Revista Diario

Exámen de cinturón negro, viaje a Okinawa y nuevos comienzos

Publicado el 08 julio 2016 por Cads @CaDs

Aunque no haya publicado mucho que digamos, en estas últimas semanas han pasado varias cosas. Vamos a resumir por aquí.

Por un lado me fui a pasar unos días de descanso por España. Aprovechando que en breve comenzaré en una nueva empresa (más sobre esto un poquito más abajo) y el bizarro sistema de vacaciones Japonés, tenía que gastar mis días de vacaciones del año en mi empresa actual o resignarme a perderlos, así que aproveché para regresar por casa y descansar unos días, que nunca viene de todo mal.

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Al principio, al regresar a España me abrumaba la sensación de “estar de vuelta” de repente. Los aviones te dan poco margen para ajustarte y cuando quieres darte cuenta, pasas de estar rodeado de kanjis y neones, a estar subiendo por las viejas y empinadas cuestas de San Lorenzo.

Tenía que estar de vuelta antes de cierta fecha porque tenía mi exámen de cinturón negro cierto domingo, así que estas vacaciones no pudieron ser todo lo largas que hubiera querido pero bueno no hay queja alguna.
Aproveché para visitar mi antiguo dojo y conocer en persona a la gente de Seidokai España, un grupo de gente muy amable que me acogieron en uno de sus entrenamientos como si fuera uno más de ellos.

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Es interesante ver y practicar karate en diversos lugares, y poder comparar y enriquecer tus conocimientos con la experiencia.
Muchísimas gracias a Benjamín, Antonio y al resto de la familia Seidokai, de todo corazón.

En esta ocasión pasé casi de incógnito por España, si es verdad que me hubiera gustado visitar a mucha gente pero entre unas cosas y otras, sumado a que pillé un catarro hacia la mitad del viaje, hizo que optara por pasarme los días disfrutando de la familia, la lectura y de la increíble gastronomía española.

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Al regresar a Tokio sólo tuve un par de días antes del día del exámen, además pensaba haber entrenado mucho más en España, pero los últimos días a causa del resfriado a penas pude hacer gran cosa, así que entre el jet lag y los restos del catarro llegué al exámen en unas condiciones no precisamente buenas.

Dicen que lo mejor para el jet lag es que te de el sol y hacer ejercicio, así que el domingo del exámen, tras haber dormido mal y poco, salí de casa por la mañana con el uniforme de karate y la cámara llenando la mochila a partes iguales.

Por la mañana había quedado con Héctor y con mi amiga Yurie para dar una vuelta por el Shinjukuj Gyoen y ponernos al día y por la tarde, tras 300 gramos de gloria en el ikinari steak, marché rumbo al dojo para prepararme.
Llegué con varias horas de antelación, y a falta de nada mejor que hacer y para combatir el sueño que comenzaba a entrarme, me cambié en el baño y me puse a hacer estiramientos y ejercicios en la puerta a la espera de que llegaran los profesores y abrieran.
Casi dos horas de estiramientos y ejercicios dan para mucho, y cuando comenzaron a llegar los profesores y el resto de compañeros que se examinaban, yo ya estaba mas o menos reventado!

Sobre examinarse de cinturón negro de karate en Japón diré que me resultó mucho más difícil de lo que parecía en papel. Los katas que tenía que presentar los conocía relativamente bien, los había practicado bastante para algunas de las competiciones anteriores y aún así al verme en frente de mis profesores al completo, sentados en la mesa delante de mi, debo decir que me puse más nervioso de lo que había podido imaginar.

Al terminar, nos hicieron salir fuera y nos pidieron que esperásemos un rato. Yo daba por sentado que los resultados nos los comunicarían en la siguiente clase, como suele ser habitual con los exámenes de kyu, pero los dos instructores que nos asistieron durante el exámen nos dijeron que para el exámen de cinturón negro, los resultados los daban ese mismo día.

Ahí si que me puse más tenso!

Tras cerca de media hora de espera, la tensión, el cansancio y el sueño ya estaban haciendo mella en mi y comencé a sentirme hasta mal. Pero toda ese malestar desapareció de un plumazo cuando me llamaron para comunicarme que había pasado el exámen!

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“Hasta ahora has aprendido lo básico para comenzar a construir tu karate. Tu camino comienza ahora, これからも宜しく。”

空手はこれから…

A photo posted by CaDs (@cdonderis) on Jul 7, 2016 at 5:20am PDT

Todo esto como siempre, parco en palabras, pero generosos en sonrisas, que en el dojo hay que mantener las apariencias.

Creo que ese fue el primer día que dormí a pierna suelta!

Los días posteriores al exámen los pasé en Tokio, a medio camino entre la oficina y diversos paseos por la ciudad ya que aún tenía algunos días de vacaciones por consumir.
Realmente sólo tenía que hacer tiempo hasta el fin de semana ya que me había apuntado a un viaje a Okinawa junto con algunos miembros de varios dojos del estilo Gensei ryu. La idea del viaje era pasar un par de días entrenando y aprender un poco más de los orígenes del estilo que practicamos.

La verdad es que no tenía mucha idea de con qué me iba a encontrar, pero la oportunidad de poder entrenar en Okinawa, la cuna del karate, con profesores locales y pasar un par de días exclusivamente dedicado al karate sonaba demasiado bien para dejarlo pasar.
Y la experiencia resultó aún mejor!

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Toda la pereza y las dudas de pasar 2 días con un grupo de japoneses a los que conoces relativamente poco en Okinawa, se disiparon al poco de montarme en el avión.
Aquello de obligarte a salir de tu área de confort no deja de reportar buenas experiencias y es algo que sin duda voy a seguir haciendo.

Visitamos el museo del karate, el castillo de Shuri y finalmente pude vi el mar en Okinawa! (esta vez era la tercera vez que viajaba allí y aún me faltaba por catar una playa)

Resultó curioso que todo el viaje estaba relacionado con el karate, incluso los restaurantes que visitamos en los que los mismos camareros y dueños del local resultaron ser también maestros de karate o kobudo y lo demostraron montando una especie de show exclusivamente para nosotros.

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El entrenamiento en sí resultó también muy interesante, y sirvió para entender el origen de algunos de los movimientos que practico habitualmente y que nunca me había parado a pensar.
Esto del Karate no tiene fin.

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De vuelta en Tokio, pasé otro par de días de vacaciones que tenía pendientes de usar y volví a la oficina a cerrar asuntos pendientes y comenzar a prepararme para el nuevo trabajo.

Esto último es lo que más alterado me tiene.
Resulta que desde que llegué a Japón he trabajado siempre en el mismo sitio. Esto se traduce en algo más de 5 años trabajando en la misma empresa (a pesar de las sucesivos cambios de nombre y fusiones)
He llegado a un punto en el que comenzaba a sentir la necesidad de salir también de mi zona de confort en el trabajo, afrontar nuevos retos y aprender sobre nuevas áreas de negocios. Y un día casi sin querer la oportunidad se presentó por sí misma y encima nada más y nada menos que de la mano de Oskar!

Así que a lo tonto llevo 3 semanas compartiendo nuevamente oficinas (y risas) con Ikusuki. Y aunque aún hay muchas cosas a las que acostumbrarse, las sensaciones por ahora son muy buenas.

Y estas han sido mis últimas semanas por aquí. Mucho trajín, muchos nervios, algo de insomnio pero sobre todo muchas risas y buena gente por todas partes.

Así da gusto!


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