Revista Talentos

Interactuar, comunicar, estar, en redes sociales y más allá

Publicado el 26 noviembre 2018 por Sylvia
Esta entrada es una serie de notas; espero transmitir la noción de lo que he estado procesando, a pesar del ahorro en redacción.
* Hace años supe que una persona cercana, mayor que yo, contestaba todos sus correos electrónicos en cuanto los veía: aunque perdiera tiempo, aunque no sintiera deseo de responderlos, aunque ni siquiera el mensaje recibido fuera de su interés; contestaba incluso los correos genéricos que habían sido enviados automáticamente. Su imaginario en relación a la comunicación le hacía sentir que debía hacerlo.
* Por ahí del tiempo de la campaña electoral de este año, alguien (Alfonso Dosamentes, para ser específica) me dijo en Facebook que cuando vas ganando una carrera no volteas a ver a los que van detrás. Esto, como cualquier cosa, requiere contexto para tener sentido y definitivamente no todo es equiparable a una carrera; pero a mí tenerlo en cuenta me ha sido útil. Me remite a dos cuestiones.
** Primero, ya que en las carreras "de verdad" se gana o se pierde por décimas de segundo, hay una especie de administración del gasto de calorías, el foco de la atención es decisivo y mucha inteligencia está puesta a trabajar coordinando los movimientos del cuerpo; por tanto, voltear a ver lo que sea no puede ser casual como cuando vas de paseo: ese voltear a ver afecta la carrera.
** En segundo lugar, hacemos crecer en importancia aquello a lo que ponemos atención. Y a veces, no nos damos cuenta de que estamos en una posición en la que personas, entidades, situaciones o cosas a las que estamos dando el poder de afectarnos, podrían no afectarnos en absoluto, afectarnos poco o afectarnos de diferente manera: de una que no implique pérdida.
** Estando en el comedor de mi abuela, oyendo comentarios sobre las novedades en relación con el presidente electo, en algún punto dije algo parecido a: "Bueno, ganó una opción que representa X y está a favor de Y. Sería bueno que consideraran conocer porqué muchos pensamos que X y Y es bueno, ya que habrá X y Y". Y me oí. Ganamos los que pensamos que era mejor X y Y, siendo X y Y usualmente las opciones denostadas, lo "no dominante". ¿Puedes no darte cuenta de cuál es tu posición?
* Este año, además, asimilé por qué maravillosas mujeres no dan explicaciones a los hombres que cuestionan el feminismo desde una ignorancia soberbia que los pone en una posición infantil de "a ver: convénceme; tengo estas barreras de las que no voy a mover ni un tabique ni un segundo, pero a ver: convénceme". Es pedir que una mujer haga, de nuevo, lo que históricamente hemos hecho: poner al servicio de un hombre nuestros recursos. Y no. Por una posición política que es cuestión de ética. Lo que he podido conocer, entender y comprender me ha costado lecturas, reflexión y procesos personales deconstructivos que implican tiempo y esfuerzo Muchas personas, directa e indirectamente me han apoyado y aportado en ese camino; no podría hacer menos que tratar de apoyar y aportar a quien quiera servirse de ello para crecer, así sea en un camino que no es como el mío, que va para otro lado. También me gusta simplemente la interlocución. Pero la tierra es de quien la trabaja y el conocimiento también. [No me ha tocado interactuar con una mujer con esa actitud; si me tocara, le consecuentaría buen tramo porque es otra su posición en el sistema de poder.]
* Este año, también, me di cuenta de que mi uso del tiempo en Facebook y Twitter estaba siendo escandaloso. Ojo que soy amiga del ocio. Ver fotos o consumir contenido gracioso me parece bien. Simplemente, las cuentas no me cuadraron. No solo es cuestión de minutos que se van como agua, sino de la sensación que queda, del aprendizaje o la nada que queda. Hay ámbitos apropiados para intercambiar ideas, para discutir, para conversar; si no son los apropiados, la interacción puede ser vacua y hasta desgastante.
* Las redes sociales son un pozo sin fondo de oportunidades para opinar. Esta esa persona diciendo que hay que pegar a los niños para que no se conviertan en delincuentes, ¿y tú no vas a decir nada? Caí en un signo de nuestra era: creer que lo que pienso ha de ser dicho públicamente. Y hay lo que es importante decir... ¿pero cuánto?, ¿dónde?, ¿cuándo?
** Hace años resolví que mi vida no sería un recurso al servicio de una ideología. Pues eso: no es un recurso "al servicio de" algo. Es para que la viva, para que haga mis cosas y desde ahí, realizándome, ponerme al servicio de los demás. De manera que no soy la encargada de relaciones públicas de nada, ni la defensora virtual de nada, ni tengo ninguna encomienda que cumplir en redes sociales o equivalentes. Parece evidente, pero necesité ponérmelo en claro.
** Así como escribir en el blog puede calmar mi necesidad de ocuparme de los proyectos creativos que me requieren mayor esfuerzo y en ese caso soporta el no ocuparme de ellos, las interacciones con desconocidos o amigos pueden calmar mi necesidad de estar haciendo algo que valga la pena. Y no digo que opinar e interactuar no sea algo que valga la pena, en general; hablo solo de mi caso personal.
** El tiempo gastado en algo, fue tiempo no gastado en otra cosa. Digamos que gasto cinco minutos al día en una publicación de Facebook, entre leer, comentar, etc. No está mal, pero ¿multiplicado por dos, por cinco? ¿Y si son más de cinco minutos? Mi "aportación" se pierde entre un mar de comentarios, resté el tiempo que podía dedicar a otra cosa y no me nutrí. Mi aportación va en otro lado.
* ¿Y si no hay necesidad de decir nada?
** Yo me pregunté y contesté a mí misma durante muchos años. Puro monólogo. Necesité aprender a dar espacio al otro. A conversar, en un entendido amplio. Fue tema de diván el hecho de que Santa nunca me trajo un juego de química porque nunca se lo pedí; cuando, siendo adulta, mencioné -en voz alta- que siempre quise uno, mi mamá me lo compró en su siguiente ida al súper. Pero así como es importante hablar y entrar en relación, es importante no hacerlo indiscriminadamente.** Supe que mi relación de pareja había terminado en otro nivel de terminar cuando no me importó "aclarar" o "poner puntos sobre las íes". Ya no me importó que él supiera que yo sabía tal cosa, no me preocupó que fuera a pensar que yo creía tal otra cosa. Entendí que hay cuestiones sobre las que no hay y probablemente no habrá convergencia; otras en las que no hay y probablemente no habrá acuerdo; además no sentí el deseo de que lo hubiera: ni deseo, ni ansiedad; por lo tanto, se acabaron un montón de reacciones desgastantes. Fue liberador y le tomé el gusto a liberarme. A que no haya necesidad de involucrarme y a involucrarme sin ataduras.
Silvia Parque

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