Revista Diario

La frontera

Publicado el 06 mayo 2011 por Karmenjt

Aquella noche el concierto era especial, no sólo por el grupo, que era uno de mis preferidos desde su primer disco en el 85, sino porque iba a encontrarme con amigos que hacia un montón de años que no veía. Y tenía muchas ganas de volver a verlos.

Helena llegó puntual, locuaz y sobre todo, cool, muy guapa. Hacía más de veinte años que no la había visto pero parecía que solo dos días antes se nos hubiera hecho de día en Chocolate. Pedimos una tabla de ibéricos para tres pero todavía no sé si es que ella es vegetariana o que tenía tantas cosas que contar que no podía perder el tiempo en masticar… pero me encantó.

Manolo y Luisa aparecieron enseguida. Reencontrar a mi querido excuñado fue una alegría. Lo miraba y no me lo creía. También hacía muchos años desde la última vez. Fueron muchos pisos compartidos y muchos buenos momentos. Al poco rato me parecía estar de nuevo con aquel psychobilly con el tupé más puntiagudo que nunca vi. A Luisa no la esperaba y me encantó que viniera, no sé que tiene pero es una de las personas más dulces que he conocido.

Rosa, tras algunas vueltas intentando aparcar su coche llegó tan acelerada como siempre. La verdad es que no la recuerdo de otra manera. Cuando la conocí me pareció la chica más extrovertida que había conocido nunca, siempre estaba bailando, riendo, hablando… nunca te aburrías con ella cerca. Los hermanos Dalton son imprescindibles en mis recuerdos del pasado, cuando Declive era mi segunda casa. Y cuando la volví a ver hace un par de meses la miraba incrédula, porque parecía que no había pasado el tiempo, que todo seguía igual.

Con Samuel no perdí el contacto, y para mí nunca ha cambiado, sigue siendo aquel chico atento, alto y guapo que llenaba su ocho y medio de peña para ir donde fuera, a la Isla, Bravata, Chocolate… Era increíble la cantidad de gente que cabía en aquel coche. Conocía  a todo el mundo y se llevaba bien con todos, skins, rockabillys, punks… lo veo entrar en La Marcha con aquella sombra llamada Babe que siempre le acompañaba. A él le tengo un cariño especial (si no fuera por él…).

Juanjo tiene la misma sonrisa encantadora que cuando tenía aquella cara de niño, pero nunca le había visto con una melena tan larga. Mara está igual de guapa que siempre. Inma yo diría que está todavía mejor (será la paz interior). Arturo está estupendo… si no me fallaran tanto las neuronas y pudiera cubrir algunas lagunas mentales podría decir que está como hace 20 años, pero es que no me acuerdo.

Fue una época en la que vivíamos de noche, noches que se alargaban durante días. Un momento intenso, en el que nos creíamos tan únicos y distintos que no nos importaba nada más, teníamos nuestra música, nuestra estética, nuestra gente… Hubo momentos malos, y duros, pero sin embargo los recuerdo como los mejores años de mi juventud, los más intensos, los más interesantes.  

Algunos no vinieron al concierto-remember. Otros (demasiados cuando los enumeramos en la cena) ya no volverán. Pero los que estuvimos nos lo pasamos genial. La Frontera tocó como en sus mejores tiempos y fue un lujo poder disfrutarlos desde tan cerca. Aunque lo de menos… era el concierto.

Del resto… casi no me acuerdo. Demasiadas “Desperados”.

La resaca fue realmente horrible, menos mal que seis ibuprofenos y mucho amor consiguieron hacerla desaparecer a lo largo del día. Lástima de neuronas…

Y que bien sonaba La Frontera en el Camaro, con las ventanillas bajadas…

LA FRONTERA
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