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La guerra por un letrerito

Publicado el 19 marzo 2013 por Perropuka

La guerra por un letrerito

Imagen: Lapatriaenlinea.com

Qué pasará con este país que apenas se inaugura cualquier emprendimiento, los responsables (alcaldes, gobernadores, asambleístas, etc.) pareciera que entran en competencia por adular al presidente, bautizándolo con su nombre, como lameculos agradecidos por una dádiva, ignorando por completo que son recursos públicos y no desprendimientos heroicos de Su Excelencia. Nadie objeta que una promoción de bachilleres decida homenajearlo denominándose “Evo Morales”, para ganarse su simpatía, una visita y tal vez una donación de camisetas a costa de su bolsillo. 
Sin embargo, mucho mérito debe de ser visitar a sus subordinados políticos y administrativos, mostrar un cheque tamaño cartulina y regañarlos entre broma y broma para que se pongan a trabajar por la comunidad.  Resultado: toda la república está regada de obras con su nombre. Ya resulta aburrido para cualquier ciudadano tropezarse con una calle, un mercado, una plaza, un puente, una cancha de césped artificial y gigantografías en edificios altos que nos obligue a recordarlo. A tal punto, que un diputado opositor ha sugerido que se saque una ley que diga textualmente: “se instruye al Órgano Ejecutivo de turno que esté en el Gobierno poner el nombre de su presidente a todas las obras que se inauguren dentro ese periodo constitucional”. (Regístrese, si es necesario en piedra, archívese y cúmplase).
Pero tal parece que el paladín de la humildad nunca está satisfecho. Por lo menos eso deja translucir entre sus conmilitones, como a la Asamblea Departamental de Oruro, que en un gesto de sacrificada labor y generosa reflexión con trasnochada decidió honrar con su nombre el aeropuerto internacional de Oruro. Sólo que, como buenos alumnos del maestro, optaron por pisotear la tradición y la institucionalidad: El aeropuerto ya tenía nombre, desde mucho antes, el de Juan Mendoza, orureño y primer aviador en la historia nacional, y con una destacada participación en la Guerra del Chaco. El único mérito de la administración de Morales es haber ampliado y asfaltado la pista, además de construir la consiguiente terminal aeroportuaria para tener la etiqueta de “internacional”. Y con eso, los asambleístas creyeron que podían borrar de un plumazo páginas de historia, superponiendo el nombre del presidente mediante una ley departamental. Lo que era una obligación natural del mandatario -y más por ser orureño-, se había convertido, en un santiamén, en un milagro concedido a sus paisanos. 
Como los orureños, encabezados por el comité cívico, objetaron el abuso de autoridad, pronto fueron tildados de oportunistas políticos que querían perjudicar al desarrollo de la región y sobre todo desprestigiar al mandatario. Los asambleístas, lejos de reconsiderar su decisión, se empecinaron más bien en echar lodo a la reputación del aviador distinguido, inventando toda suerte de excusas y acusaciones como el de haber pertenecido a la oligarquía, o que él era un explotador de indígenas por pertenecer a una familia tradicional. Incluso pretendieron menoscabar su papel en el desarrollo de la aviación. El destacado historiador y periodista Carlos Mesa, aportó su conocimiento para despejar dudas, recordando que “el orureño Mendoza hizo el primer raid aéreo de La Paz a Buenos Aires. En noviembre de 1921, voló en un avión FIAT R.2. de 180 caballos de fuerza. Gracias a él fue en buena medida, creada la Escuela Militar de Aviación en 1923. Fue clave en la Guerra del Chaco”.

La guerra por un letrerito

Foto: APG

Ante la ausencia de voluntad política, en Oruro decidieron tomar actitudes radicales para hacer respetar sus derechos. Desde hace más de un mes que se vienen efectuando medidas de presión. Del rechazo verbal pasaron a la acción: innumerables marchas de protesta no conmueven a los legisladores, ni crucifixiones simbólicas en el centro de la ciudad, ni la recolección de cinco mil firmas. Ni mucho menos la huelga de hambre que empezaron hace tres semanas varios dirigentes cívicos. “Los que están manejando este problema en Oruro están destilando veneno. Es sólo un letrerito (…) Nadie arriesga su salud, su vida, en una huelga de hambre por un letrero, es un letrero que le van a colgar al aeropuerto, porque la obra ya está” declaró un diputado orureño oficialista, que, lejos de apaciguar los ánimos, ha incrementado el malestar general, a tal punto, que tuvo que huir a la desesperada rodeado de policías cuando intervino en la asamblea departamental. Los asambleístas cuestionados tampoco tienen pisada en las cercanías. El clima de beligerancia es tal, que se han visto obligados a esconderse. 
Entretanto, a Su Excelencia, no parece quitarle el sueño que toda una ciudad se debata en la permanente zozobra, con las actividades estudiantes y comerciales paralizadas. Como buen Pilatos, levanta las manos, desentendiéndose del problema, con lo fácil que le resultaría dar la orden a sus correligionarios. Caramba, qué difícil resulta dar una señal de magnanimidad en estos tiempos revolucionarios. Al contrario, se siente hasta herido e incomprendido, que se hace demasiado esfuerzo creer en su falsa modestia cuando declara que yo no entiendo ese problema de Oruro, pero jamás voy a insinuar que nombren algún edificio, algún proyecto como Evo Morales, yo alguna vez me molesté por algunas calles o avenidas, ese problema qué fines tendrá, tal vez es una cuestión política, ellos decidirán, a mí no me metan, es un problema de autoridades”. Para quien pueda dudar, los flamantes letreros y pancartas le desmienten.
Para echar más leña al fuego, un senador, tristemente célebre por haber degollado perros indefensos en público, tildó a los cívicos orureños de “malagradecidos”. Demasiado pedir había sido para un departamento permanentemente olvidado por los gobiernos de turno, cuando en otros tiempos fue uno de los sostenes principales de la economía nacional. Demás, está decir que hay una ley vigente que prohíbe expresamente denominar a cualquier monumento, obra o proyecto con los nombres de personas vivas. Como es de 1941, y  los otros gobiernos tampoco la respetaron, sacarla a relucir se convierte en un argumento falaz por el uso político que se le da, afirmó muy convencido un burócrata del gobierno. 
Con el creciente desabastecimiento y sensación de conflicto sin solución, hay riesgo de enfrentamiento en Oruro, porque sectores afines al oficialismo están convocando a movilizaciones de organizaciones campesinas en defensa del “hermano presidente”. Del otro lado, vecinos, comerciantes y los siempre combativos mineros. Y entonces podría desatarse una guerra de verdad.

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