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Infiernos Argentinos (capítulo 3)

Publicado el 05 noviembre 2014 por Pablo Ferreiro @pablinferreiro
Infiernos Argentinos (capítulo 3)

Infiernos Argentinos (capítulo 3)

Mi espíritu curioso se chocaba con los miedos que me generaba la aventura, pero llegaba el recuerdo Clara y desempataba a favor del seguir. Estaba en el baile, iba a bailar en serio. Mi siguiente infierno en el mapa era Rosario. Gracias a Dios (ahora sé que existe) no debía viajar en avión. Llegué pasadas las 11 de la mañana, tomé un café en la costanera. Rosario es una ciudad que tiene todo, cultura, buena comida, Fútbol,río y sobre las mujeres más hermosas de toda la Argentinan traicionar a Clara solté alguna mirada indiscreta. Una vez más me moría por descubrir porque era un infierno, demasiados angeles. Luego del café con dos pancitos de grasa encaré para lo de mi amigo, el japonés Tiriyaki.La casa del japonés, artista rosarino de ley, parrilla en el patio, sillón, ventilador, nostalgia. Tomamos unos mates, luego finiquitamos unos churrascos a la parrilla. Un poco pasado de vino y temiendo olvidarme el objetivo principal de mi viaje:-¿Sabias que acá hay un infierno?-¿ Queres acostarte un ratito? El primer calor es el peor...- Te hablo en serio, estoy buscando a Clara, puede estar acá.-Clara murió- Si, si. No te voy a explicar porque va a parecer que estoy loco, peor de lo que pensas ahora. Vos decime donde crees que debería estar el infierno en Rosario.-Haciendo como que a mi me pegó el vino y el calor como a vos, rindiendo culto a  nuestra amistad, voy a entrar en el juego. Si alguien sabe de infiernos acá, es el petiso Palma, albañil brujoEl ponja llamó al petiso. Palma dejó de arreglar el techo de su casa para venir. Entró en la casa con una musculosa que dejaba ver a quien quisiera hacerlo su tatuaje del Partido Justicialista.  -En efecto compañero, Rosario es un infierno. Pero no lo tiene que andar contando por ahí porque lo van a tratar de loco. -o de borracho o insolado (agregué). - El averno funciona en la parte norte de la ciudad, cerca de la casa de Central. Tenga cuidado, este infierno es muy tentador, se lo digo yo.El petiso señaló su tatuaje. -¿ Usted trabaja para él?- Yo sirvo a Perón, que es extraterrestre.Cuando vi que el tipo estaba mal de la cabeza, dejé la conversación amablemente exponiendo mis reparos ante el populismo y sus efectos. Antes de irme pedí indicaciones- ¿Tiene algún conocido que me vaya a ayudar?- Me extraña que me pregunte eso. En el infierno no se puede confiar en nadie. Si pudiera lo ayudaría aunque no sea compañero, no soy sectario. No se si lo volveré a ver, pero tengo una certeza: en su futuro hay una gran alegría y una gran pena, pero también hay mucha oscuridad. Yo que usted me vuelvo para mi pago.- Ya estoy jugado querido amigo.Saludé al japonés que andaba un poco distante. El petiso se quedó haciendo observaciones sobre el cielo raso. Caminé por Rosario, para el lado de la cancha de Central, atento a todos los bares, a todos los tipos. Paré en uno al azar de la avenida Génova a tomar un vermouth con ingredientes. El café estaba lleno de desgraciados, debía ser el lugar indicado. -Aquí tiene,porteño.-Gracias-Seré curioso ¿Usted escribe?-Como se dió cuenta.-Aquí todos escriben. ¿Vino a ver al maestro?-Claro.-¿Tiene el salto y seña?- ¿Hace falta?-Disfrute su vermouthEl tipo se fue como si no hubiera pasado nada. Un pelilargo con pelada arriba y la camisa desabrochada se me acercó. Estaba transpirado.-¿Se lo va a tomar todo?- Beba buen amigo.-Gracias, hace mucho que estoy trabado sabe. Cada día sale más caro el trago aquí.-Mire usted...-Por suerte no es el peor lugar. Aunque el maestro es implacable.-Ni que lo diga. Yo no lo pude ver aún.-Está siempre muy ocupado, cada día llegan más personas.-¿ Le puedo pedir el favor de su vida? ¿Sabe el salto y seña?-Eso es muy personal.- Le invito otro vermouth-Cerveza.-Hecho.-El salto y seña es todo lo que ya se ha dicho. Una primer idea, casi cualquier cosa sirve. Ya casi todo se ha dicho. Sea genuino y pasa, todos los malos estamos acá.-Suerte con su tareaLlamé al mozo. Pague la cerveza más cara que el vermouth.- “Río abajo se esconde la verdad, sólo unos pocos se animan a buscarla, los otros son felices”. (improvisé)-El maestro termina con una recién llegada y enseguida está con usted.Me entusiasme. Tal vez Clara estaba ahí a unos pocos metros, esta locura terminaría. Transpiré y pedí una cerveza para la espera, como se supone, carísima. La puerta se abrió pero salió una vieja con un pañuelo en la cabeza. - Galvez (gritó el tipo de adentro)Pasé con la actitud de los que han tenido la victoria en sus manos, con resoplidos profundos. En la minúscula oficina había un tipo de bigotes, vestido como si aún viviera en el siglo 19, su mirada estaba llena de fuego.