Revista Talentos

“La brújula”

Publicado el 29 abril 2012 por Yoelrivero

“La brújula”

“El buen intelectual es -y si no lo es debería serlo- un ser políticamente correcto.
El buen intelectual está contra toda violencia, venga de donde venga.
El buen Intelectual es tolerante.
El buen intelectual es un ciudadano del mundo.
El buen Intelectual es pacifista.
El buen intelectual es demócrata.
El buen intelectual prefiere –en caso de haber de elegir- la injusticia al desorden”
Alfonso Sastre.
Nadie puede decirme que nunca he estado bien orientado. Tenía una brújula que nunca me había fallado y los ancianos nunca pudieron señalarme con un dedo. Eso de la orientación es un tema complejo. Crecí siempre en la incertidumbre de si el norte y el sur eran solo puntos cardinales o demarcaciones estructurales del espíritu. Nunca entendí por qué del oriente sale todo lo que complica al occidente.
En mi brújula norte, sur, este y oeste siempre estuvieron orientados correctamente, por lo que ahora no entiendo cómo puede llegar uno de los confiables a cuestionar el funcionamiento de ella.
- Aldeano, usted ha perdido el azimut, está rozando la línea que no debería cruzar.
- A mi simplemente me gusta la poesía y sería muy bueno sea asignatura obligatoria para todos. Pero si a usted no le gusta la poesía, yo no tengo que obligarlo a escribir un poema.
- No se confunda Aldeano, estamos hablando de la fiabilidad de su brújula.
- Yo soy un intelectual, no podría escribir un poema sin esa brújula. ¿Mis poemas están mal orientados acaso?
- Yo no soy un poeta, soy un Confiable y solo le pido que se mantenga atento a su brújula.
- Siempre le he dado mantenimiento.
- Pero los únicos autorizados a dar mantenimiento en esta aldea son los del Grupo Técnico Integral.
- Quiere usted decir que estoy mal orientado porque le doy personalmente el mantenimiento a mi brújula.
- Quiero decir que tenga cuidado con su brújula.
Tal vez todas las brújulas de esta aldea no tenga la misma orientación, pero el norte siempre será el norte, el sur el sur y oriente y occidente seguirán en el mismo sitio. Si mi brújula siempre ha estado correctamente orientada, tengo que confiar en ella, pero no obstante, buscaré al Reparador de la aldea para que me de su criterio.
El Reparador vive en la zona norte. Es una zona complicada. Allí viven muchos aldeanos. Es triste y hasta lúgubre en algunas calles, pero son aldeanos igual que yo. El Reparador nunca ha tenido un problema con sus arreglos, aún cuando hay aldeanos rudos que no escatiman músculos en marcar el territorio.
- Tú estás loco Aldeano, por allá nunca has ido.
- Pero para estar seguro de mi orientación, bien vale correr algunos riesgos.
- Allí cualquiera tiene en su poder una hoz, recuerda que todos siembran su trigo.
- Aquí todos están autorizados a utilizar el tridente, recuerda que la mayoría somos pastores y no necesitamos para mover el pasto.
- Allí saben usar el fuego y el hierro, recuerda que casi todos los herreros de la aldea viven en esa zona.
- Casi todos, los otros viven aquí y los conocemos bien, además, aquí saben usar el hielo. Cómo crees que se ponen insensibles los miembros para ser amputados.
- Allí hay humo.
- Aquí tenemos ruido.
- Allí hay un mercado solapado que ni los ancianos han podido eliminar.
- Dejemos este debate. Voy a ir. Mi brújula lo necesita.
- Eres solo un poeta.
- Soy un intelectual, tengo que estar bien orientado.
- Eres solo un ser solo, creo que hasta eres ya un utópico.
- No te preocupes Escéptico, yo soy un aldeano correctamente orientado y puedo ir sin temor a cualquier rincón de la aldea.
- Aún así, ve bien armado con tu mejor poema.
