—¡Hijo de tigre! —alcanza a decir, antes de que su pequeño vástago lo ultime.
Revista Talentos
Al regresar al hogar, pensándose a salvo, no guarda bien el arma aún caliente y la deja ahí, de manera descuidada. Otra vez ha cumplido con lo que considera su trabajo sin experimentar la menor culpa.
—¡Hijo de tigre! —alcanza a decir, antes de que su pequeño vástago lo ultime.
—¡Hijo de tigre! —alcanza a decir, antes de que su pequeño vástago lo ultime.