Final de la espera

Adiós para siempre, princesa.
La primavera ha terminado,
como terminaron el verano y el otoño,
con plazos y excusas pendientes.
Ahora terminará diciembre
y el próximo verano comenzará a gastarse también.
La espera tiene,
como los meses y las estaciones,
los días contados.
Quedan cinco para que la mía termine.
Y me iré trazando un hondo tajo
y tras él una muralla infranqueable.
Para no volver atrás,
para olvidar,
para cerrar las posibilidades,
para matar las fotografías.
Para escribir para todas,
menos para ti.
Para decir un definitivo adiós.
Como los verdaderos adioses
que se muerden con rebeldía.
Como los verdaderos adioses
que se construyen.
Si no renunciaste a tu orgullo,
si no me llamaste,
si no fuiste capaz de decir hola,
bebamos un café,
sonriamos frente a frente,
confabulemos en silencio,
podemos, podemos, podemos...
Pudimos, princesa. Ya no.
Sin renuncia los sueños mueren en las almohadas.
Y no renunciaste.
Mi espera terminará en cinco días,
pero comienza hoy,
esta mañana,
apenas despierte.
Paso a paso caminaré hacia el olvido feliz,
convencido, sin arrepentimientos ni pesares.
Del matrimonio en la montaña
quedarán besos y versos sin sentido,
vientos confusos,
huellas anónimas,
sortijas secas.
De la historia increíble borraré las trazas.
Derechos Reservados Copyright © 2015 de Rogger Alzamora Quijano