Revista Literatura

La librería del señor Livingstone de Mónica Gutiérrez

Publicado el 11 diciembre 2018 por Cabaltc

Hay libros que son especiales por cosas más allá de lo que encierran sus cubiertas. Libros que lees en un momento concreto, libros que marcan un antes y un después o libros que, simplemente, se te quedan grabados sin saber muy bien por qué. Este libro, esta La librería del señor Livingstone, es uno de ellos.

No es que sea del tipo de libros que suelo leer, aunque tampoco me son desconocidos. Pero eso tampoco importa. Lo que importa es que esta La librería del señor Livingstone es un libro especial porque marca la ruptura de una racha muy larga sin leer.

Y cuando digo larga, es muy larga.

La librería del señor Livingstone de Mónica Gutiérrez

Es difícil decir quién es Mónica en unas pocas palabras, pero siguiendo el estilo de reseñas que empecé a hacer hace ya 4 años, voy a intentarlo.

Mónica se define a sí misma como escritora, historiadora, periodista, profesora, alumna, lectora recalcitrante, bebedora de té, amiga, viajera, soñadora, despistada... Y un millón de cosas más. La verdad es que cuando la conoces te das cuenta de que es justo eso: un millón de cosas.

A día de hoy lleva un blog de reseñas con mucha miga, autopublica algunos libros, publica otros con Roca Editorial, da clases de historia y, sobre todo, escribe. Y no solo eso, sino que también pertenece al top 12 autores que más ha vendido en Amazon España en 2018 con este mismo libro, La librería del señor Livingstone.

Tiene una visión muy particular del mundo y es una soñadora y optimista crónica. Quizá por eso el género que escribe se llame feelgood. Un género del que no había oído hablar hasta que la conocí y que no hubiera leído nunca si no fuera por... no, eso mejor lo cuento luego.

Ha publicado 5 novelas, ha cosechado muchos éxitos (como varias primeras posiciones en Amazon general) y sabe de libros y literatura más que nadie.

¿Qué es eso del feelgood?

Voy a permitirme tomar un extracto de La librería del señor Livingstone para explicar qué es exactamente el feelgood. Porque, seguramente, si eres asiduo a este blog, el género te sea tan desconocido como lo era para mí.

-¿Qué es eso del feelgood?
-Novelas en las que los protagonistas jamás comen acelgas -resumió ella [...]-. Historias en las que apenas ocurre nada extraordinario, cuyos protagonistas no son grandes héroes. Historias en las que la felicidad se mide en pequeños momentos y se halla en los gestos más cotidianos...

Mónica Gutierrez en La librería del señor Livingstone

Una explicación que resume muy bien lo que es esta La librería del señor Livingstone.

Pequeña aclaración previa

Me veo en la obligación de hacer una pequeña aclaración antes de entrar a hablar del libro. Y lo hago porque, para aquellos que me leen desde hace años, puede sonar extraño que reseñe un libro de estas características.

A veces da la impresión de que solo leo ciencia ficción y fantasía, con algún toque de terror, pero creo que en la biblioteca de cualquier amante de la lectura debe haber espacio para todos los libros. Y no se puede desechar una historia solo porque no pertenezca a tal o cuál género.

Y para reforzar esa tésis, expongo aquí una estimación (bastante cercana a la realidad) de los porcentajes de novelas que he leído según su género:

  • 30% ciencia ficción
  • 30% fantasía
  • 20% terror
  • 15% thrillers de distinta índole
  • 5% experimentos diversos (clásicos, géneros rosas, libros infantiles..., los extremos que menos suelo tratar).

La librería del señor Livingstone entraría dentro de la categoría de experimentos. Pruebas de género, de narrador, de estilo, de... de cualquier cosa que me interesa, además del género en sí.

Me adelanto un poco a la conclusión para decir que no sé si volveré a leer algo parecido, pero no lo descarto. He disfrutado mucho del camino y este libro se ha ganado un hueco en esta web por derecho propio.

El libro: La librería del señor Livingstone

No llegué a este libro por casualidad, sino por una serie de muchas casualidades. Conozco a Mónica desde hace años, conozco sus libros y siempre me había dicho que se mantendrían como algo etéreo y desconocido para mí.

Hasta ahora.

Y no puedo hablar de La librería del señor Livingstone sin hablar de esas casualidades.

Tras una racha lectora muy mala, con una carga de trabajo enorme, mi mujer me pidió una recomendación de algo ligero, alegre y bonito con lo que disfrutar un rato. Ambos coincidimos con Mónica en el Festival Celsius 2018 y, cuando le expliqué qué era lo que escribía, me dijo que le recomendase algo suyo.

Como es lógico, yo acudí a la fuente original (Mónica) y fue ella la que me recomendó La librería del señor Livingstone.

