Revista Diario

La mariposa y la piedra

Publicado el 30 abril 2012 por Laguarida

La mariposa y la piedra
La mariposa y la piedra(The making-plof)


Érase una vez, en un país muy lejanoHabía una vez, una hermosa mariposaNo, no, demasiado clásico. ¡Fuera! Por ahí no vamos bien…La luz fulgurosa del nuevo día despertó a los seres que habitaban aquel hermoso lugar   ¡Qué ñoñez, pardiez! Cansada de lucir su colorido aleteo,decidió posarse en la enorme piedra gris,junto al regato,   Bueno, así puede valer. Veamos…Cansada de lucir su colorido aleteo,decidió posarse en la enorme piedra gris,junto al regato, bajo el viejo sauce.Y, antes de plegar, por fin, su petulancia,buscó su imagen, ceñida de hiedra.El reflejo de las aguas le devolvió,como ella esperaba,toda la magnitud de su belleza.La mariposa suspiró, afectadamente:-Qué difícil esta vida, siempre de flor en flor. Es tan duro ser tan bella… Que esclava me siento de mi propio ser, aquel que he de lucir para regocijo de otros. Ay...Un extraño temblor, bajo sus delicadas patas,la interrumpió:La enorme piedra gris estaba bostezando.En fin, ya sé, las mariposas no hablan, las piedras no bostezan... Pero en este cuento sí. Eh, un momento: “Las piedras que dormían” Oye, de aquí puede salir otro cuento, o un relato raro, o algo, ¿no?Bueno seguimos.

Eh… ah, sí.

Un extraño temblor, bajo sus delicadas patas,la interrumpió:La enorme piedra gris estaba bostezando.-¡Ya no aguanto más! –exclamó entre bostezos.-¿Quién…? –intentaba preguntar la mariposa, timorata.-¡Ya no aguanto más! –repitió con voz aún más grave.-¿Quién, quién habla? –qritaba su angustia.-¡Mira bajo tus ridículas patas! –respondió la nada.Y, entonces, la enorme piedra gris abrió su ojo.¿Por qué un solo ojo?¡Por las pelotillas de mi jersey! Es una piedra y esto es un cuento: puede tener los ojos que yo quiera, diantres.Seguimos.Y, entonces, la enorme piedra gris abrió su ojo.-Oh, no sabía que las piedras estuviesen vivas-Y yo no sabía que las mariposas tuvieran entendederas. ¿De qué te quejas tanto? Ojalá pudiera yo volar, ojalá pudiera ver el mundo.-¿El mundo? ¡Ja! Ojalá fuera yo piedra, ojalá pudiera descansar eternamente. No te pierdes nada, ¿sabes? Tú estás aquí tranquila, sin el peligro constante de ser devorada por los pájaros.-No, claro… A mí, los pájaros, sólo me cagan, constantemente.Sumergidas, ambas dos,en su acalorada discusión,no se percataron de la nube;que, si bien, había llegado con el resto del celaje,no parecía seguir los caminos dictados por el viento.En ningún momento cambió su forma blanca y esponjosa;sólo descendía, y descendía,cada vez más, y más.Al llegar a la altura de la piedra y la mariposa,la nube se tornó rojiza y oscura,y comenzó a diluirse en una lluvia viscosa.El líquido sanguinolento, sin llegar a tocar el suelo, fue adquiriendo una forma sorprendente.Piedra y mariposa persistían en su litigio,ajenas al espectáculo que se les ofrecía.-¿Podríais dejar de discutir y prestarme un poco de atención? Os habéis perdido toda mi escenificación –protestó aquel diminuto ser humanoide.-Y tú, ¿quién puñetas eres? –preguntó la piedra airadamente.-Soy el duende de las nubes, so pedrusco cascarrabias.Duende de las nubes… Duende de las nubes… El duende-nube no está patentado, ¿verdad? Yo creo que no, y eso da para otro cuento: “La fábrica de duendes” o algo así... Bah, al lío.-Soy el duende de las nubes, so pedrusco cascarrabias. Os vengo oyendo desde hace días, y he venido a concederos vuestros deseos. No suelo hacerlo, pero sois tan pesadas…-¿Qué deseos? –preguntaron, piedra y mariposa, al unísono.-Intercambiar vuestros papeles en este mundo, ¿qué va a ser si no?El ojo de la piedra miraba a la mariposa.Los miles de omatidios de la mariposa hacían lo propio con la piedra.Omatidios, sí, que para eso está Wikipedia. Y seguimos…Los miles de omatidios de la mariposa hacían lo propio con la piedra.-¿De veras? ¿Me convertirás en mariposa? ¿Y podré ver el mundo?–la aún piedra no podía creérselo.-¡Es fantástico! Así podré descansar tranquila, todo el tiempo que quiera –la mariposa ya soñaba con su nueva condición.-¡Concedido! –dijo el duende de manera breve y concisa, pues tenía prisa.¿Y ahora qué? Pues ahora un cierre que sea inesperado y pelín amargo, como nos suele gustar. Y rapidillo que tengo ganas de terminar.Y la Tierra se salió de su órbita y fue a parar al Sol.Muy gracioso. Venga, va, pensemos, pensemos…-¡Concedido! –dijo el duende de manera breve y concisa, pues tenía prisa.Y el prodigioso suceso tuvo lugar.La piedra, en su nueva condición, agitó sus alas,Y, cual mariposa que era, revoloteó, y revoloteó, sin parar.Para estupor de todo el orden de los lepidópteros,que nunca vieron semejante congénere, tan activo como aquél.Al cabo de una hora se cansó de volar;se posó en una flor cualquiera y comió de su néctar.Y comió, y comió, sin parar.Para estupor de todo el orden de los lepidópteros,que nunca vieron semejante congénere, tan hambriento como aquél.Atiborrada, la flamante mariposa se dejó caer por entre los estambres, y quiso tumbarse sobre el pistilo, conocimientos florísticos aparte, pero…-¡Ay, ahí hay un pájaro que me quiere comer! –exclamó, alardeando de gramática.Y quiso levantar el vuelo, pero iba tan cebada de polen…-¡Duende de las nubes, duende de las nubes! –gritaba-. ¡Devuélveme a mi ser original!Dos horas le había durado la alegría de ser mariposa, y de ser, en el más amplio sentido de la palabra.(Vida efímera)Escena eliminada:En el nido, los polluelos recién llegados a este mundo estiraban el cuello al regreso de su madre. Las mariposas eran el bocado preferido de aquellos polluelos, y todos piaban enloquecidos. Bueno, todos menos de uno que, en realidad, era un señor de Albacete que deseó ser pájaro en voz alta, justo cuando el duende de las nubes pasaba por allí.FIN¿Y la mariposa? ¡Osti, la mariposa!Entre tanto, la mariposa disfrutaba… ¿siendo piedra?¡Solo diez minutos le duró la satisfacción!Apenas había empezado a sentirse fría y rígida,y ya estaba harta de ser piedra.-Tranquila –le susurró un canto rodado que no hacía más que estar por allí cerca-, tan solo te quedan algunos millones de años para dominar el arte de abrir tu ojo. Y en lo que te quieras dar cuenta, milloncete de lustros arriba o abajo, la erosión te habrá dejado como a mí, en total disposición de ser usado para hacer la rana sobre el agua, ¿verdad que es emocionante?-Qué duro, ser tan duro -dijo, aunque no lo oyese ni Dios.(Tediosa eternidad)Y FIN


(Ah, y cuidado con lo que pides cuando el cielo está nublado).




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