Revista Talentos

¡Gracias!

Publicado el 20 junio 2015 por Isabel Topham
No sé qué será de esta bitácora en un futuro, si seguiré con ella o esta entrada será el último. Pero, lo que sí es cierto, es que pase lo que pase, no me pienso despedir. Lo siento. En la vida me han gustado las despedidas, y hoy no voy a cambiar de opinión. Procuro no despedirme tanto, en el sentido de saber que no volveré a ver a una persona a la que le tienes mucho cariño, en la vida. Es sufrir, sentir dolor a lo tonto; llorar. Y, vale que en la vida haya que sentir dolor aunque sólo sea para conocer la alegría del después; para saber valorar lo que se tiene… pero, sin ser conscientes de que será para siempre. Al igual que ocurre con los proyectos, y aunque éste sea sólo mi comienzo en ellos; no he parado de idear e idear. Algunos son lo que llaman un split off de trabajos de clase, y una motivación para seguir creando y creyendo en ellos; mientras que, otros comienzan siendo "pequeños" retos personales.
En definitiva, las despedidas son dolorosas porque nunca te despides de alguien a quien no le coges afecto o cariño. Ni te da pena, ni lástima ni nada por el estilo el no volver a verle; ni siquiera su marcha. Y, por tanto, estarías alargando ese momento de pena que os une a ambos en ese mismo momento. La verdad, si por mí fuera, en la vida me despediría pero, por puro respeto, me he visto en la obligación de hacerlo en varias ocasiones. Este año, me ha traído numerosas experiencias, en una ciudad que no era la mía y, a día de hoy, ya me puedo considerar formar parte de ella. He conocido a miles de gente, maravillosas y bellísimas personas (tanto por dentro como por fuera); de las cuales, y quienes ahora son recuerdos (que volveremos a vivir) fueron entes desconocidos en su tiempo. Me he visto involucrada en muchos trabajos, y han cambiado mi manera de ver el estudio, ha vuelto la inspiración, y la motivación en ellos (la misma que, en los últimos cuatro años perdí, o me robaron). Aunque, supongo, que por eso, me fue así de bien. Y no es ironía. Muchos dirán que sacar malas notas está mal, y bla bla bla; pero, según lo que he podido vivir como estudiante, hay veces que es necesario sacar esas malas notas para darle rumbo a tu vida. Para saber quién eres y a dónde vas. Para saber qué hacer con ella, en sentido filosófico. Y ya no sólo en los estudios, ni en el ámbito profesional, sino también en la vida personal de cada uno. A veces, hay que mirar al pasado para saber qué hicimos bien, qué hicimos mal y qué nos gustaría mejorar. Gracias a este GRAN cambio que ha supuesto para mí lo que comenzó siendo un "pequeño" viaje a finales de Septiembre, el cual me hizo sentir sola; y, por el que lloré los primeros dos días. Hoy, puedo decir con todo mi orgullo que lo agradezco. Que, después de la tormenta siempre viene la calma (y, como digo siempre, si no es así, siempre nos quedará el silencio). En definitiva, estoy trabajando en algunos proyectos en los cuales he puesto todas mis ganas, ilusión, esfuerzo e ímpetu por hacer algo distinto al resto de los años.
No quiero sorprender ni dejar con la boca abierta ni siquiera sacar un 10 con lo que ya sé, sino probar e innovar cosas de las que me obligo a partir desde cero; por mi falta o escasez de conocimientos sobre ello. Que me hagan fallar una y mil veces más. Que me hagan aprender de mis caídas. Que me enseñen a levantarme después del tortazo. Tengo la ilusión de aprender todo lo que pueda, y por ahora, esta idea no la descarto. Y como ya he dicho en varias ocasiones, estudio esta carrera, básicamente, por su creatividad y dinamismo; por tanto, me tira más la parte de la publicidad que de las relaciones públicas pero, eso no indica, que las rechace de inmediato ni que me dedique de lleno a ella. Simplemente, quiero aprender a saber hacer publicidad, porque una pequeña parte; al fin de cuentas, la publicidad consiste en crear contenido. Por último, añadir que no estudio algo como dicen mucho para ser publicista (que lo seré, sí) sino para hacer algo o, en su lugar, ofrecer una mejor calidad de lo que hago. Ni siquiera estoy de acuerdo con eso de "para triunfar tienes que ser el mejor en lo que haces" porque, tan sólo es necesario ser el más adecuado para el puesto.
Por todo esto, y mucho más, no me voy a despedir porque, a decir verdad, el final llega justo cuando van a dar los créditos (y eso sólo ocurre en las películas); y, recordemos que, todo final conlleva un nuevo comienzo. Una nueva etapa, que espero y haré aprovechar tanto o, incluso más que ésta que ha dado un giro de 360º a mi vida. Por eso, no he querido despedirme desde el principio de la entrada, ni pienso hacerlo ahora. Porque, aunque seáis poco, sois alguien que apuesta por mis relatos e historias. Que, ahora mismo, no voy a poder escribir de vez en cuando, pero en cuanto tenga tiempo lo haré con mucho gusto y seguiré con el blog. Que tengo muchísimo trabajo que hacer, y entre ellos, están los exámenes finales y algún que otro proyecto abierto al público. Por ahora, no puedo contar más pero, te permito pensar a lo grande que lo que traeré serán cosas enormes. Y no, no es lo último que leas de mí.
Gracias, de verdad.

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