Yo no quiero que se vaya nada.
O sí. No sé.
Tal vez ese es mi problema.
No saber.
Es decir:
Quiero empalagarme.
Saturarme de tu mirada
Que brilla en el momento exacto
En el que en tu reloj de muñeca
La aguja grande roza a la chiquita
Y le gana una carrera al tiempo.
Y luego de ese mini coma diabético
-o alcohólico-
Quiero hartarme
De tu ausencia.
Magnificar cualquier gesto
Del mapa entero de tu cara,
Sobredimensionar la última oración
Que escuché de tu boca al marcharme;
Para que un día de estos
Más pronto que tarde,
Muera por volver a la misma aldea.
Yo no quiero que se vaya nada.
O sí. No sé.
Tal vez ese sea mi problema.
No quiero resignar,
Rechazar, ni abolir,
Ni negar, ni exigir.
No quiero imponer,
Ni pedir, ni rogar.
Quiero estar
Presente, ausente,
Mansa, trastornada,
Deseada, olvidada,
Ser geografía, historia,
Ser estudiada
Con la misma impaciencia
Que exige morder al caramelo duro
Dentro de la boca.
Tan sólo
No quiero que se vaya nada.
Que todo vuelva,
Como el motor de la fuente de agua,
Que succiona, y entrega.
Patricia Lohin©
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