- Mi nombre es David Peña. En que puedo serle útil.-Busco a una mujer, se llama Clara.- Como supondrá esto no es la comisaría mi amigo.-Sólo vine por eso, si no puede ayudarme me rajo.-No puede irse, usted ya es parte de este infierno.-Tengo carta blanca de su jefe, si no va a decirme nada sobre Clara, déjeme salir.-ay los porteños y su prepotencia. Reglas locales, por un tema de jurisdicción acá no hay carta blanca para nadie no hay ni ricos ni entenados. -¿Como hago para salir?-Como todos los artistas olvidados, horribles, frustrados, inútiles que habitan este infierno. Debe producir algo maravilloso, algo que me parezca lo suficientemente bueno para que lo largue. Si no lo hace se queda acá, dando vuelta por los bares de Rosario, cada vez más borracho, cada vez más arruinado, cada vez más inservible.El tipo encendió un cigarro armado. - Le advierto, soy un hombre difícil. ¿Sabe lo que dijo otro Gálvez de mi? que era un idealista. Pero agregó: "El idealismo es una virtud, pero si se pasa de la raya se convierte en un defecto, en cuanto incapacita para la lucha por la vida.". Espero con ansias lo que me quiera presentar. Ahora váyase que siguen llegando condenados.El mozo vino a sacarme de la oficina. Me dió un papel y un lápiz. Salí a caminar. Rosario había cambiado, era una sucesión de bares, en los arrabales había muchísimos tipos borrachos, minas desarregladas y pintarrajeadas,los barrios estaban silenciados por la penumbra. Era parecido a esas islas que cuentan los libros, donde los piratas paraban a aprovisionarse, pero en cambio, todo estaba cubierto de tristeza y tango. Imposible escribir algo hermoso aquí, todos eran perdedores, todo estaba arruinado, todo era una pose.Volví al bar luego de vagar dos días, el mozo incorruptible estaba limpiando vasos que nunca quedaban transparentes. No había ningún tipo, sólo la vieja del pañuelo,  me le acerqué en un arrebato social que, supongo, fue  producto de la imposibilidad de tener cercanía con los seres despreciables que habitaban el reino rosarino de Satanás.- La noche es larga.- Siempre sale el sol, muchacho. No sea tan depresivo, usted recién llega.-¿Hace mucho que está?-30 años.-Es imposible salir de aquí.-No si uno se lo propone.- Si usted es tan piola porque no salió.-No quiero salir. Estoy esperando a alguien.-Si no llegó hasta ahora…-Vendrá-A  quien espera.-A mi hijo.Comprendí enseguida, la dejé en paz.La vieja apretó un rosario, sus ojos se cerraron, sonrió. Tal vez soñaba con su hijo que no sabe donde esta, soñaba que volvía, soñaba con la justicia. La fé la mantenía viva, también lo mantenía vivo a él. Mis ojos se llenaron de lágrimas, pensé en su integridad, su paciencia, su dolor, su ejemplo. Tomé el papel y escribí sólo una frase:“Sólo hay una forma de ser inmortal, vivir por los otros”-Mire le voy a ser sincero, es un pensamiento bello. Pero no se si vale irse de aquí. Convenzame.-Afuera encontré a una señora que espera a su hijo, no hizo nada malo,su hijo tampoco. Era un escritor medio pelo, comunista. Desapareció, lo desaparecieron. Ella lo busca, sabe que si ese alma halla paz, vendrá aqui. Que tendrá la oportunidad de recuperar el tiempo perdido. Yo busco lo mismo, quiero ver a mi mujer aunque sea una vez más. No me voy a rendir, traeré miles de escritos, mejores o peores, pero los traeré para siempre porque vivo por Clara, por otro, soy inmortal, como esa señora, como ese pibe.El tipo se prendió otro pucho de los armados. Puso unos sellos y me dió la mano. El mozo trajo la cuenta con algunos tragos a mi nombre. Los pagué y me largué. La vieja seguía esperando, dormía. Le dí un beso. Volvía a amanecer en Rosario. Pasee por el Parque Independencia para hacer tiempo hasta que saliera el micro. Lo reconocí por el olor, llevaba una camiseta de Newells.-Vamos la lepra! Ya sé, no estaba la minita.-No, pero estoy muy seguro que la voy a encontrar.-Yo también.-Andá a cagar.- En serio. Sos cabrón eh, no se te puede desear el bien a vos.El diablo se cagó de risa. El petiso Palma apareció  y saludó al Diablo con un abrazo. - Menos más que no lo servías (ironice)-No lo sirvo. Pero el General decía “me tuve que abrazar con cada uno”- Que disfruten su día, no hagan chanchadas.Me dí vuelta y encaré para la terminal. Siento que cada día estoy más cerca de abrazarte clarita. Confia en mí.

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