Ayer comentábamos que la fotografía nocturna, aún siendo compleja, tiene un áurea mágica que nos atrae, parece teñir cualquier toma o fotografía de un halo de misterio y sofisticación. Te contamos por qué.
Razones para fotografiar de noche
Luz es estable…
No cambia en muchas horas la luz de la fotografía nocturna. Por la noche el cielo se mantiene oscuro más o menos ocho horas y la luz de la iluminación artificial es siempre la misma (salvo que se funda una bombilla).
Si os dedicáis a la fotografía diurna habréis comprado que existen muchos cambios de luz según pasan las horas del día. A veces hay que esperar mucho a conseguir la inclinación, fuerza o tono de la luz, y otras veces, no parece suficiente tiempo.
El clima influye menos…
Si nos dedicamos a la fotografía diurna habremos sufrido los cambios del tiempo y sobre todo, las nubes que tapan el sol. Por la noche es muy complicado que las nubes se reflejen y perturben nuestra fotografía. Evidentemente, la lluvia intensa, la nieve o el granizo, dificultan enormemente la tarea tanto si es de día como si es de noche.
Tienes más libertad…
De movimiento, de acción, de preparación incluso de tiempo. La noche nos da más oportunidades, hay menos gente y coches en las calles, lo que nos permite posicionarnos mejor para capturar la fotografía deseada. Además, es bastante probable que no estemos en horario de trabajo, por lo que podemos dedicarnos a nuestra pasión.
¿Cuál es tu fotografía favorita? ¿Eres de día? ¿O de noche?
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