Revista Literatura

La difícil compasión

Publicado el 20 enero 2015 por Migueldeluis

Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen.

Mateo 5:44

Es fácil lo de rezar por los enemigos, ¿verdad? Mentira. A mí por lo menos me cuesta. La última oportunidad la tuve después de los asesinatos de Charlie Hebdo. Resulta que, entre otras ocupaciones tengo la de presidir las oraciones de los fieles en mi parroquia (Holy Trinity Church, Las Palmas, Iglesia de Inglaterra). Normalmente basta para esto leer en inglés inteligible algunas líneas del “Book of Common Worship”. Pero hay días que hay que aludir a lo que ha pasado a nivel local o mundial. Sobre todo porque en mi parroquia asisten personas de diversos países y diferentes denominaciones cristianas. Y sí, también hay franceses.

Pues bien, de la manera en que yo interpreto la Biblia, creo que tengo que rezar por mis enemigos. Y resultó ser difícil, sobre todo en público. ¿Quién soy yo para recordar a esos? ¿Acaso no hay millones que necesitan o merecen más mis oraciones? ¿Por qué incluirlas en la oración pública? ¿No es darles protagonismo? Y una retahíla inmensa de pensamientos de este tipo.

Con todo lo peor son las emociones, lo que se te pasa con el tiempo. Es mucho más fácil indignarse, enfadarse, protestar. Es mucho más difícil encontrar palabras que adoren a Dios y sirvan a los demás y puedan aplicarse a esos, sin desmerecer a la verdad.

Al final queda pedir por un milagro; no puede llamarse de otra manera. El mismo milagro por el que Dios se encarnó y encarna en el mundo: la salvación; el pasar de malos a santos. Así, con un par de narices. Demasiado para mi poca fe.

Pero así ya está hecho.

No sé cuál será el resulta de mi, ¿nuestra? oración sobre nadie. Pero sí sé para que ha servido esa oración sobre mí mismo y sé que mereció la pena.

Quizás quieras unirte.

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