Hilanderas y Arañas

La Fábula de Aracne o Las Hilanderas 1657, es una Obra de sus últimos años de vida de Diego Velázquez en la que eligió una escena de la Real Fabrica de Tapices; este cuadro se encuentra actualmente en el Museo de Prado en Madrid España, sin embargo el cuadro es algo más que un día cotidiano en un taller de hilanderas, prácticamente hay tres escenas en un cuadro y un fragmento del mito de Aracne magistralmente escondido.

Las Hilanderas

Se dice que Aracne era la mejor tejedora de Lidia, ella era muy bella, inteligente y muy orgullosa de sus virtudes, le gustaba proclamar a los cuatro vientos que era la mejor tejedora del mundo, incluso mejor que Palas Atenea, Diosa de las hilanderas y bordadoras. Como sabemos los dioses griegos no eran precisamente templados de carácter, por lo que no es de extrañar que Atenea encolerizada por el comentario de Aracne haya decidido darle una lección divina, al estilo griego.
Luego visitarle en forma de anciana para ver sus telares y confirmar con sus propios ojos qué ésta no bajaría de su pedestal y que para colmo, esta mortal la desafiaba abiertamente a una competición! Todo el barrio se preparó para este imperdible show del momento, (en ese tiempo los realities eran in situ), ambas empezaron a tejer prodigiosamente, Atenea una obra que exaltaba el poder de los Dioses y Aracne en cambio tejió un telar que mostraba sus peores debilidades dando a entender que estos no eran todopoderosos, los curiosos presentes quedaron mudos de asombro. La Diosa furiosa destruyó el telar de Aracne y la golpeó en la cabeza, a pesar de que Aracne tarde comprendió el error de desafiar a los dioses fue condenada a tejer hilos nacidos de ella misma, convirtiéndola  así en una araña, siempre colgada y siempre tejiendo!
Son variadas las interpretaciones que se hace de esta obra, lo rescatable para mi es la importancia del oficio de tejer y la mujer tejedora, oficio que las arañas conocen muy bien, el arquetipo de tejedora para la mujer de hoy tiene además una importancia vital para la salud mental, ya que el hilo se vincula simbólicamente  con los lazos y vínculos, además con la creación y la vida.
En la Edad Media existían gremios de tejedoras, el arte de tejer tiene también un valor comunitario, hasta hace unas décadas que las mujeres se juntaban para tejer, esta practica tuvo a su vez contextos ritualísticos e iniciáticos, la historia muchas veces minimiza el valor de este aspecto del oficio porque se resguardaba en las tradiciones orales.
Si trabajamos con el arquetipo de la mujer tejedora, vale preguntarnos ¿Qué tramas hilamos en nuestro día a día? ¿Qué conexiones realizamos consciente o inconscientemente? ¿Qué alcance tienen mis redes? El oficio de tejer brinda la posibilidad de tejer o y deshacer el tejido, así como la araña como animal totémico se asocia con la construcción y destrucción, esa misma red que construye es también trampa para insectos  y se realiza desde adentro hacia fuera indicando así un camino de trasformación.