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la ilusión de los molinos de viento

Publicado el 08 julio 2013 por Durruti

Esta España moderna de la que tan orgullosos nos sentíamos no ha sido más que un espejismo en la meseta. Se ha permitido libertad siempre que esta no afectase a los cimientos del estado. El crecimiento económico se produjo debido a la apertura del país a los flujos de capital internacional y a la entrada en la UE que a cambio de desmantelar nuestra industria ( País Vasco años 80 y 90 como ejemplo paradigmático) llenaron el país de fondos estructurales para modernizarlo y construir infraestructuras. Eso, junto con las olimpiadas de BCN y la Expo, así como el desarrollo del sector turístico ( con empleos de baja calidad y sin cualificar) propició el modelo económico español basado en la construcción y "la cultura del pelotazo". Pero el país iba bien. Se creaba empleo, la sociedad se modernizaba y la oscura sombra de los años grises se ocultó bajo la lustre europea. Se creyó que todos los problemas estructurales se resolverían gracias al flujo monetario ( subvenciones por doquier, aumento de la renta per capita, creación de un verdadero estado del bienestar, etc...).

Pero la crisis ha puesto de relieve que esa España moderna salida de la transición no existía, no fue más que una construcción virtual, un Gólem con los pies de barro sin más apoyo que los flujos monetarios transnacionales. La estructura del estado no cambió. Se crearon las autonomías para preservar la corona, se creó la libertad de prensa sabiendo que los grupos editoriales estaban en manos de los de siempre, se creo la libertad religiosa para aparentar aperturismo, se crearon colegios concertados para aparentar diversidad,... Todo apariencia, espejismo, superficialidad. Pero la estructura profunda del estado quedó "atada y bien atada".
No se resolvió el problema regional, no se eliminaron los privilegios a la iglesia católica, no se desenterraron los muertos de las cunetas ( España es el segundo país con más desaparecidos del mundo sólo por debajo de Birmania!!!), no se cambió la judicatura franquista, no se pidieron responsabilidades ( el fundador del PP fue un ministro franquista que llegó a aprobar condenas de muerte por delitos políticos), no se resolvió el problema de la tierra en las regiones del sur... y cuantos más...

Y claro, los ciudadanos españoles que nunca habíamos conocido la prosperidad, que habíamos sido siempre los muertos de hambre de Europa, con el lastre de la única dictadura militar fascista que triunfó en el continente, nos dejamos llevar a Europa, a Maastrich, a la OTAN, a donde hiciera falta para alejarnos de ese terrible pasado, sin mirar atrás, hacia delante, siempre hacia delante.

Hasta que una crisis financiera internacional arrasó con el chiringuito nacional y se pusieron las cartas sobre la mesa. La cultura de la transición, los pactos de la moncloa, los procesos de "reconversión industrial", la ley del suelo, la memoria histórica, el concilio vaticano segundo...Quiero creer en la buena fe de quienes idearon estas hojas de ruta, pero desde el principio estaba avocado al fracaso, era inevitable y estaba a la vista de todos, un país nuevo no puede ser creado por los mismos que crearon el antiguo; quienes no lo quisieron ver es porque se beneficiaron económicamente, y nadie muerde la boca del que te da de comer, pero ahí estaba el engendro nacional creciendo y devorando nuestro territorio y nuestras ciudades. Ahora el espíritu nacional renace de sus cenizas y entre urbanizaciones ilegales y proyectos empresariales de dudosa legalidad/legitimidad ( Eurovegas, ....) vuelve con furioso ímpetu a pisar con su bota negra la verdadera españa moderna que se había creado por debajo de la "España moderna" del Cobi, el AVE, Portaventura, Inditex o la Expo92. Mi generación ( finales de los 70 y 80) somos la primera generación de demócratas verdaderos que ha habido en la larga historia del país, y asistimos perplejos a la desintegración de la España constitucional, ahora tenemos en nuestras manos una España que no es la nuestra, que no nos toca, es la España de nuestros padres, de nuestros abuelos, el país del caciquismo, de la represión política, de la cultura nacionalcatólica, con ministros del Opus Dei, con aristócratas de presidentes autonómicos, nuestros hijos reciben clases en barracones, vivimos de la pensión de nuestros mayores a sabiendas que a nosotros nos tocará vivir de la caridad.

Con todo eso me parece un insulto decir que el problema de la corrupción en España es un problema cultural o incluso racial ( lo llevamos en la sangre), cuando somos un país explotado y expoliado por sus clases dirigentes ( militares, políticos, grandes grupos empresariales nacidos del fascismo más negro, y la iglesia, siempre con el beneplácito de la iglesia).
Yo no veo que peligre la españa moderna, mi opinión es que esa España nunca existió.
Lo que existe es una España del sXIX llena de estupefactos ciudadanos del sXXI, que vemos como todo el potencial de nuestra tierra se tira por la borda a causa de unos ignorantes paletos que no ven más allá de los muros de sus caserones.

Pero eso tpco es un problema nuevo en nuestra piel de toro. En el cantar de gesta castellano por antonomasia, el Cid campeador ya se lamentaba por algo similar: "Dios, qué buen vassallo si oviesse buen señor"


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