Un poco después, mi mujer se lo leyó. Lo hizo a pequeños sorbos, aunque muy constantes, y terminó de leerlo en pocos días. Algo que no sucedía desde hacía años. Me contó de qué iba, de lo que le había gustado y el tema se quedó ahí.

Sin embargo, yo también sufría un bloqueo lector muy intenso. En 2017 leí mucho más de lo que podía abarcar (entre informes de lectura, lecturas cero y libros por placer) y a principios de 2018 mi ansia lectora se deshizo en mil pedazos.

A lo largo de este año he empezado más de 30 libros diferentes, que forman varias pilas muy molestas a lo largo de mi casa, y no he sido capaz de terminar ninguno que no fuera por obligación.

Hasta ahora.

Ante la amable insistencia de mi mujer y la curiosidad por leer una novela de Mónica, cedí y empecé el libro. Lo hice sin mucha intención de terminarlo, solo para ver otro estilo diferente y para conocer un poco más la faceta escritora de Mónica.

Pero devoré el libro.

Y por eso estoy aquí. Para contarte qué es esto de La librería del señor Livingstone y el género feelgood que escribe Mónica.

Ficha técnica

Agnes Marti es una arqueóloga en paro que se ha mudado a Londres en busca de una oportunidad laboral. Una tarde, desanimada y triste por su poco éxito profesional, tropieza en el corazón del barrio del Temple con el pomo de una puerta en forma de pluma, el sonido de unas lúgubres campanillas y el hermoso rótulo azul de Moonlight Books. La librería, regentada con encantador ceño fruncido por Edward Livingstone, debe su nombre a un espectacular techo de cristal que permite contemplar la luna y las estrellas en las noches despejadas. Intrigada por la personalidad y el sentido del humor del señor Livingstone, Agnes decide aceptar la oferta de convertirse en ayudante del librero mientras continúa su búsqueda de trabajo. El té de la tarde en el rincón de los románticos, las visitas de Mr. Magoo, las conversaciones con la bella editora de Edward, las cenas junto a la chimenea del Darkness and Shadow y la buena lectura convencerán a Agnes de que la felicidad está en los pequeños detalles cotidianos.

Pero aunque Moonlight Books podría parecer un oasis de paz en el acelerado Londres, las extrañas campanillas de su puerta daran paso a los sucesos más inesperados: una noche de tormenta, el inspector John Lockwood....

Confieso que empecé a leer con timidez. No sabía qué esperar. Me habían insistido en que le diera una oportunidad, tenía el libro en casa... y me lo abrí casi sin esperar leer más de un puñado de páginas antes de dejarlo.

Normalmente no cedo a las presiones externas para leer nada que no me apetezca, pero las personas que me lo recomendaron sabían de mi crisis lectora de este 2018. Sabían de esos más de 30 libros en la pila de libros-empezados-no-terminados y de mi incapacidad para terminar un solo libro de ficción este año. Así que, si ellas que conocían el problema me lo recomendaban...

Quizá esa fue la clave para quedarme atrapado y leerme <a href=" La librería del señor Livingstone en unos pocos días. No buscaba un viaje espectacular, no quería nada que me hiciera sufrir, no quería una complejidad tramática que me hiciera releer pasajes, ni quería dedicar horas a entender el planteamiento y el desarrollo del autor.

No quería ciencia ficción dura, por resumirlo de alguna forma.

Así que empecé a leer las vicisitudes de Agnes dejándome llevar por sus pasos y sus pensamientos.

Hasta que me encontré disfrutando de las referencias a autores y libros clásicos, del ambiente de ese Londres mágico que tanto me gusta y del humor gruñón del señor Livingstone, y me di cuenta de que llevaba leído un 20%.

Como bien dicen los propios personajes de La librería del señor Livingstone, lo importante no es la acción ni los enormes retos de un héroe. Lo importante es el día a día, la ambientación, los diálogos y el transportar al lector a ese Londres mágico, a esa pequeña librería, con ese librero malhumorado y ese niño demasiado inteligente para relacionarse con nada más que con libros.

En cuanto a eso que dicen de que apenas ocurre nada extraordinario, debo decir que no estoy de acuerdo. No ocurre nada explosivo, pero sí que ocurren cosas extraordinarias. Mónica dibuja personas, no personajes, te proporciona una buena dósis de cultura clásica y le da un toque especial con una historia de amor que, a pesar de ser el centro durante una buena parte del libro, no es lo mejor que sucede.

En definitiva

La librería del señor Livingstone es un libro para disfrutar del camino. Para desconectar del mundo que nos rodea y concentrarnos en otro en el que no existe maldad. O, como es mi caso, para reencontrarme con la lectura.


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