En pleno siglo XXI, cuando la mujer en occidente tiene todos los derechos civiles de los que goza cualquier hombre, se inventaron una desigualdad para poder insertar el patógeno cultural llamado ideología de género. El feminismo usa como bandera de lucha la “igualdad de la mujer”. Se disfraza de solidaridad con la mujer y activismo, justicia social. Mas sin embargo, esconde odio hacia las tradiciones, hacia los hombres masculinos, hacia la sociedad en general. No da alternativas al sistema actual, está en contra de él pero no ofrece opciones, quedándose en la mera destrucción: destrucción de la familia, masculinización de la mujer y feminización del hombre, denigración de la maternidad, sexualización de los niños, alentar a la promiscuidad y el libertinaje, promocionar el aborto y meterles todas estas ideas a los niños desde la escuela. En resumen: se destruye a la familia para poner en su lugar al Estado. Así, el panorama se ve poco prometedor para la libertad: un estado totalitario cuya policía es cualquiera que se sienta ofendido.
Que no te confundan. La ideología de genero dice que apoya la diversidad pero busca imponer un pensamiento único.
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El feminismo fue solo el caballito de Troya para introducir esta ideología funesta. Todo esto es parte de una agenda que busca llevar al mundo a un estado orweliano. Todo empieza aceptando el absurdo de que se puede cambiar el sexo de una persona. Tampoco se puede cambiar la edad, ni la raza. Sin embargo, una vez aceptado el primer absurdo, pronto estaremos viviendo en un capítulo de South Park. O creo que ya lo estamos viviendo.
Stefonknee Wolscht es un transexual que, antes de transformarse en mujer, se llamaba Pablo y estaba casado. A los 46 años de edad, Wolscht abandonó a su esposa y sus siete hijos para vivir lo que considera su vida “verdadera”.
En una entrevista en The Daily Xtra, Wolscht detalla su lucha por convertirse primero en una mujer y, después, en una niña de seis años de edad que habita en un cuerpo de un hombre de más de 50 años.
¡El apocalipsis ha llegado! La perversión, el absurdo, lo siniestro, lo grotesco y vomitivo es hoy aceptado. Porque ay de quien le niegue a la “niña” su derecho de tener 6 años para siempre. Ay de quien le diga que no es niña, que es hombre, que nació hombre, hace un montón de años. Que nadie puede cambiar de sexo. Pero ya no podemos decir eso.
Este caso no se queda en lo risible. ¿Qué pasa más allá del ridículo de creerse ser una niña cuando tienes tus propios hijos que mantener? ¿Qué se hace en la disyuntiva de ponerle un juicio de alimentos a una persona que legalmente no tiene edad ni para subirse solo a un autobus? La cantidad de absurdos legales indignaría a cualquier jurista cuerdo y con el mínimo de sentido común.
El izquierdismo que como parte de su discurso ateo se basa en el materialismo y la ciencia, sin embargo, oh paradojas, para efectos de seguir con la agenda de destrucción, ahora niega la ciencia. Es “genitalismo” decir que una persona es hombre biológico porque tiene pene. Y eso de genitalismo es un insulto, aclaro, que generalmente me han dicho adjunto con links a sitios que explican la teoría Queer. “Tienes que leer mucho.” sentencian. Porque de nada valen las clases de biología que tomé en el colegio. “Eso de los cromosomas es ciencia patriarcal.”
Estas ideas son extremistas, tal vez en nuestro medio no las hayamos escuchado, sobre todo en estratos bajos. Esto empieza en cierto nivel intelectual. Grupos universitarios. Mujeres jóvenes y cultas que han sufrido traumas o que pasan una ruptura amorosa, son presas fáciles de esta ideología que, como dije, se disfraza de solidaria. Así se va enquistando, desde la clase media alta, la que puede ser influyente. Son minorías con megáfonos. Hacen bulla y redactan leyes. Mientras la mayoría siga distraída, no se van a dar cuenta en qué momento sus hijos empiezan a contarminarse.
La fantasía y la imaginación son armas mal utilizadas por la izquierda. Pretende sobre ponerse a la realidad y lo verificable para algo tan objetivo como la legislación. La ideología de género señala que la auto percepción es lo único que cuenta al momento de la identidad de género, sin que tenga nada que ver la genitalidad y la actividad hormonal normal, los XX y XY son descartados por la fantasía de ideología. De este modo se merma la libertad creativa, porque no hay que ir en desmedro de la minoría que llora en redes sociales. Pues si alguien llora y te denuncia, pronto habrán leyes para la “no discriminación”.
Las libertades están en peligro. Al destruir la familia, el individuo queda a merced de cualquier cosa que le brinde un reemplazo, desviando el propósito de la existencia hacia algo vanal, hedonismo vacío que despobla países que pronto son invadidos por los bárbaros. Ya pasó durante la decadencia del imperio romano: las orgías y la depravación sexual estaban al orden del día en el momento de la caída. ¿Por qué no aprender de la historia y recuperar los valores antes de que sea tarde?
Recordemos mujeres nuestro verdadero rol: ser madres, ser creativas, ser artistas, mujeres respetuosas y responsables. Quienes somos madres tenemos el deber sagrado de guiar a nuestros hijos por el camino del centro. Educarlos en valores tradicionales, enseñarles a enfrentar la verdad y a defender la libertad, a conocer el verdadero amor. Que sean hombres de bien, caballeros galantes, y mujeres de bien, damas respetables. Retomemos los valores en el núcleo familiar y estemos alerta ante cualquier propaganda ideológica disfrazada de texto escolar. Por tus hijos. Nuestro futuro.
Aclaración que siento innecesaria
No tengo nada en contra de personas transgénero. Lo que el individuo haga me tiene sin cuidado. Sin embargo, si un individuo se agrupa con otros y se organizan en un colectivo que pretende imponer sus ideas, y redactar leyes es algo que no puedo callar. Mis conocidos trans no son extremistas y viven sus vidas en privado. Por eso somos amigos. Porque lo que haga un individuo en su vida privada me tiene sin cuidado. Y siempre defenderé la verdad y la libertad por sobre todos los valores.
© 2018, Pitonizza Punto Com. Licencia de uso: Atribución-SinDerivadas CC BY-ND
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