Revista Talentos
Siempre he tenido problemas para diferenciar la fantasía de la realidad; por eso acostumbro salir a la calle vestido de mago, vampiro o seductor maldito, según la moda de eso que hoy llaman literatura. Esta mañana me ha pegado la nostalgia y he sacado el viejo traje de Alonso Quijano.