esas mismas reglas.

Podréis pensar: qué tontería, en mis historias yo controlo las reglas. ERROR. Conforme una historia va creciendo y tomando forma, dejáis de tener control sobre ese mundo que habéis creado. Ese mundo tomará forma propia y tendrá su manera particular de fluir, y tenéis que ser capaz de adaptaros a esas normas para que vuestros personajes y vuestras situaciones sean creíbles.

Vosotros mismos os daréis cuenta de que, después de 90 páginas escritas, vuestros personajes tendrán su manera de actuar, y por mucho que vosotros queráis que hagan ciertas acciones tenéis que preguntaros: ¿es esto lo que haría él de verdad?

¿Quién es de verdad el extraño?

En el siglo XIX, en Madrid, enero de 2015, en el metro de Plaza de Castilla a las 8:00 AM, ¿quién es nuestro extraño?

¿No tiene más sentido que sea un banquero, un asesor o un consultor? Un consultor que ha trabajado 24 horas seguidas preparando una reunión importante con sus clientes. Por eso va vestido de punta en blanco, ha estado trabajando en algo que no tienen para nada terminado.

Pero es todo fachada: lleva un reloj barato. Intenta aparentar que es mucho más de lo que realmente es para impresionar a sus clientes y a sus jefes. Aunque él sabe que es un fraude. Por eso tiene los ojos fríos, un aspecto duro y está tan serio. Sabe que la reunión va a ir mal, porque no es un experto en la materia ni ha tenido tiempo suficiente de preparar mínimamente esa reunión. Pero su jefe le ha obligado a ir a él, aunque había otros muchos que hubieran podido ir.

No ha perdido el metro por evitar a la gente, lo ha perdido porque está molido de cansancio y está perdido en sus propios pensamientos. No le gusta lo que hace, está cansado y no hace más que darle vueltas a una pregunta: ¿qué hago aquí?.

En ese maletín lleva un portátil y un bocadillo para poder comer mientras trabaja, nada más y nada menos. Y si os fijáis con más detalle, el maletín está muy desgastado y ha visto tiempos mejores, se nota que ha viajado y sufrido mucho.

Lo mismo le pasa a su traje. Es de buen corte si, pero está muy arrugado, como si hubiera dormido (o no dormido) con él puesto e hiciera mucho que no lo lleva a la tintorería. Y los zapatos necesitan que alguien los embetune otra vez, porque no tiene tiempo.

¿Veis? No hace falta buscar grandes historias detrás de cada personaje, sino aquella que le encaje mejor a él y con la que él encaje mejor.

Escrito por David Olier para El Rincón de Cabal

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