Revista Talentos

La casa de la laguna. ( Part II)

Publicado el 14 enero 2016 por Francine @diariofrancine
La casa de la laguna. ( Part II)Su interior, contaba con un gran salón iluminado por un gran ventanal que lograba perder la mirada, en un inmenso campo revestido de nada ahora pero verde y cautivo de flores en plena primavera. 

Ania, recordaba como de pequeña se paraba frente a esa ventana y borraba el aliento con su mano, cuando la emoción dejaba su nariz pegada al vidrio mientras cientos de luciérnagas, se lucían en las noches de verano. 

Fue en ese soñar despierta que un ruido súbito la traería a la realidad. Era la nieve que caía desde el cielo hacia la chimenea y ahí, se dormía estática porque con tanto frío no lograba disiparse.
Decidida y en pleno polvo, tomó la caja en la que había puesto trozos de madera y un encendedor e intentó hacer fuego con la mínima sensación que le prestaban sus manos.
Poco a poco, vio venir la llama que le devolvería el alma al cuerpo y dejando de castañetear los dientes, se sonrío tomando la última taza de té tibio y sin azúcar que traía en su termo, hacía varias horas. 

Volver, le había ofrecido la calidad de una energía sin precedentes. Rodeada de trabajo, sin pensamientos aturdiendo el presente, era para Ania un renacer. 

Así que de pie, encendió la radio a pilas y comenzó lo básico...la limpieza. Increíblemente, los muebles, seguían vivos bajo la protección del plástico que su madre insistía en colocar cada vez que la casa los despedía hasta la próxima vez, demostrando que bien tenía razón y que gracias a eso, parecía que los años no hubieran pasado.

Luego de 2h una mesa grande y otra pequeña, seis sillas, un sillón y un mueble con platos y vasos, se apoderaron del encanto de una casa de madera, abrigada por el repiqueteo de las brazas que se oían de fondo. 

Eran casi las 18h cuando la luz del día ya no se veía y cuando el cansancio comenzó a hacer aparición, no necesitaba por el momento el uso de las dos habitaciones pero si de la cocina y alguna astucia para no congelarse, intentando tomar una ducha en el baño.


Por un segundo, tubo miedo de afrontar la noche sola y sin corriente eléctrica sabía, que su teléfono no le duraría mucho pero al menos hoy, la salvaría el estar agotada. 

Recostada, mirando el fuego, prisionera se dejó llevar y se durmió pero 20 minutos después, un golpe la despertaría aterrada:

"-Por Dios ¿Qué fue ese ruido?-Dijo Ania."Atontada,medio dormida, quiso encender una vela más. El ruido que se repetía proviniendo de la puerta, hizo que  Anía temblaba en medio de un negro azabache pero como pudo preguntó:
"-¿Quién es? -Mientras tomaba una madera espesa en modo defensa."


Continuará...

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