Revista Literatura

Helen E. Buckley

Publicado el 23 mayo 2012 por Torcuato
Helen E. Buckley

Helen E. Buckley

Un día un niño pequeño
fue al colegio.

Era un niño muy pequeño
Y el colegio era muy grande
Pero cuando el niño descubrió
Que su clase estaba justo delante de la entrada
Se puso contento
Y el colegio dejó de parecerle tan grande.

Una mañana
Después de algún tiempo
La maestra dijo:
“Hoy vamos a dibujar”
“¡Bien!, “pensó el niño
Le encantaba dibujar.
Sabía hacer todo tipo de dibujos:
Leones y tigres,
Gallinas y vacas,
Trenes y barcos-
Y sacó su caja de ceras
Y se puso a dibujar
Pero la maestra exclamó:” ¡espera!
Aún no es hora de empezar”.
Y la maestra esperó hasta que todos estuvieron preparados
“Ahora”, dijo la maestra
“Vamos a dibujas flores”.
“¡Bien!”, pensó el niño
Le encantaba dibujar flores
Y empezó a hacer preciosas flores
Con las ceras de color rosa, naranja y azul.
Pero la maestra dijo “¡Espera!”
Te enseñaré cómo se hace
Y dibujó una flor roja, con el tallo verde.
“Así”, dijo la maestra.
“Ahora ya puedes empezar”.
El niño miró la flor que había hecho la maestra
Le gustaba más la suya
Pero no dijo nada.
Le dio la vuelta al papel
E hizo una flor como la de la maestra.
Era roja, con el tallo verde.

Otro día
Justo cuando el niño abría la puerta de clase él solo
La maestra dijo:
“Hoy vamos a trabajar con arcilla”.
“¡Bien !”, pensó el niño
Le gustaba la arcilla.
Sabía hacer todo tipo de cosas con arcilla:
Serpientes y muñecos de nieve
Elefantes y ratones
Coches y camiones.
Así que empezó a estirar y pinchar
Su bola de arcilla.
Pero la maestra dijo: “¡Espera!,
¡No es hora de comenzar!
Y esperó hasta que todos estuvieron preparados.
“Ahora”, dijo la maestra
“Vamos a hacer un plato”.
“¡Bien !”pensó el niño
“Me gustan las platos”.
Así que empezó a modelar unos cuantos
De todos los tamaños y formas.
Pero la maestra dijo:” ¡Espera!”
“Te enseñaré cómo es:”
Y les enseñó a todos a hacer un plato hondo.
“Así”, dijo la maestra.
“Ahora ya podéis empezar”
El niño pequeño miró el plato de la maestra
Y después miró los suyos.
Le gustaban más sus platos,
Pero no dijo nada.
Volvió a amontonar su arcilla para hacer una bola.
E hizo un plato hondo.

Y muy pronto
El niño pequeño aprendió a esperar,
Y a observar,
Y a hacer las cosas justo igual que la maestra.
Y muy pronto dejó de hacer las cosas a su manera.

Luego, sucedió que la familia del niño
Se mudó a otra ciudad
Y el niño tuvo que ir a otra escuela,
Y su clase no estaba en frente de la entrada
Y tenía que subir unas escaleras altas
Y cruzar un largo pasillo
Hasta llegar a su clase.
Allí estaba él el primer día,
Y la maestra dijo:
“Hoy vamos a dibujar”
“¡Bien!”, pensó el niño
Y esperó a que la maestra le dijera
Lo que tenía que hacer.
Pero la maestra no dijo nada.
Sólo caminaba por el aula
hasta que llegó hasta donde estaba el niño.
“¿Es que no quieres dibujar?”le dijo la maestra
“Sí”, dijo el niño.
“¿Qué vamos a hacer?”
“No lo sabré hasta que no lo hagáis.”
“¿Y cómo lo hago?”preguntó el niño
“Pues como tú quieras”, contestó la maestra.
“¿Cualquier color?”preguntó el niño.
“Cualquier color”, contestó la maestra.
“Si todo el mundo hiciera el mismo dibujo,
Y usara los mismos colores,
¿Cómo sabríamos quién hizo qué
Y cuál era cuál ?
“Pues no lo sé,” dijo el niño pequeño.
Y comenzó a dibujar una flor roja,
con el tallo verde.


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