—¿Y eso?
—Para arreglarte el váter.
—Ah, bueno, pero me gustaría más asistir a tu graduación.
Transcurridos unos veinte minutos...
—Ven, campeón. ¿Lo que hay en el fondo del inodoro es tu peluche?
—Papi, se me olvidó decirte, también quiero ser corredor de fondo.