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La demagogia por sus fueros

Publicado el 06 febrero 2013 por Perropuka

La demagogia por sus fuerosA raíz del último encuentro de la CELAC (otras siglas más para añadir a la salsa de organismos regionales intrascendentes que solo dan trabajo a burócratas) realizado en Santiago de Chile, el gobierno aprovechó para efectuar su enésimo reclamo respecto a la mediterraneidad de Bolivia. No cayó bien al presidente Piñera que, en su propia casa, los bolivianos le recordaran el tema marítimo a través de su mandatario devenido en guerrero del arcoíris. Y con invitados nada menos, que algunos pusieron cara de circunstancia mientras pensaban en la cena que los anfitriones les tenían preparada. Otros se armaban de paciencia para aguantar los discursos. Los demás (pocos) se acomodaban como mejor podían en sus sillones mullidos para escuchar con interés los alegatos de los contendientes, transformados en gallitos de pelea, listos para intercambiar picotazos verbales.
Arrancó Evo con su exposición, haciendo hincapié en el incumplimiento del Tratado de 1904 por parte de Chile, lo cual es una verdad histórica más grande que el océano Pacífico, aunque el estado chileno lo niegue todo el tiempo, independientemente de sus gobiernos de turno. En mantener siempre una estrategia definida con respecto al tema, en el país transandino son consecuentes y disciplinados. Aquí cada gobierno va dando tumbos, empezando por cambiar a los diplomáticos por gente improvisada. Por citar un ejemplo, en Bolivia de los más de 120 empleados diplomáticos, ni 30 son de carrera.  Basta con ser pariente de un ministro o un candidato perdedor de unas elecciones para encontrar hueco o consuelo en una delegación del extranjero, aunque no se conozca ni una pizca del idioma del país de acogida. 
Apenas terminó nuestro mandatario su discurso de manual, Piñera le respondió con el tono enérgico y prepotente que le caracteriza -bien conocido por sus conciudadanos-, recalcando que los tratados internacionales están para cumplirse y de que la integridad del territorio chileno no se negocia. Vamos, la misma cantinela de siempre. Aunque posteriormente reconoció que los tratados son “perfeccionables", hecho que dio alas a la delegación boliviana, retornando luego al país con el cuento de que habíamos triunfado por todo lo alto. A mí, me quedó la impresión de que la declaración del presidente chileno fue una táctica para hurtar el cuerpo o un lapsus a los que está acostumbrado, como natural es de nuestro mandatario, quien antes de partir a la susodicha cumbre, pidió permiso para “partir a Santiago, Perú”.  Con una popularidad por los suelos y ante la proximidad de elecciones nacionales, Piñera hizo lo que cualquier gobernante haría para lavar su imagen: recurrir al discurso patriotero.
Tanto es el aire de triunfo de Evo Morales (hasta un expresidente zalamero alabó su retórica victimista) que ahora no me explico por qué, en un reciente discurso, se despachó la buena nueva de que no vamos a utilizar los puertos chilenos para exportar nuestros productos. Viejo argumento demagógico que venimos soportando desde los tiempos del abuelo de mi abuelo. Todos los años, cada 23 de marzo sacamos a desfilar a nuestra muchachada, mientras entonamos himnos al mar y gritamos consignas contra los usurpadores. “Ni una molécula de gas a Chile” fue el lema resonante de un referéndum efectuado hace una década. Al contrario, los chilenos, felices compran nuestro gas a través de Argentina, y a su vez, hacemos felices a los argentinos que cobran por intermediar. No podíamos ser más incautos.
Así que, no nos vengan con milongas patrióticas cada vez que se habla del mar y de la agresión chilena, mientras impúdicamente seguimos consumiendo productos chilenos como las manzanas y uvas que han colmado los mercados nacionales. Ropa, zapatos, conservas, vinos, caramelos, material de escritorio, así hasta el infinito. ¿Y dónde queda el “Muera Chile”, mientras cotidianamente les seguimos comprando todo lo que nos metan por la frontera?
Decir que vamos a exportar por puertos peruanos, y otra parte por el oriente, utilizando la salida por el rio Paraguay rumbo al Atlántico, vengo escuchando desde que era un chaval. Quiero verlo. Quiero ver a Evo Morales convencer a sus paisanos orureños -además de los potosinos-, que ya no deben comerciar con los vecinos chilenos. Se cierran los caminos recién asfaltados hacia la frontera. Ni un clavo por Chile. Entretanto, embobados sigamos aplaudiendo a nuestro paladín de la dignidad repentina. Discursos y más discursos no sacian el estómago. La realidad dice otra cosa, expresa contundentemente que el árido departamento de Oruro, aparte del Carnaval y la minería, sólo tiene el comercio fronterizo para dar trabajo a sus habitantes.  
En la guinda del pastel demagógico, el gobierno nos presentó a un nuevo héroe disparatado, un mapochino desubicado que exigió la ciudadana boliviana, dizque indignado con el gobierno chileno. Y nosotros dándole cobertura mediática como si fuera un guerrero del mar… ¿Por qué no lo condecoramos también?

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