Yo sé que si el Reparador vive en la zona norte de la aldea es porque el lugar es seguro. Tienen que existir sus beneficios. El Reparador no es un ser ilógico y allí podemos encontrar cosas muy buenas para reparar mi brújula. El camino será muy interesante, La gente del camino me dará muy buenos poemas y hasta quizás pueda llegar a una nueva especulación científica en el campo de la antropología.
- Tú no eres aldeano.
- Vivo en esta aldea, igual que tú
- ¿Por qué no eres aldeano?
- Alguna vez lo fui, muchos se empeñaron en reconocerlo; pero siempre hay quien delicadamente tiene que recordarme que no lo fueron mis padres, no lo fueron mis abuelos y no lo debería ser yo, mucho menos con mi problema.
- ¿Problema?
- Falta de orientación.
- ¿No tienes brújula?
- La tuve, pero la entregué a los confiables pues dijeron que no estaba bien orientada. Desde entonces le pregunté a muchos y nunca se pusieron de acuerdo quién la tenía. Al final, tomé mi camino y me siento satisfecho de su dirección.
- Sin brújula no sabrás decirme dónde vive el Reparador.
- No soy aldeano, pero recuerda que aquí somos pocos y nos conocemos todos. ¿Tienes brújula?
- Precisamente, la llevo a reparar.
- Toma al norte, después de tres calles oriéntate al este y luego de seis calles más lo encontrarás.
- Gracias “No aldeano”
- Estoy para servirle, mi trabajo es orientar.
- ¿Le gusta la aldea?
- Nací en este lugar, crecí en este lugar y descansará mi cuerpo en este lugar.
- No se preocupe por la orientación entonces. Usted es un aldeano, vive en una aldea y hace algo útil parar todos los aldeanos.
- Soy orientador del tráfico y todos los días me encuentro a muchos como usted.
La aldea es mucho más grande hoy. La zona norte y la zona sur han crecido. Hay más aldeanos que en la era del último cambio de tiempo. Hay aldeanos de todo tipo, piensan todos diferente, sueñan con futuros diferentes y estoy seguro que sus brújulas no están igualmente orientadas.
- Todas las brújulas de esta aldea tienen que marcar en la misma dirección.
Recuerdo perfectamente lo que decía el anciano confiable, pero… ¿Cuál es esa dirección? ¿El sur o el oriente?
Soy un aldeano, vivo en una aldea y soy poeta, especulador y Especialista en Recursos Humanos en una organización No Gubernamental. Hay quienes dicen que soy un intelectual, uno de esos que tienen que estar bien orientados, un ser universalmente activo, universalmente social. Aún cuando me puedo considerar hacedor de mi propio destino, no creo que sea esa piedra que genera hondas suficientes en el mar de diestras y siniestras. Algunos aldeanos amigos me han comparado con un utópico, pero yo recuerdo perfectamente la última vez que conversé con uno, teníamos más diferencias que ideas en común.
Fue por esta misma zona norte de la aldea cuando yo podía ir a cualquier rincón de la aldea sin censura. Creo que fue en esa calle que viene ahora, esa que tiene las chozas verdes. Tengo la certeza que ese aldeano que está parado en la esquina mirando al oeste es el mismo utópico.
- Hola aldeano, ¿qué milagro sucederá que has venido a la zona norte de la aldea? Después de tu discurso ya eres un aldeano de otro rango.
- Voy en busca del Reparador.
- ¿El Reparador?
- Tengo dudas sobre la fiabilidad de mi brújula.
- Las dudas son el camino.
- El camino es de tierra y lodo en esta aldea.
- Nadie ha dicho que sea un camino fácil. Ese de tierra y lodo lo recordarás toda tu vida porque fuiste capaz de andarlo.
- ¿Me dejar ver tu brújula?.
- No la utilizo, hace mucho tiempo que dejé de confiar en ella.
- ¡Pero es tu brújula!
- Mi brújula soy yo porque persigo sueños.
- ¿Orientados?
- Todas las brújulas de todas las aldeas de este universo tienen su orientación, que unas veces coincide y otras veces no. Todos los sueños de todos los seres de este mundo se orientan en la misma dirección, hacia la creación, hacia lo que aún no ha sido soñado por otros.
