Revista Talentos
Descubrió la cima más prominente del mundo tras una esforzada búsqueda. Una mañana la ascendió temprano, acompañado de su violín. Lo extrajo del estuche, le apretó las clavijas, afinó sus cuerdas, empuñó el arco y tocó pulcramente. Nadie escuchó melodía alguna. La música, para entonces, era solo una palabra huera.