Revista Literatura

La llamada intempestiva

Publicado el 05 marzo 2013 por Ludwig
La llamada intempestivaRing, ring.
- La Innombrable le desea buenas tardes. Le habla David. ¿Dígame?.
- Hola. Soy el director general. Estoy en el aeropuerto y tengo un problema. Me han robado el portátil. Necesito me lo solucionen antes de dos horas.
- No se preocupe. Se lo vamos a solucionar.
- Gracias. Espero noticias. Adiós.
David alargó la mano y acercó un papel en el que figuraban los teléfonos del personal del departamento.
Buscó el número de teléfono del primer nombre de la lista y lo marcó en su terminal.
- Si. Dígame.
- Hola. Soy David.
- Dime, ¿qué pasa para que me llames a casa?.
- Resulta que al director, que está en el aeropuerto, le han robado el portátil.
- Pues que ponga una denuncia en la policía.
- Necesita otro portátil con sus datos.
- Pues a mi que me registren. Yo no tengo ninguno. Además, desde que no me promocionaron, la verdad es que este tema me importa un bledo. Llama a otro. Adiós.David marcó el siguiente teléfono, el de la jefa.
- Mejor llama a Fernández. Él sabrá que hacer. Si no lo encuentras llama a Gaspar.
- Gaspar ya me ha dicho que no puede hacer nada.
- Pues prueba con Fernández.Diez minutos más tarde.
- Hola. ¿Ya está solucionado? - preguntó la jefa.
- No. No he conseguido que me contestara el teléfono.
- Entonces llama a Eduardo. Es el que menos quisiera que se ocupara de esto, pero no queda nadie más.
- ¿Por qué no le gusta que sea Eduardo quien solucione este tema?.
- Porqué es un tipo anárquico. Se salta las normas a la torera, tiene ideas propias y no las oculta.
- Entonces, ¿lo llamo?.
- Si. Es el único capaz de resolver este marrón. Dime algo cuando hayas hablado con él.
***
- ¡Piuuuuu!. Solicito permiso para entrar en cámara de compresión.
- ¡Maldita sea Eduardo!. ¡Que estamos haciendo el amor!. ¿Quieres de dejarte de juegos?. ¡Permiso concedido!.
...
- Eduardo. Ya estás en la cámara de compresión. Ahora, ¿te importaría moverte un poco?. ¡Me tienes a cien con tus juegos, cabrón!.
- Ah. Es verdad. Lo había olvidado. Me pongo en ello. ¿Así?.
- Siiiiiiii. ¡Oh!, ¡ah!.
- No te noto muy comunicativa...
- ¡Calla y no pares!.¡Ring! ¡Ring!.
- ¡Ni caso!. ¿Oyes?. ¡Ni caso!. ¿Qué haces?. ¡No contestes el teléfono!.
- Es del trabajo. No tengo más remedio - estiró el brazo, cogió el móvil y pulsó el botón "contestar" -. Si. Soy Eduardo. Dime David - pasaron dos minutos -. OK. Voy inmediatamente.
Colgó el teléfono y la miró a los ojos.
- Lo siento. Es un código rojo. He de dejarte - saltó de la cama y empezó a vestirse -. Le han robado el portátil al director en el aeropuerto y en una hora sale su avión. Si no lo recupera no podrá hacer el viaje. Lleva todo en su disco duro.
Se acercó a la cama y dió un beso a la chica.
- Espérame. No tardaré.
- ¿No hay nadie en quien puedas delegarlo?.
- Claro que si. Pero conociéndolos como los conozco, el director perdería su avión. Hasta ahora.
Regresó al cabo de una hora y media. Entró en la habitación. Sonrió cuando comprobó que le estaba esperando despierta. Empezó a desnudarse.
- ¿Todo arreglado?.
- Todo arreglado. El pájaro ya vuela. Me he esperado para verlo partir.
- ¿Has recuperado su ordenador?.
- No, pero no me preocupa. Todos los datos estaban encriptados. Le he dado otro ordenador.
- ¿Y sus documentos?.
- Siempre tiene una copia en la nube. En diez minutos estaba todo recuperado.
Eduardo se metió en la cama después de quitarse la última prenda de ropa. La abrazó.
- Por dónde íbamos. Uf. Creo que has perdido temperatura. Habrá que repetir el precalentamiento de nuevo...
...
Una hora más tarde estaban compartiendo un cigarrillo.
- Que sea la última vez que me abandonas por causa del trabajo - dijo ella.
- ¿Has pensado en lo que hubiera pasado si el director no sube al avión, regresa a casa y  encuentra vacía la cama de su esposa?.
 

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