Esos pequeños placeres

Hace un rato preparé café, esperé 5 minutos en la cocina a que terminara de colar y subí con una taza humeante a la habitación.

El escritorio invitaba como nunca a la lectura, la señora que nos hace la limpieza tres veces por semana lo había dejado relumbrando de limpio, el cristal no tenía una solo mancha y los papeles ordenados a un costado del iMac.

Encendí la lámpara Ott-Lite, es especial para la lectura pues brinda una luz blanca y ya sentado en mi silla empecé a leer. Sentir el suave viento que se cuela por la ventana, darle un trago al café caliente y empezar una página es una sensación maravillosa, me deja siento sentido de culpa disfrutar tanto estos momentos.

El placer no podía provenir solo del libro, viene acompañado por el excelente sabor del café, es una mezcla veracruzana que me preparan en una cafetería que se llama Mi Barista aquí en Tijuana, una bolsa de dos libras de café recién tostado me cuesta $125 pesos, equivalentes a $10 USD, suficiente grano para moler en casa y degustarlo en tres semanas y mención especial el clima, a estas horas debemos estar a unos 17 ó 18 grados centígrados, las rachitas de viento fresco que mueven la persiana de la habitación se sienten como la gloria.

Vivimos en una zona de Tijuana muy tranquila, durante el día el tráfico es muy escaso y en la noche es casi nulo, a lo lejos se oye el respirar de una ciudad que descansa poco, un perro ladra en la lejanía y a ciertas horas de la noche se escucha el pasar de un avión cuando tiene unos 5 minutos de haber despegado y se enfila rumbo al sureste de Tijuana, como estamos es la esquina del país todos los aviones siguen por lo general ese rumbo.

Hoy leeré hasta después de las 12, mañana es jueves y no quiero desvelarme, hay que hacer que rinda la semana, este miércoles fue muy buen día de venta en los talleres del Norte y eso me motiva mucho,  me hace disfrutar estos momentos de lectura.

Buenas noches…