Revista Diario

Indies...

Publicado el 05 abril 2013 por Jordi_diez @iamxa

Indies...Hola, 
Hace tiempo que quiero escribir sobre el movimiento de escritores Indies (de independientes), pero cada vez que tenía claro qué quería decir aparecían nuevos personajes en escena, o se producían cambios importantes sobre la percepción que tengo de este movimiento.
Mucho se ha escrito ya sobre él como para que yo explique ahora de que se trata. Mi amiga Blanca Miosi, un hallazgo genial, y otros compañeros de paraguas como Puri Estaril, Fernando Gamboa, Marta Querol, Josep Capsir, David de Pedro, Frank Spoiler,... entre otros (¡somos muchos!) ya han hecho referencia a este movimiento con mucho más detalle y acierto del que yo vaya a explicar aquí.
Por mi parte he de reconocer que nunca me he sentido cómodo en un grupo, ni siquiera de vecinos. Inmediatamente soy aceptado o invitado a formar parte de un colectivo pienso que si existe un grupo de gente que piensa igual que yo, seguro que estoy equivocado, y en ese mismo instante comienzo a buscar nuevos puntos de vista. Es automático. Me pasa en todo, con los amigos, con la política, con el deporte, con cualquier tema con el que me sienta identificado, aún por mucho que haya luchado por llegar a él, en cuanto aparecen tres más que parecen pensar como yo me entran unas ganas terribles de cambiar de amigos, de partido, ser de otro equipo o rezar a otro Dios (si rezara…).
Por este motivo siento un tanto de pudor al hablar de este movimiento que se compone de un grupo de escritoras y escritores que publicamos directamente en las plataformas que nos lo permiten, y que hoy en día son numerosas, siendo la más conocida la omnipresente y omnipotente Amazon. Este grupo de escritores, sin contar con el apoyo de una empresa que nos promocione, lo hacemos de forma artesanal con todos los medios a nuestro alcance, principalmente la buena fe y las redes sociales, aunque cada vez parece que lo vamos haciendo mejor y más organizados.
No por ello desmerece el resultado, ojo, porque son docenas de miles de descargas las que se producen de nuestras novelas, pero sí me causa una sensación de endogamia que he de vencer cada vez que recuerdo, a mis pocos y sufridos seguidores, la lista de novelas que pueden comprar a precios escandalosamente asequibles en Amazon. Una lista que la componen las obras de una serie de gente con quien facebooqueamos y nos tuiteamos como si nos conociéramos de toda la vida, y que creo (sin duda alguna) que es lo mejor de pertenecer a este grupo. 
También me produce una cierta preocupación, y porqué no decirlo, un tanto de vergüenza no haber leído apenas ninguna de estas novelas (salvo alguna excepción), entra las que se engloba una parte de mi escasa y mísera obra sin saber si es bueno o no que me identifiquen con ellos,  o peor aún, a ellos conmigo. 
Con respecto a la venta, en mi caso particular no he notado ninguna diferencia entre pertenecer a un grupo, o a una editorial. Las ventas de mis novelas se encuentran en estado de letargo desde hace meses, desde el momento que decidí publicar mi segunda novela, El péndulo de Dios, con Ediciones B, donde entró por la puerta lateral (más bien una que tienen al fondo...) y donde se ha quedado en estado de hibernación, primaveración, veranización y otoñación hasta el día que recupere los derechos. Pero dicho esto, la pertenencia a un grupo de gente tan variada, de edades, sexos y procedencias tan distintas, me gusta. Me hace sentir bien esa proximidad que dan las redes sociales al mismo tiempo que permaneces en la más absoluta distancia, sin compromisos más allá de los que puedas asumir de buen grado. Aprovechándonos los unos del esfuerzo de los otros, los otros de la tirada de los unos, y todos de la inercia que se está consiguiendo en común. Me gusta.
Me gusta ver que si entras en la página de Fernando Gamboa, todo un fenómeno, o de Blanca Miosi, en la parte inferior de la pantalla hay una pestaña que dice “Customers Who Bought This Item Also Bought” aparecen mis novelas, como advirtiendo al lector, ¡ojo, si has comprado ésta, no te puedes perder las de este tipo! ¡Los otros ya lo han hecho!
He leído comparaciones odiosas, que no comparto en absoluto, entre este movimiento y otros de generaciones anteriores. No creo que estemos, ni por asomo, en capacidad de representar ningún momento ni circunstancia especiales, como sí lo hicieron otros movimientos literarios del pasado, y lo harán los de verdad en el futuro. Quizá en unos años esta marea de escritores Indies cribe un grupo de cinco o diez autores con calidad suficiente para enarbolar la bandera de un movimiento literario, y no únicamente tecnológico o comercial, pero todavía siento que estamos lejos de ver algo así.
La auto publicación no exige mayor control que el propio, y eso lastra la calidad de una parte importante de las obras. Historias que con un poco de ayuda profesional habrían resultado escritos de calidad, pero que se quedan a un paso de conseguirlo. 
En la industria se nos conoce como friquis, seguramente con bastante razón, yo mismo lo soy con disimulado orgullo. Pero que un buen número de obras publicadas bajo el sello de Indies no cumplan con los requisitos mínimos de calidad, sin duda ayuda a esa percepción. 
Por fortuna existe un factor que los friquis sí dominamos, y es el respeto al lector, la cintura suficiente como para reconocer cuando nos hemos equivocado, cuando una portada no está a la altura, o un texto necesita ser repasado de nuevo, y la predisposición absoluta para hacerlo. El cariño al eslabón más importante de la cadena y que durante años ha estado olvidado: el lector.
Acabo con dos pequeñas preguntas:
¿Cuántos escritores de éxito comparten, copian, responden o tuitean con sus lectores?
¿Cuántos trabajadores, que sacan horas de sueño para escribir, comparten, copian, responden o tuitean con sus lectores? 

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