Revista Diario

¡Huele a pólvora!

Publicado el 14 marzo 2014 por Elva
¡Huele a pólvora!      Nunca olvidaré la sensación vivida hace nueve años. Recién trasladada a esta ciudad mediterránea, viviendo en pleno centro de la misma, me tocó acudir en vivo y  en directo a mi primera despertà. Puedo prometer y prometo, que por unos minutos olvidé totalmente donde estaba. Mi corazón se paralizó por unos segundos. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Había estallado la tercera guerra mundial y yo no me había enterado? Un sonido atronador resonaba en la habitación y no entendía qué pasaba. Entonces recordé que ya no vivía en mi isla sino en Valencia y, exactamente, en plena calle Russaffa, donde las carpas de los casales falleros se habían apoderado de ella desde hacía días. 
   En aquel momento no entendí cuál era la gracia de montar aquel estruendo a las siete de la mañana. Reconozco que aún no la entiendo. Igual porque no soy valenciana y no llevo la pólvora en las venas. Ahora las despertàs ya no me cogen por sorpresa, claro que también el truco es que ya no vivo en pleno epicentro falleril, je je je, aunque en la plaza de casa ya está montada la carpa desde hace una semana y los primeros ninots se mojaron ayer con la lluvia.   No hay tanto petardo, aunque ahora mismo suena alguno de fondo mientras escribo. Lo peor, a mi piojo le mola la pólvora, grrr..., ¡qué le vamos a hacer es medio valenciano! (¡No iba a ser perfecto! Ja ja ja ja ja ja ja ja, más de uno me va a matar pero saben que lo digo de broma y con todo el cariño, ja ja ja ja). Así que esta tarde tocará comprar bombetas para que haga un poco el  cafre en el parque.   Un poco o mucho porque ahora toca pasar con él cinco  días de fiesta. Cinco días que para más de un padre puede ser un auténtico caos. ¿Cómo te las arreglas si tú no tienes vacaciones? Conciliación, divino tesoro, ¿podremos disfrutar de ti algún día en este país?       En estos días el ruido se apoderará de la ciudad. Yo seguiré saltando y acordándome de los padres de los críos que tiran petardos cuando paso por su lado mientras mi perro seguirá derechito como si hubiese oído pajaritos...y es que él también ha nacido aquí. 
¡Felices Fallas!
Besitos Avainillados  

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