Está muy claro lo que me ha dicho este ser utópico. Llegaremos a ser ciudadanos del mundo en la medida que lleguemos a ser utópicos. Dejaremos de usar nuestras brújulas en la medida que logremos ser soñadores.
- Pero ¡hay amigo Utópico! No puedo olvidar mi brújula. Tengo que ir a repararla a toda costa porque yo sigo siendo un aldeano.
Nunca voy a entender por qué en el centro existe la teoría de la peligrosidad en la zona norte de la aldea. Aquí todos viven su vida, los niños corren por las calles de tierra y lodo. Las mujeres limpian sus hogares y lanzan a la calle el agua llena de penas y suspiros. Los hombres se mantienen alertas y reparan las chozas para resguardar a sus familias del cambio de tiempo, de la violencia de las nubes y sus nuevos colores.
Yo estoy aquí, pasando entre ellos, asombrado y desorientado. Soy un intelectual, intelectual aldeano que busca a la persona capaz de reparar su brújula. Nadie me ofende, nadie me arremete en esta zona de la aldea. Dejan que continúe mi búsqueda en paz. ¿Será porque soy un poeta, porque soy un especulador, o porque soy, simplemente, un aldeano?
- Anciano, ¿Dónde vive el Reparador?
- ¿Quién lo busca?
- Un aldeano.
- ¿Qué motiva a un aldeano venir a buscar al Reparador?
- La orientación. Soy cuestionado por que no existe la seguridad de que yo sea un aldeano correctamente orientado.
- ¿Cómo es posible entonces que un aldeano desorientado haya llegado hasta aquí?
- He tenido un propósito, estoy cargado de dudas y tengo una brújula de poca fiabilidad.
- Eso quiere decir que no necesitas ayuda.
- Pero… ¿Quién reparará mi brújula?
- Nunca la has necesitado. Siempre has hecho lo que has querido y tus propósitos no han sido un fracaso.
- ¿Usted quién es, cómo tiene tal certeza?
- Soy un anciano, vivo lejos del centro pero soy un anciano. Te aseguro que sé por qué lo digo.
- ¿Por qué no vive junto al resto de los ancianos?
- Porque me gusta la gente que dice la verdad de frente, escuchar lo que piensan en sus propias voces. Me gusta saber cómo piensa y cómo vive la gente de mi aldea.
Eso si es nuevo, ¡Un anciano heterodoxo! Una vida tan extensa se convierte en un dogmatismo divino que corrompe la verdad. Pero, ¿Qué es la verdad? El roce cotidiano con la verdad hace sincero el criterio de cualquier aldeano, ¿Este anciano será la excepción?
- ¿Tienes dudas?
- Tantas. Dudo ahora mismo que un anciano me pueda decir qué hacer, dudo que usted tenga la verdad absoluta en sus manos. Ya su tiempo ha pasado.
- En la piedra que hoy me sientes, un día te sentarán a ti tus hijos y esa es una verdad innegable.
- ¿Por qué no me dice cómo encontrar al Reparador? Mi brújula está desorientada y mi tiempo se consume.
- Yo soy el reparador y tu brújula está correctamente orientada. Tú estás correctamente orientado y tus dudas siempre estarán correctamente formuladas.
Está claro que mientras tenga dudas, tendré fuerzas para seguir buscando respuestas. Ya la gente de esta aldea no se hace preguntas y eso me pone nervioso. Los aldeanos necesitan incógnitas que descifrar para crecer, necesitan encontrar respuestas para las nuevas preguntas que se han de hacer. Todas las brújulas no tienen que estar orientadas de igual manera, eso me quedó claro en este camino, pero todas tienen que estar orientadas de alguna manera. El rumbo lo ponen las dudas, las preguntas, las respuestas que general nuevas preguntas.
Esto es algo muy complicado para un simple aldeano, muy complicado aún para un Especialista en Recursos Humanos. Tal vez pueda entenderlo un Especulador, pero a veces la vida en una aldea se torna difícil de explicar. Trata de compréndelo tú que no eres un aldeano, que no vives en una aldea y que nunca has necesitado una brújula para orientar tus poemas.

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