Revista Talentos

La gente sufriendo y ellos festejando

Publicado el 11 febrero 2014 por Perropuka

La gente sufriendo y ellos festejando

Alcalde y gobernador de Cochabamba mostrando sus carnets de socios de la cofradía masista (Opinión)


El país hace aguas. Se cae el cielo. Se cae la tierra aplastando casas. Se cae Defensa Civil, incapaz de atender a tanta gente afectada. Más de cien municipios han declarado el desastre, sobre todo en el ámbito rural. No hay ciudad que no haya tenido algún barrio anegado o desborde de un canal. Son ya cerca de 47.000 familias damnificadas y la cifra sigue aumentando. Al menos medio centenar de muertos. Ha llovido más que en otros años, no hace falta tener estadísticas a la mano para darse cuenta. El diluvio continuará hasta fines de febrero, según los pronósticos meteorológicos. 
Sin embargo, me pregunto si algo de los 120. 000 millones de dólares que el Estado ha ingresado en estos ochos años ha sido invertido en labores de prevención de desastres. Prácticamente nada. No hay camiones suficientes ni equipos para los bomberos. No hay aviones cisternas contra incendios forestales. Ni helicópteros de transporte. Ni las brigadas de rescate tienen equipación, personal y presupuesto decente. Si no podemos ni enfrentar desastres prevenibles como el fuego o las inundaciones, imaginen una calamidad mayor como un terremoto. Somos un país en harapos, prácticamente desnudo, a pesar de los lindos indicadores macroeconómicos y las felicitaciones del FMI.
En esas condiciones nos batimos. No hay una verdadera estructura ni programas de contingencias. No tenemos gente especializada que sepa actuar con celeridad y eficacia. Los burócratas se estorban entre sí, como toda gente improvisada. Los vetustos aviones de carga de la Fuerza Aérea llegan hasta donde pueden. Y allí donde no hay pistas o están inoperables por las aguas, las poblaciones están abandonadas a su suerte. En varios pueblos del norte amazónico se agotan el combustible y los víveres. Han muerto miles de cabezas de ganado. Poblados enteros deben ser abandonados. Aumentan las enfermedades como el dengue. Y la ayuda tarda en llegar. Es loable el esfuerzo de muchos voluntarios que emprenden campañas para recaudar fondos, vituallas y medicinas en las ciudades grandes. Con eso ponen en evidencia al gobierno con más presupuesto de toda la historia: despilfarrador en asuntos superfluos, y negligente en temas vitales. 
Me causa gracia que los personeros de la Secretaría de la Madre Tierra, una dependencia de la Gobernación local se dediquen solo a efectuar un recuento de las pérdidas y víctimas y que nos cuenten lo que ya nos enteramos por los medios. Porque hablar de programas y proyectos no parece lo suyo. Simples censores de desastres con chalecos azules y credenciales (un tiempo atrás se pusieron a contar unos pajaritos envenenados y nada más). O sea, funcionarios inoperantes de un desastre de organismo. 
Entretanto, nos siguen bombardeando con anuncios propagandísticos que muestran a Evo y sus tropas salvadoras acudiendo raudos y solícitos al rescate. Soldados corajudos cargando bolsas de arroz y fideo, con bonitas tomas aéreas de selvas, ríos, llanuras anegadas, etc; como una estampa de Vietnam sin armas. Y el mesías discurseando de fondo: “si se han perdido semillas, vamos a reponer…si se han perdido animales vamos a reponer…si se han perdido casas, vamos a reconstruir, queridos hermanos y hermanas”. Solo le faltó rematar la función con “si han perdido a sus seres queridos, los vamos a resucitar”. Amén por el gobierno trabajador y preocupado por su gente. 
Como estarán de preocupados que el domingo reciente, armaron otra de sus manifestaciones públicas simultáneamente en siete capitales de departamento. Alegría a raudales en medio de la tragedia nacional. Miles de militantes y nuevos simpatizantes fueron convocados a cada plaza principal a inscribirse y reinscribirse al partido. Todos los funcionarios públicos están obligados a hacerlo o peligran sus puestos. Un jefe regional declaró con toda naturalidad que, gracias al presidente Evo y su revolución tenían trabajo, así que querían personas muy comprometidas con la causa. Podían haberlo pospuesto por un mes hasta que pasen las lluvias. Podían haberlo hecho de forma ordenada en sus oficinas y sin tanto aspaviento. Sin embargo, la alharaca fue tal, con transmisión televisa incluida, que parecía el cierre de campaña en las vísperas de una contienda electoral. 
Faltan ocho meses para las elecciones presidenciales y el MAS muestra toda su prepotencia y poder de manejo discrecional de recursos. El Órgano Electoral prohíbe a los otros partidos cualquier señal de campaña, por discreta que sea. Sin embargo, cínicamente se hace de la vista gorda ante el abuso oficialista. Agitar banderas del partido, con el cacique y demás jefes engalanados con guirnaldas en lo alto de una tarima no había sido ni ensayo de actividad política. Que en Santa Cruz, con todos los altavoces fueran presentados ex futbolistas y ex reinas de la chancaca o de cualquier comparsa, no había sido campaña tampoco, con una vuelta olímpica a la plaza principal encabezada por un ministro como colofón. Es una decepción que casi todos los seleccionados mundialistas del 94 se hayan convertido en bufones del caudillo que los lleva a jugar a su lado en numerosas ocasiones, como un niño que presenta a sus amigos famosos.  Ahora confiesan sin rubor que se han sumado al Proceso de Cambio. Hasta un guardameta argentino que por puro interés se naturalizó boliviano -para jugar en la selección, obvio- es actualmente un declarado activista. Si a usted nadie le tira pelota en su país, agarre sus pilchas y véngase pronto: dentro de poco tiempo podrá dictar cátedra desde algún medio oficialista como ya ocurre con periodistas y “analistas” argentinos y españoles. 
Tan seguros están de haber sometido a todo el país que, con todo orgullo, proclaman que ya son millones los inscritos y simpatizantes. Sólo en el departamento de Cochabamba se han planteado la meta de inscribir a por lo menos un millón. Considerando que la población total bordea los dos millones y que, además, según datos estadísticos, en Bolivia la mitad de la población es menor de 18 años, resulta asombroso que prácticamente todos los cochabambinos adultos seamos masistas. Únicamente faltan que los patos y gallinas se sumen al redil, porque los borregos se han visto todos entusiastas y haciendo fila el domingo para anotar su nombre en mitad de la plaza central. 
Mientras el presidente y sus fieles escuderos-alcalde y gobernador- sonreían satisfechos mostrando sus nuevas credenciales, a unos 60 kilómetros en el municipio de Morachata toda una comunidad lloraba por una nueva desgracia. Cerrando la tarde del sábado, un cerro entero se vino abajo sepultando a una veintena de casas, dejando cuatro muertos y diez desaparecidos. Al menos siete niños se contabilizaron entre las víctimas.  Fue frustrante ver a algunos lugareños, bomberos y otros miembros rescatistas queriendo remover el lodo a duras penas. Imposible trasladar maquinaria pesada por el derrumbe de otros tramos. ¿Qué hizo el gobernador Novillo ante la situación?, ¿acaso hizo algún esfuerzo por acudir al lugar y encabezar el auxilio de los sobrevivientes que lo han perdido todo? …en vez de ello, se la pasó todo el domingo ejerciendo de anfitrión del presidente y contemplando, sentado junto a él, la inscripción de los militantes. Ni arremangarse ni embarrarse los zapatos estaban en su mente. Que vayan los subalternos a contar los muertos.  Recién el lunes montaron el helicóptero del presidente para llegar al sitio de la tragedia. Es otra tragedia que el presidente haga también de alcalde o gobernador, mientras el tiempo corre y cunde la desesperación. 

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