Revista Literatura

Instagram, Facebook et circenses

Publicado el 10 abril 2012 por Gasolinero

Las personas tendemos, por regla general, a perder la perspectiva, seguramente fruto de un intrincado y ancestral mecanismo de supervivencia, grabado a fuego en nuestros genes por la evolución, o quién fuese.

Creemos que el mundo entero se circunscribe al ínfimo segmento de vida en el que nos movemos. Como las mulas de las norias.  Pensamos que lo normal es lo que nosotros hacemos. Verbigracia, como nos vamos de vacaciones en Semana Santa, normalmente al extranjero y siempre cogiendo un vuelo en la Terminal 4 (u otra con el ordinal distinto y tal vez primo), somos capaces de jurar en una conversación de barra de bar que toda la humana grey hace lo propio; incluso justificamos las interminables colas en la terminal aeronáutica afirmando que a los seis mil millones de humanos les ha dado por ir a hacer el check-in cuando a nosotros.

Instagram, Facebook et circensesEn esa misma conversación le rebatimos a nuestro interlocutor o interlocutores, que también es posible que haya más  de uno en la parleta, la existencia de la crisis y por supuesto le hacemos ver que no se va a Nueva York, con los precios que ahora tienen los viajes de avión, porque no quiere. Lo de que lleve tres años parado y comiéndose los puños es solo una excusa.

Por lo que fuera, somos incapaces de comulgar con los demás y tal vez sea lo mejor, ya que de otra forma moriríamos de pena o de  melancolía.

Estos profundos pensamientos, comprensible lector, me han asaltado tras comprobar el impacto que en las redes sociales, especialmente en Twitter, ha tenido la compra de Instagram por Facebook. ¿Qué quiénes son esos? Pues el primero, o primera —que el género en los ciber-nombres no está completamente reglado— es un mecanismo para hacer fotos con el teléfono, retocarlas posteriormente, aplicándoles unos efectos muy celebrados por los usuarios y publicarlas en la red que indique el interfecto.

El segundo es una red social, la que más usuarios tiene, según creo. La dirige un tipo al que hicieron una película y está podrido de dinero. Es ese sitio en el que has notado últimamente la proliferación enfermiza de gráficos con frases célebres de personajes famosos, sin ningún criterio. Abundando en ello, el otro día vi publicada una frase del declarado nazi  Henry Ford, como epítome de sabiduría. Serán cosas del eclecticismo de los tiempos.

Del nombrado trato, mil millones de dólares de vellón, me han llamado la atención, especialmente, dos cosas. Que Mark Zuckerber, el dueño de Facebook, archimillonario, no sea tratado como el resto de los ricos. No es un plutócrata, ladrón y explotador que ha hecho morcillas con la sangre de los pobres. No. Muy al contrario, es considerado con comprensión y empatía, como si fuese uno de los nuestros.

Y también, que mientras le estaban pasando el dallo a la educación y la sanidad (por las causas que fueran o fuesen) estábamos entretenidos sacándole punta al negocio del engendro ese de hacer retratos. Cómo si fuese la única novedad; estoy convencido que muchos twittearán el Armagedón con menos brío. Me ha recordado la canción de Silvio Rodríguez: «…la ciudad se derrumba y yo cantando…».  La vida real, que no es tan feliz ni tan optimista como la internet, es lo que se ve cuando elevamos la vista de las pantallas, las modernas y tecnológicas neo-anteojeras.

http://www.youtube.com/watch?v=G1KZOxS7i9Q


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas