Revista Talentos
Mis viejas sandalias, remendadas con bramante y lustradas con betún; mi pantalón beige de lino, metido de largo y de cintura; y mi desgastada camisa vaquera, completada de botones y reforzada con coderas, lucían ahora dignamente en el cuerpo de aquel hombre que me cedió el asiento en el autobús.