Revista Literatura

Experiencia Couchsurfing

Publicado el 23 septiembre 2014 por Ximena Torres @Ximmeetorres

Si alguien me hubiese dicho aquel 2012 cuando me hice un perfil en la página que me atrevería hacer couchsurfing no le creería, o más bien yo no me creería capaz. Al mismo tiempo me causaría admiración propia, diría al fin estoy haciendo cosas que están en mi lista. También podría comprender mejor las tantas experiencias de otros que he leído en blog, las tantas que escuche, la mayor parte dándome ánimo de hacerlo. De aquellos que me hablaron de lo maravilloso y sorprendente que puede llegar a ser la experiencia. De que los miedos son solo de nosotros y que nunca será como te lo imaginas. Tampoco será como la experiencia de Maga quien las describe como complicadas, como las de Nati quien siempre recomienda usarlo, como la de Vaini quien ha recorrido el Mundo conociendo y viviendo con gente de la comunidad y tantos otros (se me vienen ellas primero porque a dos de ellas las conozco y con la otra tengo el agrado de participar de tantas de sus dinámicas creativas). Pues llego la hora de mi experiencia, de yo atreverme a cruzar la línea y llegar a un destino que no tenga un hostal, ni la casa de un familiar o amigo de tiempo, sino que me dé la oportunidad de reunirme con una familia del lugar y pasar una noche junto a ellos. A ver que nos trajo el destino. No quiero creer expectativas, no quiero pensar en lo peligroso que es llegar donde desconocidos, no quiero tener miedo, no quiero arrepentirme, no quiero pensar en la cara de mis papas cuando sepan, solo quiero seguir.

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Y llegamos, quien lo diría. El lugar elegido Dalcahue, un pequeño pueblo a 15 minutos de Castro capital de la Isla Grande de Chiloé. Sitio que estuvo siempre dentro de nuestros planes porque nos daría tiempo para recorrer con mayor calma, pero del cual no lográbamos ninguna respuesta. Todo me llevo a contactarme antes con otro chico, con el cual tuve el agrado de juntarme en Valdivia, el me dio el ultimo empujoncito para concretar por una vez por todas mi idea de usar CS, quien no tuvo ningún problema en decirme te puedes quedar en mi casa, con toda confianza, quien me mostro otra perspectiva de couchsurfing que aún no lograda descifrar. Luego de esas horas de conversación junto a él y su amigo también CS, todo el panorama se clarifico, todo se vio más simple de lo que me parecía. Todo fue mucho más alcanzable. Después de no tener ninguna respuesta pase a tener dos en menos de 24 horas. Y esa comunidad comenzó a tener más sentido, comencé a ver de otra forma lo que ahí había. Mi curiosidad creció.

Mis miedos dejaron de ser la inseguridad de ir donde desconocidos, y pasaron a ser de mis relaciones sociales. Me analizaba una y otra vez, me auto preguntaba: eres capaz de relacionarte con desconocidos, de ser simpática, de caer bien… así partía mi nuevo manto de dudas. No sé si tienen fundamentos, porque realmente nunca he tenido problemas en ese punto y cuando lo he llegado a tener es por mi culpa porque yo quiero que sea así. Siempre me pasa cuando me vienen esas ganas de caerle mal a todo el mundo (esto me recuerda a Matías del libro mala onda). Pero luego pensaba vas con la Fer, ella no tiene problemas con eso, le encanta conversar y será quien rompa el hielo. De ahí me quedaba más tranquila. Y pensaba Xime te estas puro complicando la vida, de que te preocupas si siempre logras sacar adelante las cosas, llegaras y tu sonrisa innata hará la mejor tarea. Y así fue, creo que nunca existieron tales problemas.

Nos esperaba en Dalcahue Paulina y su mamá, quienes del primer minuto nos hicieron sentir como en casa. Nos acogieron, nos mostraron el lugar y lo más importarte nos abrieron las puertas de su hogar y de paso nos hicieron parte de un pedacito de sus vidas. Nos invitaron a la mesa, nos presentaron su familia y participamos de una noche de charla. Conversaciones que jamas olvidare junto a risas compartidas e historias narradas. Todo fue tan autentico, natural que no se parecía a ninguna a de las experiencias que conocía. Fue propia, fue nuestra. Donde ninguno de los miedos apareció, y donde solo primo el disfrutar y compartir con los demás de forma natural. En ese minuto me di cuenta que lo maravilloso de visitar lugares no es solo ver el atractivo turístico tangible, sino que vivir y compartir con los que viven ínsito en ese patrimonio. Cuando logres eso todo lo demás parecerá conocido. Y ya no buscaras el sitio para la foto sino que una conversación con alguien que vive en el lugar.

Solo después de vivir la experiencia de CS logras comprender cuál es el principal motor de alojar en casa de un residente en tu lugar de destino, entenderás que no es una alternativa tan solo económica de viajar y que es la escapatoria de pagar alojamiento. Si no que veras ese trasfondo que contrae, ese de ver todo lo nuevo con otros ojos, de comprender la cultura muchísimo mejor, a no criticar según nuestra visión y aprender a conocer desde la raíz que son las personas.

Muchas gracias a Pauli y Fabian.


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